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São Paulo planta cara con un festival a la censura cultural de Bolsonaro

El Ayuntamiento programa, en defensa de la libertad de expresión, películas, obras de teatro, exposiciones y conciertos de obras perseguidas en 2019. Es gratis y dura 15 días

Naiara Galarraga Gortázar
El concierto inaugural del festival Verano sin censura en São Paulo este viernes.
El concierto inaugural del festival Verano sin censura en São Paulo este viernes.Toni Pires

La ciudad de São Paulo inauguró este viernes por la noche un variado festival cultural cuya programación fue diseñada en realidad por el presidente Jair Bolsonaro y los suyos en el año que llevan en el poder. Verão sem Censura (Verano sin censura) ofrece gratis hasta fin de mes obras censuradas en Brasil desde que el ultraderechista llegó al poder y durante la dictadura. Son obras de teatro, películas, conciertos, conferencias, exposiciones… “Es con nuestras pequeñas actitudes cotidianas como vamos demarcando el terreno de nuestras libertades”, proclamó el cantante Arnaldo Antunes, exTribalistas, protagonista del concierto inaugural porque uno de sus videoclips, que cita milicianos, terraplanistas, torturadores y fundamentalistas, fue censurado en un canal público de televisión.

Protagonista de uno de esos pequeños actos personales de resistencia, la guionista Thamie Kato, 29 años, estaba allí, en una céntrica plaza de la metrópoli, escuchándole con dos colegas. “Venimos porque somos artistas, porque estamos sintiendo en nuestra piel el desmantelamiento de la cultura”, explicó. Solo horas antes Bolsonaro había destituido al máximo responsable de Cultura de su Gobierno por copiar al propagandista nazi Joseph Goebbels precisamente en un discurso para presentar subvenciones para obras en consonancia con la ideología bolsonarista. El presidente ha ofrecido el cargo a Regina Duarte, una veterana dama de las telenovelas.

El festival, que organiza el Ayuntamiento paulistano en pleno verano austral, se presenta como “una resistencia que lucha por el bien más valioso de nuestra cultura, la libertad de expresión. Se trata de combatir la represión, la censura y los prejuicios produciendo cosas buenas, bonitas y fuertes”, en palabras del concejal de cultura de la metrópoli, Alexandre Yousseff.

El público baila durante el concierto del DJ de funk Rennan da Penha, este viernes en São Paulo.
El público baila durante el concierto del DJ de funk Rennan da Penha, este viernes en São Paulo.Toni Pires (EL PAÍS)

El programa, que ya el viernes incluyó un concierto de Rennan da Penha, el dj más famosos del funk de la rival Río de Janeiro, es amplio, diverso y repartido por esta ciudad de 12 millones de habitantes. Durante dos semanas, ofrece también la proyección de una película biográfica sobre una exprostituta y del filme elegido por Brasil para ir a los Oscar, A vida invisíbel, obras de teatro, una mesa redonda sobre Marighella, un guerrillero comunista símbolo de la oposición armada a la dictadura, la conferencia de una historiadora sobre la novela 1984, una exposición de libros censurados por la Iglesia católica, los nazis o el régimen militar brasileño, un concierto de las rusas Pussy Riot

Aunque el concejal afirma que este “no es un proyecto de antagonismo al Gobierno federal”, Brasil es campo de batalla de una guerra cultural con múltiples frentes desde que el exmilitar nacionalpopulista y conservador ganó las elecciones con el 55%. Él y sus seguidores más fieles tienen a los artistas en su punto de mira porque los acusan de promover un supuesto “marxismo cultural”.

Concluido el concierto de Antunes, el público cambió. Llegaron más veinteañeros, más negros, más transexuales, más parejas gays… minorías estas últimas que se sienten más amenazadas desde que gobierna la extrema derecha. Llenaron la plaza para escuchar a la estrella de la noche, Renan da Penha, el dj del baile funk más exitoso de Río de Janeiro, un auténtico ídolo para la juventud de la periferia, recién salido de la cárcel por una condena de colaboración con el tráfico de drogas muy criticada por sus seguidores y el colegio de abogados de Brasil.

Evair Maciel y sus amigas en uno de los conciertos inaugurales del festival, este viernes en São Paulo.
Evair Maciel y sus amigas en uno de los conciertos inaugurales del festival, este viernes en São Paulo.Toni Pires (EL PAÍS)

“Estoy aquí por el funk y por la causa, porque estuvo preso injustamente”, contaba Evair Maciel , 23 años, organizador de eventos que tomó un bus y el metro para llegar hasta el centro desde el sur de São Paulo. Cuenta que el baile de la Gaiola, ideado por el disc jockey, llegó a ser el mayor de Brasil. Hasta que fue encarcelado reunía a decenas de miles de personas en una favela de Río para bailar al ritmo del funk carioca, que las autoridades siempre han visto con malos ojos. “Nunca van a silenciar a la favela”, proclamaba da Penha ante el delirio de sus fans.

Cientos de jóvenes se contonearon a gusto al frenético ritmo de su música electrónica. Pero no solo era diversión. Para la estudiante de moda de 23 años Isabella Asheri la presencia de Da Penha también “es importante para la causa negra, tenemos que estar unidos ante el asedio de la policía aquí, en Brasil”. Eso sí, estaba allí, pudo venir a escucharle porque era gratis. ““Si hubiese que pagar no estaría aquí”. Al obstáculo del dinero, se suma la distancia. Entre los presentes, algunos viajaron 90 minutos para al corazón de São Paulo.

Buena parte de los asistentes consultados expresaban su sorpresa porque el Ayuntamiento, dirigido por un alcalde centrista liberal, dé un paso al frente en defensa de la libertad creativa. Para muchos es simultáneamente reivindicación y un guiño a los paulistanos más progresistas con la vista puesta en las municipales de octubre próximo.

El movimiento Passe Livre, que está inmerso en una campaña de protesta por la subida de diez céntimos hasta 4,40 reales (1 dolar, 0,95 euros) del billete de metro y autobús, aprovechó el evento para acusarle de hipocresia porque, sostienen, el aumento de precio "es censurar la ciudad a los más pobres".

Estos son algunos de los eventos incluidos en el festival Verão Sem censura:

Bruna Surfistinha. La película, que cuenta la historia personal de una prostituta, fue señalada por Bolsonaro al decir que no podría admitir que con dinero público se hicieran filmes como este. Tras la proyección, la protagonista de la historia y la actriz que la encarnaban conversarán.

Roda Viva. La obra teatral escrita por Chico Buarque será representada en día 31 de enero como cierre del evento. El espectáculo, dirigido por José celso Martínez, fue atacado por los denominados Comandos de Caza de Comunistas (CCC) durante la dictadura (1964-1985).

Marighella. El guerrillero protagonizará una mesa redonda entre el periodista Mario Magalhães y la nieta del hombre convertido en símbolo de la lucha contra la dictadura. La película basada en su vida y dirigida por Wagner Moura tiene ya, por cierto, fecha de estreno en los cines de Brasil, será el 14 de mayo.

Banidos. Una exposición reúne libros censurados a lo largo de la historia incluido Capitães de Areia, de Jorge Amado, del que cientos de ejemplares fueron pasto de las llamas en una plaza pública de Salvador de Bahía en 1937 cuando la dictadura de Getulio Vargas quemó más de 1.800 ejemplares de ese y otros títulos.

1984. La historiadora Lilia Schwarcz analiza en una conferencia el clásico de George Orwell que se ha convertido en uno de los libros más vendidos en Brasil.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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