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Crítica | LA SUITE NUPCIAL
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El pozo de la comedia

'La suite nupcial', cuarta película como director y guionista del también actor Carlos Iglesias, es un vodevil de otro tiempo, seguramente sin parangón en el último cine español

Imagen de 'La suite nupcial'. En vídeo, un avance de la película.
Javier Ocaña

LA SUITE NUPCIAL

Dirección: Carlos Iglesias.

Intérpretes: Carlos Iglesias, Ana Arias, Eloísa Vargas, José Mota.

Género: comedia. España, 2020.

Duración: 92 minutos.

En el drama quizá sea más fácil encubrir la falta de talento para la escritura. Se puede ser sutil o, por el otro extremo, tremendista, y se logra disfrazar durante más tiempo la verdadera cara de la creatividad. En la comedia es imposible: tres o cuatro tentativas de gracia seguidas y el castillo se derrumba en segundos. La suite nupcial, cuarta película como director y guionista del también actor Carlos Iglesias, es un vodevil de otro tiempo, seguramente sin parangón en el último cine español.

Rancia en sus situaciones, ridícula en sus diálogos y pedestre en su puesta en escena, la película puede tener el honor de incluir la secuencia de pelea sentimental y de guerra de sexos más larga que este crítico recuerde haber visto en una comedia: 21 minutos ininterrumpidos de chistes sonrojantes entre un maduro infiel, interpretado por el propio Iglesias, y su joven amante. Una especie de suma de sketches de mala televisión, al estilo de aquellas jurásicas matrimoniadas, pero en una producción de 2020, ambientada en Toledo, con el apoyo económico de instituciones públicas de la comunidad de Castilla-La Mancha.

Iglesias, que comenzó su carrera con Un franco, 14 pesetas, película popular de corte autobiográfico y variadas virtudes, que consiguió conectar con un amplio sector de público tanto en cines como en sucesivos pases televisivos, no ha logrado repetir posteriormente aquel éxito. Pero ¡Ispansi! (¡Españoles!), de 2011, y la secuela Dos francos, 40 pesetas, de 2014, que en modo alguno eran buenas, tampoco auguraban este pozo creativo, del que sale vivo José Mota, en el que hay secuencias que parecen cortadas a hachazos en montaje, seguramente porque en rodaje no se cubrieron con las tomas necesarias.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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