Muere Sue Lyon, la Lolita de Stanley Kubrick
El escritor de la novela, Vladímir Nabokov, tenía claro que la actriz, fallecida el jueves a los 73 años, era la única que podía interpretar al personaje en la gran pantalla
Sue Lyon, quien a los 14 años dio vida a Lolita en el filme homónimo de 1962 de Stanley Kubrick, murió el pasado jueves por la noche a los 73 años en Los Ángeles (Estados Unidos). Aunque la causa de su muerte no ha sido hecha pública, la salud de la actriz se había ido deteriorando durante los últimos años, tal y como ha revelado su amigo Phil Syracopoulos. A pesar de que su papel más recordado sea el de Lolita en 1962, la intérprete estuvo en activo desde 1959, cuando debutó en la serie El show de Loretta Young (donde la descubrió Kubrick), hasta 1980, con Alligator: la bestia bajo el asfalto.
En España la película no se estrenó hasta 1971, y solo en salas madrileñas y barcelonesas de arte y ensayo, pero pronto aquella imagen de una adolescente en bikini con gafas de sol en forma de corazones, al borde de una piscina y chupando una piruleta (el póster de la película, de Bert Stern, imagen que no aparecía en el metraje), o dejándose pintar las uñas de los pies por un desquiciado Humbert Humbert -encarnado por James Mason- marcó el inconsciente de una generación de cinéfilos, que recordarán cómo el pederasta Humbert pronunciaba con pausas su nombre: "Lo-Li-Ta". Su gran papel llegó después de pasar un exhaustivo casting al que se presentaron más de 800 actrices. El escritor de la novela original, Vladímir Nabokov, tenía claro que ella era la única que podía interpretar a la joven en la gran pantalla. "La ninfa perfecta", fue el apelativo que el autor utilizó para referirse a ella, aunque también apuntó a que le hubiese gustado que la encarnara la francesa Catherine Demongeot. Stanley Kubrick rehuyó el choque con la censura al escoger a una actriz con más edad (14, aunque en pantalla se afirmara que Lolita tenía 15) que la nínfula del libro (12 años).
Para Suellyn Lyon fue el principio y el fin, la virtud de encontrar un papel que la lanzaría al estrellato e interpretarlo a la perfección, y la condena de que ningún espectador la olvidaría, por mucho que creciera delante y detrás de las cámaras. Nacida en Davenport (Iowa), Lyon comenzó a actuar de niña. Última de cinco hijos, su padre murió cuando ella solo tenía 10 meses. Tras mudarse la familia a Los Ángeles, Lyon comenzó como modelo para catálogos de la cadena de tiendas J. C. Penney y a aparecer en algún anuncio televisivo. Antes de Lolita solo había participado en producciones para la pequeña pantalla, como la serie Daniel, el travieso o la mencionada El show de Loretta Young.
Después de su primera incursión en el cine, con la que ganó el Globo de Oro en 1963 de la categoría de "actriz revelación", trabajó en La noche de la iguana, en 1964, bajo la dirección de John Huston. Aquel mismo año se casó, en un breve matrimonio, con el guionista Hampton Fancher III. En el cine no le fueron las cosas mejor, con trabajos en Siete mujeres (1966), de Ford; Un fabuloso bribón (1967), de Irvin Kershner, o Hampa dorada (1967), con Frank Sinatra. Warren Beatty casi la elige para coprotagonizar con él Bonnie y Clyde, pero se decidió por Faye Dunaway, mientras que Lyon se casaba con el fotógrafo afroamericano Roland Harrison en 1971. De ese matrimonio nació su hija, Nona, en Los Ángeles, antes de que se divorciasen en 1972. Algunos de sus comportamientos más erráticos Lyon los achacaba a ser maniaco-depresiva, lo que se trataba con litio.
Un buen ejemplo es su tercer matrimonio, el que en 1973 le unió con un recluso de una prisión de Denver, Gary Adamson, condenado por robo y asesinato. Lyon obtuvo una rebaja en su condena, se puso a trabajar como camarera cerca de la penitenciaría, y se divorció en 1974, cuando Adamson volvió a robar. Lyon se casó dos veces más.
En cuanto a su carrera artística, no logró mejores papeles ni en cine ni en televisión. Su carrera acabó en 1980 con Alligator: la bestia bajo el asfalto, con Robert Forster, e hizo pública su retirada en 1986. Durante mucho tiempo, Lyon renegó de Lolita. Cuando en 1997 se estrenó la nueva versión de Adrian Lynne, la actriz aseguró a Reuters: “Estoy horrorizada con la idea de que quieren resucitar el filme que causó mi destrucción como persona”.
Dos películas para su estancia en España
Lyon le dio un giro radical a su vida al casarse en 1971 con el fotógrafo afroamericano Roland Harrison. El racismo galopante de aquella sociedad estadounidense forzó a la pareja a tomar la decisión de mudarse. Y eligieron España. De ahí que Lyon apareciese en Una gota de sangre para morir amando (1973), de Eloy de la Iglesia, thriller con aroma a La naranja mecánica (no solo en la acción, Lyon aparece leyendo el libro de Burgess, en lo que parece un guiño involuntario a Kubrick) con el hijo de Robert Mitchum, Chris, y Jean Sorel.
Su segundo trabajo español fue Tarot (1973), de José María Forqué, con Fernando Rey y Gloria Grahame, y argumento de Rafael Azcona, una película bastante floja con cierto toque erótico, en la que Lyon da vida a una chica que se casa con un hombre mayor ciego por dinero, mientras mantiene una relación con su criado. Al final, la rubia acaba en el ojo del huracán de una conspiración de todos los criados para obtener la herencia.
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