Seis autoras con premio, ¿hay una nueva literatura argentina?
El rotundo reconocimiento a escritoras del país sudamericano con varios galardones internacionales no confirma una corriente, pero sí un conjunto de calidades
Son seis, son escritoras, son argentinas y todas han recibido en los últimos meses un importante premio internacional. Casualidad o fenómeno, lo cierto es que seis autoras de generaciones distintas, de géneros dispares y estilos en ocasiones contrapuestos han copado los últimos grandes galardones literarios en español en un reconocimiento curiosamente coincidente de un auge y una calidad probada. ¿Hay una nueva literatura argentina o solo comparten, como dice Leila Guerriero, el hecho de tener misma nacionalidad y ovarios? ¿O es que de repente alguien, varios, muchos, las han descubierto?
“No creo que haya una nueva literatura argentina, sino más bien textos contundentes, asertivos, sin concesiones, escritos por autoras que están muy bien plantadas en la posición que tomó el movimiento de mujeres en los últimos años y que por tanto derraman en sus trabajos la misma fuerza con la que viven en la sociedad en que les tocó vivir”, afirma Claudia Piñeiro (Burzaco, 1960). Ella abrió el particular desfile 2019 con el premio Pepe Carvalho que concede BCNegra, que antes han recibido autores como Petros Márkaris, Andrea Camilleri, Dennis Lehane o James Ellroy.
Pero es en las últimas semanas cuando otras autoras han tomado impulso y han desbordado los reconocimientos internacionales: María Gaínza (Buenos Aires, 1975) ha recibido el Sor Juana Inés de la Cruz que otorga la Feria del Libro de Guadalajara por La luz negra (Anagrama, 2018), una novela de impostores y de arte. Mariana Enríquez (Buenos Aires, 1973) está a punto de publicar Nuestra parte de noche, que ha obtenido el premio Herralde que concede Anagrama y que nos traslada a un extraño mundo de carretera, mediums y suspense. Selva Almada (Entre Ríos, 1973) ha obtenido el premio de la Feria Internacional del Libro de Edimburgo por El viento que arrasa (Mardulce, 2012, ahora traducido al inglés). Leila Guerriero (Junín, 1967) es la nuevo premio Manuel Vázquez Montalbán. Y María Moreno (Buenos Aires, 1947), el premio Iberoamericano Manuel Rojas que concede Chile y que antes han recibido grandes como Ricardo Piglia, Margo Glantz o Juan Villoro.
“Cada cierto tiempo se anuncia una nueva literatura. La poeta Tamara Kamenszain ha dicho que el cupo femenino no es un instrumento para inventar algo que no existe sino para hacer visible algo que se tenía ante las narices”, responde María Moreno. “Estos premios lo demuestran”. Ella es la decana de un grupo que no es tal, pero no por casualidad sus libros han saltado a España desde 2017, cuando publicó la novela Black out (Literatura Random House), una autobiografía cruda, salvaje, honesta, de una vida mojada en periodismo y alcohol. El fallecido director Claudio López Lamadrid la animó a reunir sus artículos sobre erótica y feminismo en Panfleto, recién publicado en la misma editorial junto a Un banco a la sombra, un singular recorrido por plazas y pueblos.
“La patria debería ser una sin aduanas ni peajes de real academia y tanto Selva Almada como Gabriela Cabezón (por no hablar solo de las premiadas) la reinventan, la ponen en movilización”, afirma Moreno. O en palabras de María Gaínza: “Lo que la mente enfoca, crece”.
Premiadas o no, en el club de mujeres latinoamericanas que merece la pena leer Piñeiro incluye a las mexicanas Fernanda Melchor, Valeria Luiselli o Guadalupe Nettel, la boliviana Liliana Colanzi, la peruana Gabriela Wiener, las chilenas Nona Fernández, Alejandra Costamagna y Lina Meruane y la ecuatoriana María Fernanda Ampuero. “A lo mejor ha llegado el momento de que los hombres aprendan a armar lo universal desde lo femenino, como durante siglos hemos hecho nosotras, pero al revés”.
Leila Guerriero, articulista de EL PAÍS y gran cronista de la realidad argentina, no ve una nueva corriente o momento colectivo, sino que prefiere interpretarlo como "un conjunto de alegrías singulares". "No me gustaría verlo como un fenómeno, porque hablar de un conjunto borra las singularidades. Son autoras exquisitas, de algunas soy amiga y admiradora, incluso editora o he querido serlo. Son todas admirables y el hecho de que nos lo hayan dado en un corto espacio de tiempo depende de una cronología que nos excede a nosotras", asegura.
"Además no somos las primeras argentinas en ganar premio", continúa Guerriero. "Hebe Uhart ganó premios de mucho peso y reconocimiento al final de su vida. No creo que haya mucho que nos una más allá de que hayamos nacido en un mismo país y de que tengamos ovarios y hormonas femeninas, por ahora (ríe). Pero es un momento de alegría".
Ovarios, hormonas, pasaporte argentino las une. Una alta calidad literaria, sin duda.
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