El dibujo arrebatado
Makoto Shinkai se vuelve a servir de una historia sobrenatural para intuir la existencia de dos dimensiones en paralelo
El éxito internacional y el posterior estreno en cines españoles de Your Name permitió, hace ahora dos años, que la poesía visual y narrativa del japonés Makoto Shinkai, hasta entonces reducida al círculo de especialistas en anime, cruzara por fin la barrera del desconocimiento general en nuestro país. Dotado de un lirismo exacerbado y de unas señas de identidad basadas en el perfeccionismo del dibujo, el arrebato romántico y la fundamental influencia en sus relatos del espacio y del tiempo, expuestos al mismo tiempo como obstáculos y como salvoconductos para la pasión, el director y escritor japonés apenas tiene parangón en su reincidente estilo. Unas formas y unas peculiaridades de fondo en las que abunda en su último trabajo, El tiempo contigo, precioso melodrama de incontenible fuerza musical e insólita magia.
EL TIEMPO CONTIGO
Dirección: Makoto Shinkai.
Género: melodrama de animación. Japón, 2019.
Duración: 112 minutos.
“El clima refleja el ánimo de los cielos”. Esta es la frase que podría resumir la película y la que también sirve como paradigma de la personalidad de Shinkai: sin miedo a acercarse a lo sublime pero siempre a un paso de la cursilería, y con la capacidad para escapar de esta gracias a la extrema conjunción del tono de sus relatos y el trazo de sus dibujos. Al igual que en Your Name, aunque quizá un pequeño escalón por debajo en cuanto a calidad, el director de El lugar que nos prometimos (2004) y Cinco centímetros por segundo (2007) se vuelve a servir de una historia sobrenatural para intuir la existencia de dos dimensiones en paralelo. Y con una protagonista que escapa de cualquier naturalismo: la chica que hace lucir el sol.
En El tiempo contigo, protagonizada por dos adolescentes y destinada principalmente a ellos (pero no solo), se funde la cotidianidad de un chico que abandona su pueblo para intentar integrarse en la jungla de un Tokio cerca de lo apocalíptico, y el hechizo de una misteriosa joven con poderes para manipular el clima. Así, los problemas laborales y sociales se unen al habitual espíritu divino de Shinkai, y cada plano acaba reflejando bien su valentía para la intensidad, sobre todo con ese extraordinario tratamiento de la luz en el dibujo, complicado además por la habitual presencia de la lluvia.
Shinkai sabe ser a la vez cercano y celestial y, de nuevo con la ayuda tonal de los temas del grupo de rock japonés Radwimps, como en Your Name, ofrecer interludios musicales a sus matices melodramáticos con canciones que acaban conformando un muy especial éxtasis juvenil.
Babelia
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