“Me interesa cómo se escribe de la pérdida sin ser sentimental”
El escritor Aleksandar Hemon, cuyo último proyecto es coguionista de la película 'Matrix 4', teme una división de EE UU en dos partes ante el rumbo del país desde la invasión de Irak
Para hablar de 2019, el escritor y guionista Aleksandar Hemon (Sarajevo, 55 años) se remonta a una frase de abril de 1992: "Hoy están disparando menos que ayer". Se la dijo por teléfono su madre cuando ella estaba en Sarajevo, bajo cerco serbobosnio, y él, en Chicago, donde le pilló el estallido bélico. Bosnia llevaba días sumida inexorablemente en la guerra, pero la necesidad de aferrarse al imposible regreso a un pasado idealizado (uno de los temas que explora Hemon en su obra literaria) impulsaba a su madre a creer que el fin del conflicto estaba cerca. La guerra se prolongó hasta 1995 y dejó unos 100.000 muertos y 1,8 millones de refugiados y desplazados (casi uno de cada dos bosnios), entre ellos Hemon, que reside en Estados Unidos.
La misma negación en la que se refugiaba su madre es la que Hemon percibe hoy en el país que le acogió ante un "proceso de destrucción de la democracia" iniciado con la invasión de Irak, en la década pasada, y del que considera al presidente Donald Trump "solo un síntoma". "Si por Trump fuera, no habría democracia, solo capitalismo", aseguraba por teléfono a EL PAÍS enoctubre desde su despacho en la Universidad de Princeton, donde enseña escritura creativa.
Esta capacidad para imaginar realidades inquietantes que parecen imposibles hasta que suceden es la que le ha embarcado en su último gran proyecto: coguionista de la película Matrix 4, que dirigirá Lana Wachowski y protagonizarán Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss. "Es un proyecto en el que nos complementamos porque tenemos diferentes sensibilidades y estéticas. Tengo mucha imaginación, aunque a veces soy el más escéptico, para asegurarme de que la historia tiene lógica interna. Soy un poco más cínico que ellos, con más dudas. Será porque soy bosnio, lo que es muy útil", explica sobre la elaboración del guion de mano de la propia cineasta y del también cineasta David Mitchell. Hemon ya participó en el guion de Sense 8, la serie de las hermanas Wachowski para Netflix sobre ocho personas en distintas partes del mundo que descubren que están mental y emocionalmente conectadas.
Al hablar de Matrix 4, echa mano varias veces de una expresión: "identidades polifónicas". "Es", explica, "una conceptualización del ser humano según la cual todos contenemos multitudes. En este proyecto nos interesa esa idea de identidad polifónica, de que el racismo y la intolerancia violan la riqueza humana".
Antes de explorar su faceta audiovisual, Hemon ha venido construyendo una obra literaria en inglés, una lengua distinta de la materna, con novelas y autobiografías como El libro de mis vidas, La cuestión de Bruno, El hombre de ninguna parte, El proyecto Lázaro o Cómo se hizo la guerra de los zombis, en las que aborda temas como la identidad, la nostalgia e, incluso, la muerte de su hija un año después de nacer. "La pérdida, la añoranza y el exilio me interesan emocional y literariamente. Cómo escribir sobre la pérdida sin volverse sentimental. Lo que he aprendido es que cualquier tipo de migración, sea o no como refugiado, es inherentemente traumática, divide la vida entre un antes y un después. Y al antes no se puede volver. Ese volver es nostálgico, se convierte en una utopía. Es un pasado perdido, pero está presente en la vida".
Su último libro es una exploración de los recuerdos familiares a través de dos volúmenes que se venden juntos, My Parents: An Introduction ("Mis padres: una introducción") y This Does Not Belong to You ("Esto no te pertenece"), que la editorial Libros del Asteroide publicará en España en una fecha aún por definir. El escritor mira ahora con otras lentes a esa Yugoslavia en la que creció y en la que sobre todo se aburría. "Pese a las imperfecciones del proyecto del socialismo, mucha gente creía en ese proyecto cívico. No lo aprecié entonces, pero me gustaría que volviésemos a formar juntos una sociedad. Y no es nostalgia".
Hemon suele viajar a Sarajevo para dedicarse a escribir en el apartamento familiar. El resto del año lo pasa en Estados Unidos, donde se siente "cada vez más solo" en su certeza de que el país se dirige hacia una catástrofe. "La gente tiene toda la información de que se avecina una catástrofe, pero está en estado de negación, lo que me hace estar más asustado, más distante, más desesperado. Nunca me he sentido menos estadounidense. Puedo ver la lógica de que lo que está pasando acabe en una división. Todo país de estas dimensiones necesita un proyecto cívico compartido. Y no lo tiene. Trump es una fuerza destructiva, un narcisista patológico, pero es solo una herramienta en la destrucción de la democracia. En una escala diferente, aquí la gente espera que Trump se vaya y llegue el gran cambio. Igual que hacía mi madre con que paren los disparos".
“El Nobel a Handke es inmoral: no se puede separar ética y estética”
Aleksandar Hemon es uno de los escritores que han criticado públicamente la concesión del premio Nobel a Peter Handke. El cerco a su ciudad natal, Sarajevo, el más largo a una capital en la historia moderna (43 meses), fue —para el autor austriaco— escenificado ante las "hordas" de periodistas internacionales que lo cubrían. "El Bob Dylan de los apologetas del genocidio", le llamó en una tribuna publicada por EL PAÍS tras el anuncio. Este viernes, a días de la entrega del galardón este martes en Estocolmo, Hemon insiste en que la decisión es "inmoral" y supone un blanqueamiento implícito de las tesis negacionistas del autor austriaco sobre el genocidio que cometieron las fuerzas proserbias en Srebrenica durante la guerra de Bosnia, en los años noventa. "Handke ha negado el genocidio —un hecho claramente establecido por el Tribunal de La Haya y por el mundo— y malinterpretado la guerra en Bosnia de forma constante. La concesión del Nobel valida sus opiniones, lo que es inmoral. El argumento de que hay que distinguir entre obra y personaje es falso. Primero, porque sus opiniones políticas están en su obra y, segundo, porque desde un punto de vista literario no se puede separar ética y estética".
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