Nueva Orleans y Navarra tejen la nueva novela de Dolores Redondo
La escritora vasca presenta ‘La cara norte del corazón’, una precuela de su exitosa ‘Trilogía del Baztán’
A Dolores Redondo (San Sebastián, 50 años) todavía se le ve la ofuscación y la tristeza por la tragedia del huracán Katrina, que arrasó Nueva Orleans y otras ciudades del sur de Estados Unidos a finales de agosto de 2005. Fueron 1.836 las personas que murieron aquella vez, unas por el impacto del propio fenómeno; otras, días después, en medio de la miseria y la inanición, mientras esperaban la ayuda del Gobierno o la presencia del ejército.
Esa catástrofe, una de las más recordadas de los últimos años, es el punto de partida y uno de los escenarios de La cara norte del corazón (Destino), la nueva novela de Redondo, presentada este martes. El otro escenario está en Elizondo, a más de 7.000 kilómetros de Nueva Orleans, en el valle del Baztán, norte de Navarra. En ambos lugares es protagonista Amaia Salazar, la inspectora de policía que llegó a los lugares más destacados de las librerías con las novelas El guardián invisible (2013), Legado en los huesos (2013) y Ofrenda a la tormenta (2014), que conforman la Trilogía del Baztán.
En su nueva obra, cargada de crímenes, misterios y miedos, Redondo acude al pasado, años antes de la historia que se desarrolla en El guardián invisible. Esta precuela muestra a Amaia Salazar con 25 años, cuando llegó a Nueva Orleans a colaborar con el FBI a la búsqueda de un criminal que se aprovecha de las tragedias naturales, como el huracán Katrina, para ocultar sus asesinatos, que justifica con motivos religiosos.
Sin embargo, a medio camino se remonta aún más en el tiempo, a la época en que Amaia Salazar tenía 12 años y vivía en Elizondo, en el norte de Navarra. Al auscultar en el pasado de la protagonista, la historia va dejando al descubierto los motivos por los que ella nunca quiso regresar a su tierra natal. El texto ofrece un prólogo que da al lector en tres de sus líneas un pequeño bocado que incita a seguir la historia a lo largo de las 675 páginas que ocupa.
Redondo cuenta que mientras desarrollaba su trilogía, ya tenía en mente la historia de La cara norte del corazón. El libro es resultado de una mezcla: la del dolor que marcó a la escritora al ver en 2005 la tragedia de Nueva Orleans (de hecho, comenzó y terminó de escribir la novela en esa ciudad); y el rico paisaje navarro, representado en el espeso bosque en el que Amaia Salazar se perdió durante 16 horas cuando era niña, un episodio fundamental en la nueva trama.
Ese bosque existe: está a unos 20 kilómetros de Elizondo y está lleno de altos árboles tupidos, algunos ya amarillentos por el otoño, de arbustos y maleza. Un riachuelo sonoro, al final de un pequeño abismo, acompaña su sendero angosto y empedrado. Al fondo de él está el Molino del Infierno, que era usado por los pobladores de la zona para producir harina de forma clandestina, en tiempos de la Guerra Civil.
Dice Dolores Redondo que uno de los desafíos más grandes que tuvo con su nueva novela fue lograr meterse en la cabeza de un criminal: "El mayor reto fue asomarse a la mente de un asesino de verdad. Es algo que en ocasiones resulta desagradable", cuenta.
De igual manera, la escritora asegura que el personaje de Amaia Salazar le permite hablar en sus libros del ámbito familiar y tratar temas como la maternidad —clave en la vida de la protagonista, cuya relación con su madre es complicada— de una manera en la que no podía hacerlo antes. Y, tras asegurar que con esta precuela quedan abiertas muchas puertas para un eventual desarrollo posterior de la historia, Redondo resume el objetivo transversal de toda su obra: "Siempre voy a explorar la parte más inaccesible de la faz humana, del corazón humano".
Babelia
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