Rosalía, un éxito en formato vídeo
Los dos premios obtenidos por la cantante española en la gala de MTV confirman su apuesta: hoy no es posible una conquista musical global sin volcarse en YouTube
Bàrbara Farré, cineasta barcelonesa de 25 años, ha rodado dos vídeos con una chica que conoció en Instagram. El primero fue en 2017 y lo hicieron parcialmente en el piso de ella, estudiante de la Escuela Superior de Música de Cataluña: la filmaron mientras fregaba los platos, trasteaba con el ordenador en la cama y hablaba de la música que acababa de componer. El segundo fue en 2019. Rosalía Vila Tobella, ya graduada, propuso que esta vez debía mostrarse un concurso de televisión de los años noventa al estilo Qué apostamos. Farré no solo construyó el decorado: escribió el guion del concurso, ideó una serie de pruebas y premios, hizo un casting para el presentador y lo rodó todo en una semana. “Rosalía no tenía tiempo para más”, explica Farré por teléfono. Entre una colaboración y otra, la estudiante de música había cambiado tanto como el potencial del videoclip para llegar a una audiencia millonaria sin la ayuda de una multinacional discográfica.
Cuando, en la madrugada de este martes, la artista de 25 años ganó un MTV Music Award en la categoría latina con su hit Con altura (con J. Balvin y El Guincho), no solo se convertía en la primera española —antes lo obtuvo Alejandro Sanz— en recibir ese galardón; también estaba obteniendo una enorme recompensa por su apuesta por el vídeo musical desde el inicio de su carrera. Algo que casi se podría demostrar sin el premio: para los millones de personas que la siguen, Rosalía es tan reconocible por sus imágenes como por su música. “Es una chica llena de ideas y con un gusto visual excelente”, explicó este martes por teléfono Director X, realizador canadiense del vídeo de Con altura.
El fenómeno de Rosalía, que también obtuvo un premio por su coreografía (obra de Charm La’Donna), se puede medir más fácilmente en vídeos que en canciones. Su primera gran aparición, en mayo de 2018, fue Malamente, el videoclip lleno de camiones, estilismo choni, costumbrismo y modernidad que hizo con la productora barcelonesa Canadá. Era tanto una propuesta estética como musical. “Tenía muy claro el proyecto que quería presentar, una revolución del flamenco”, explica Óscar Romagosa, productor ejecutivo de Canadá. “Invirtió mucho esfuerzo y se cristalizó en un vídeo muy potente por el que la gente pudo entender lo que venía a ofrecer”. En julio de ese año publicó Pienso en tu mirá y solo en 24 horas obtuvo millón y medio de reproducciones (poca cosa en comparación con Yo X Ti y Tú Por Mi, su último vídeo, que este mes alcanzó 100 millones en ese mismo tiempo).
Apuesta visual
“Rosalía entendió que la parte visual era fundamental”, sentencia Borja Prieto, experto en tendencias. Y eso fue clave. La batalla del pop musical se libra hoy en YouTube casi más que en las plataformas como Spotify. “Hemos vuelto a la era del single, como en los sesenta, y la promoción de la canción es vital”. Así, el videoclip —que hace no tanto simplemente acompañaba— ahora tiene una función fundamental en la vida la canción: evitar su destino natural de ser una gota más en el océano de las novedades diarias del streaming. Si se habla del trapero puertorriqueño Bad Bunny es en parte por el vídeo de su single, Caro. Lo mismo sucede con los bombazos mediáticos que han generado Taylor Swift o Ariana Grande este año. “El medio está teniendo una segunda vida, similar a la que tuvo cuando la MTV nació”, opina Romagosa. “La gente se ha acostumbrado a leer imágenes gracias a los móviles y un proyecto musical depende mucho de eso”.
Además, ahora un vídeo cae como un cebo para que se escriban incontables exégesis en la Red. Lo consiguió el rapero Childish Gambino el año pasado con This is America, un plano secuencia que encerraba una tesis sobre la experiencia negra en Estados Unidos. Meses después, Beyoncé logró con Apeshit, grabado en el Louvre, que se publicasen cientos de piezas sobre el privilegio y las jerarquías de poder. “Si te lo montas como hace Rosalía, puedes vivir una promoción constante. Sacas un single y vives el arrastre: un vídeo musical genera memes, genera otros vídeos de reacción en YouTube... Tiene un potencial infinito”, concluye Prieto. “No es mucho que entender. Pero Rosalía fue la primera en hacerlo en España”.
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