El PHotoEspaña para espectadores sin prisa
El festival presenta las exposiciones de su carta blanca a la teórica Susan Bright, una reflexión sobre el actual atracón de imágenes
La parte más oficial de PHotoEspaña 2019, la que el festival ha reservado para otorgar una carta blanca a la fotógrafa y teórica inglesa Susan Bright, con cinco exposiciones que esta ha comisariado bajo el título de ¿Déjà vu?, es una apuesta por muestras en las que al espectador se le pide que se esfuerce, tenga paciencia, pasee sin prisas y procure verlo todo con otra mirada... un planteamiento que puede desconcertar. Predomina la tesis, la reflexión sobre el actual atracón diario de imágenes, y con ello, el gusto por fotos hechas de fotos, las compradas en mercadillos o tomadas de álbumes familiares, de recortes de periódicos, revistas y libros; el coleccionismo y el trabajo puesto en práctica conjuntamente con otros o directamente fotos no hechas por los fotógrafos que las enseñan… siempre con la idea de jugar con un material que, de alguna manera, ya hemos visto o nos es vagamente familiar.
La más grande, en cuanto a espacio y número de imágenes, es Playground, de la finlandesa Elina Brotherus, de 47 años. Docenas y docenas de autorretratos en todo formato, algunos en los que se cubre el rostro con bolsas o cojines, y bastantes con humor, como el cara a cara con su perro salchicha, este a cuatro patas sobre el piano, mientras ella se dispone a tocar el instrumento. Brotherus se fotografía en todas las posiciones y situaciones surrealistas y absurdas imaginables, protagonizando performances según los dictados del movimiento Fluxus, una corriente de los sesenta que defendía la expresión creadora sin pretensiones y se mostraba contraria al objeto artístico más tradicional. Este conjunto avasallador de imágenes y vídeos puede verse en el Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa hasta el 21 de julio.
Le acompaña el trabajo de la británica Clare Strand (de 46 años) El canal discreto con ruido, en el que ha utilizado varias disciplinas, como la escultura, la pintura y la propia fotografía, para descomponer una decena de imágenes en píxeles. Con ello busca "dejar el mensaje en el limbo", dijo la autora en la presentación, que mostró su predilección por obras en las que "no quede clara la comunicación" y haya una desconexión. Menos conceptual es la propuesta de Délio Jasse, nacido en Angola en 1980, con fotos de álbumes de dos familias de colonos portugueses, compradas en mercadillos, que el autor reimprimió y modificó para contar una historia diferente de su país y de Mozambique en O outro capítulo (El otro capítulo).
En el Museo del Romanticismo, hasta el 22 de septiembre, Sharon Core y Laura Letinsky han montado conjuntamente la pequeña exposición Otra mirada. Son 12 imágenes con las que reinterpretan el tradicional género de la naturaleza muerta. En el caso de la primera autora, estadounidense de 54 años, su trabajo está formado por fotos de fotos de pinturas, en las que reproduce flores y frutas con un realismo impresionante y cuidadísimo en su impresión. La segunda, canadiense de 57 años, emplea collages de recortes sacados de publicaciones que posteriormente manipula.
Cierra esta propuesta de exposiciones la del australiano Patrick Pound en el Museo Lázaro Galdiano. Fotografía y aire, hasta el 25 de agosto, es una instalación con unas 500 imágenes que ha coleccionado este comisario y fotógrafo de forma compulsiva, sobre todo a través de eBay: aviones, globos aerostáticos o de chicle, el Concorde, famosos fumando, un puzle en el que ha intercalado 19 obras de la colección del museo, como el aguafuerte de Goya Modo de volar, o un dibujo de Maella. La propuesta es que el coleccionismo es un arte y la acumulación de cosas, en ocasiones, cobra un sentido.
Los universos de David Jiménez en la Sala Canal Isabel II
El fotógrafo David Jiménez (Alcalá de Guadaira, Sevilla, 1970), más conocido por sus fotolibros que por sus exposiciones, muestra una selección de sus 25 años de trayectoria en la Sala Canal de Isabel II (hasta el 28 de julio). Con el título de Universos, expone varias series de su trabajo poético, delicado, montado en un ambiente tenue. Es una exposición que progresivamente camina hacia la abstracción entre formas, sombras, destellos y manchas… prescindiendo de cartelas y explicaciones. El recorrido es una especie de continua ensoñación para la que Jiménez, como en algunas de las exposiciones de ¿Déjà vu?, ha utilizado su archivo personal.
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