Los vigilantes del Louvre están agotados
El museo parisino cierra de manera inesperada por la baja masiva de sus trabajadores, ante la afluencia multitudinaria y la falta de recursos y refuerzos de personal para atender
El museo con más éxito del mundo cierra por las consecuencias del exceso de afluencia. Los vigilantes del Louvre no pueden más. El crecimiento en visitas del centro ha podido con su salud y las bajas por agotamiento han sido tan numerosas, tras este fin de semana, que la dirección del museo parisino ha comunicado, de manera inesperada, el cierre este lunes. El centro se disculpa ante los que tenían programada la visita y señala que las entradas vendidas serán reembolsadas. Además, avisa de que el flujo que se prevé para los próximos días, tras este lapso, será mucho mayor de lo habitual, por lo que solo garantizan el acceso con la reserva en su web.
Con esta baja en masa, los trabajadores quieren denunciar los problemas en su jornada laboral, según el sindicato Sus Culture Solidaires. “El Louvre se asfixia”, dice su comunicado. “El personal nota un deterioro sin precedentes de las condiciones de visita y de trabajo”, añaden y señalan como responsables al incremento de visitas y a la falta de gasto para reforzar el personal. Lamentan que, a pesar de que el público ha aumentado en más de un 20% desde 2009, la inversión en trabajadores no lo ha hecho. “Los agentes han decidido ejercer su derecho a baja y plantarse en la administración del museo para gritar su enfado”, según el sindicato. El Louvre ha comunicado el cierre “sin más comentarios por el momento”.
En 2018, el Louvre obtuvo un récord histórico de visitas: 10,2 millones de personas. Muy lejos de los 2,9 millones de visitas del Museo del Prado. Con esa cifra, el museo creció un 25% respecto al año anterior, es decir, alguien entra cada dos segundos, y cada día más de 20.000 visitantes se asoman a la estancia donde se conserva La Gioconda, de Leonardo da Vinci. Los especialistas consultados por EL PAÍS entonces advirtieron de un efecto peligroso e insostenible ante la masificación de las instituciones. Lo sucedido este lunes es un hecho sin precedentes en la carrera por la captación de multitudes.
Avalancha de popularidad
Nunca ningún otro centro había logrado superar los 10 millones de personas. Entre los factores que han hecho posible esta cifra se encuentran la mejora del turismo en Francia (tras los atentados de 2015) y la expansión del museo en nuevos públicos, a raíz del vídeo musical de Beyoncé y Jay-Z, rodado en sus salas y galerías y visto por más de 150 millones de personas. Entonces, el presidente del museo, Jean-Luc Martinez, aseguró que era “evidente que el año 2018 ha sido remarcado para la reputación del Louvre”, porque tanto el vídeo como la apertura del Louvre en Abu Dhabi han hecho del museo un destino más atractivo. “Una de las consecuencias es esta espectacular mejora de las visitas en 2018”, dijo Martínez. La otra se ha conocido este lunes: el patrimonio resiste como puede; el personal laboral, no.
Las críticas ante el cierre apuntan a un número insuficiente de vigilantes y reclaman al Ministerio de Cultura la contratación de más personal, para atender el flujo multitudinario. Desde su nombramiento en 2014, el presidente del Louvre ha invertido cerca de 60 millones de euros en mejorar los accesos, reducir las filas y acelerar las entradas y salidas al recinto, además de fomentar la venta on line. Uno de cada tres visitantes compra la entrada por Internet. Sin embargo, los trabajadores reclaman mayor atención y gasto en la presencia de vigilantes en sala, sobre todo, teniendo en cuenta que el beneficio, gracias al aumento de 2,2 millones de visitantes de 2018, fue de más de 15 millones de euros adicionales. El 50% del presupuesto del museo procede de las arcas públicas.
Para los especialistas consultados por este periódico, el éxito de un museo no depende de la audiencia, sino de “la experiencia grata”. Para ello, es necesaria una organización estricta de la previsión de visitas, para evitar la masificación y sus consecuencias. Una de las conclusiones del informe La experiencia de la visita al museo (2013), realizado por el Ministerio de Cultura español, es que los museos deben situarse más allá de las cifras, porque si un gran número de visitantes pasa por la exposición sin aprender nada “es un fracaso”. La especialista Eloísa Pérez Santos, investigadora de públicos en museos y exposiciones, ya advirtió que los museos atestados desembocan en una experiencia estresante. Para el público y para los vigilantes.
Babelia
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