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El cine español no es capaz de romper con la desigualdad

Los datos del Ministerio de Cultura en 2018 muestran que solo el 18% de las 173 películas y documentales estrenadas fueron dirigidas por mujeres: 31 y ellos, 142

Escena de 'Carmen y Lola', de Arantxa Echevarría, Goya a Mejor Dirección Novel. En vídeo, tráiler del film.

En 2018, según los datos adelantados por el Ministerio de Cultura a EL PAÍS, se estrenaron 173 películas y documentales españoles y 31 de ellos fueron dirigidos por mujeres. Es un 18 % del total, muy lejos de la paridad. A pesar de la cifra hay un crecimiento leve con respecto al año anterior, en el que ellas dirigieron 21 películas y documentales, el 13,7 % de los estrenos. Sin embargo, están lejos de representar el 20,2 % del año 2016, cuando hubo 223 estrenos, de los que 45 estuvieron dirigidos por ellas.

Las mujeres avanzan tan poco en la industria cinematográfica que el destino llamado “igualdad” se presenta como una parada que tardará muchos años en llegar. A este ritmo de avance -y en el mejor de los casos-, la paridad sucederá dentro de seis años. Demasiado futuro y poco presente: “Estos datos demuestran que no se consolida una inercia contra la desigualdad”, explica Virginia Yagüe, guionista. “Estar por debajo del 20 % es permanecer en una situación de invisibilidad. No es un crecimiento como nos gustaría, porque es muy difícil consolidar las trayectorias de las directoras. Tenemos más posibilidades en óperas primas, pero las mujeres tienen más problemas para asentarse y realizar su segundo largometraje. La industria no confía en ellas para levantar proyectos más ambiciosos”, añade Yagüe por teléfono.

De hecho, en los últimos Goya vimos tres mujeres en la categoría de Mejor Dirección Novel (Celia Rico, Andrea Jurrieta y Arantxa Echevarría, ganadora del premio), pero ninguna aspirante a Mejor Dirección. “Esto no es nuevo. Ya pasó en el año 90. No estoy satisfecha con estos datos. Son terribles. Sin medidas legislativas acompañadas de dinero todo será coyuntural”, asegura Cristina Andreu, presidenta de la Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales (CIMA). En 2018, el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) introdujo en el sistema de cuotas -que se aplican desde 2015- más puntos a las producciones que incorporaran a la mujer a los cargos técnicos, como dirección de fotografía. “Hemos luchado mucho para conseguir más puntos en el impulso de la igualdad, sobre todo en especialidades menos representadas por la mujer”, explica Yagüe.

Confiar en las cuotas

Beatriz Navas, directora del ICAA, asegura a este periódico que es muy positiva la aceptación del sistema de puntos en el sector. “Hay una toma de conciencia al respecto. Pero todavía no podemos saber la incidencia real de los puntos. Necesitamos más tiempo para contrastar los datos. El ICAA confía en que los puntos sirvan para equilibrar los porcentajes actuales”, señala la máxima responsable del cine español. Navas prefiere no hace una estimación sobre cuándo se podrá llegar a la paridad con el actual sistema de ayudas, pero señala que con el Observatorio de Género, recién creado en el Ministerio de Cultura, “se van a realizar estudios que nos permitirán tener conocimiento del estado de la situación para ver hacia dónde podemos avanzar”.

No estoy satisfecha con estos datos. Son terribles. Sin medidas legislativas acompañadas de dinero todo será coyuntural Cristina Andreu

¿Y el dinero? ¿Apoya la industria a las mujeres? A la directora Arantxa Echevarría, ahora, con su Goya a la Mejor Dirección Novel, sí. Carmen y Lolale costó 700.000 euros y seis años de trabajo. “No sé si he ganado algo de dinero, pero la necesidad era pagar los bocadillos.

“Hubo momentos en los que tenía que decidir si pagar el alquiler de mi casa o la cámara. Ahora hay varios productores que me han hecho propuestas para rodar con dos millones de euros, pero soy una afortunada por el Goya. Si no lo hubiera ganado, estaría en la misma situación”, reconoce la directora, que se siente frustrada por los datos que arroja 2018. “Pensaba que la ley iba a ayudar a las mujeres, que habría un incremento más notable”, añade y reclama mayor discriminación positiva.

El dinero de los hombres

Ines Paris, directora de cine, guionista de cine y televisión, también cree que el dinero no está de parte de las mujeres. Piensa que las cuotas no están funcionando del todo porque los proyectos no están liderados por mujeres desde el origen. Es decir, incluir y reforzar la presencia de productoras. Dinero femenino. “Seguimos siendo excluidas de los proyectos más grandes y con más dinero. Ahí no somos aceptadas y eso debemos cambiarlo con ayuda del Ministerio”, cuenta Paris.

Un plan para un impulso

Sobre la mesa de Beatriz Navas está pendiente de aprobación el plan IMPULSA, con el que CIMA pretende acompañar a las nuevas productoras en su camino hacia la consecución de las fuentes de financiación. Se trata de una acción para consolidar el planteamiento de los proyectos de largometrajes, con consejos de profesionales experimentados. La idea es asistir para mejorar los proyectos en su captación económica y en la solicitud de ayudas públicas.

“La situación de desigualdad es tal que hay que buscar correcciones para encontrar el equilibrio. El objetivo es que las cuotas dejen de ser necesarias”, remata Yagüe. “La mirada de la mujer está oculta en el cine. Por eso las cuotas son fundamentales, porque la situación es insostenible. Tenemos que forzar la entrada de la mujer”, comenta la presidenta de CIMA. Aseguran que las cuotas no han sido aplaudidas por algunos de sus compañeros, pero aclaran que no se trata de cumplir con las cuotas, sino con la mujer. De hecho, Yagüe pide un control de los contenidos, para “evitar una mirada incorrecta en nuestra sociedad”. Pone especial énfasis en la construcción del relato femenino, hecho por mujeres, para contrarrestar el exceso de masculinidad.

No hay datos de 2018 que determinen las diferencias entre presupuestos de producciones ejecutadas por mujeres y por hombres, pero Cristina Andreu arroja un punto de vista que incide en la grieta: los documentales son un lugar propio de las mujeres, porque son autoproducciones. El entusiasmo paga y los datos muestran esta perversa tendencia. Las mujeres cineastas luchan para que el cine deje de ser una cuestión de sexo (masculino). Pero para que desaparezca el sexo debe aparecer la igualdad.

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