Las canciones que nadie escucha (todavía) dominan la recaudación de la SGAE
La llamada rueda de la música nocturna supuso el 40% de los ingresos procedentes de temas interpretados en televisión en el último reparto de la entidad, en junio de este año
La sinfonía no ha cambiado. Continúa casi idéntica, cada noche. Suena en bucle la música en los programas televisivos de madrugada, y canta la caja. Desde el estallido del conocido como caso rueda, en junio de 2017, ha habido detenciones, investigaciones y autos donde el juez sospecha que esta presunta trama —por la que socios de la SGAE, editoras de televisiones y empleados de las cadenas nacionales y autonómicas obtuvieron ingresos abultados gracias a los temas emitidos por la noche— llegó a suponer entre 2006 y 2011 hasta el 70% de la recaudación que la música generaba en la pequeña pantalla, pese a contar con el 1% de la audiencia. Cientos de creadores denunciaron entonces lo que consideraban, cuando menos, una trampa inaceptable. La SGAE siempre le restó importancia al problema, a la vez que señalaba que se había solucionado. Sin embargo, el último reparto semestral de la entidad, de junio de 2018, al que tuvo acceso EL PAÍS, muestra otra realidad: la música emitida entre 2 y 7 de la mañana, que nadie ve o escucha, sigue siendo la que más recauda. Eso sí, menos que en su época dorada: en concreto, 16,15 millones, un 40% de los ingresos totales de la música emitida en televisión.
Es decir, que los artistas que llenan con sus temas los programas de la madrugada ganaron en los primeros seis meses del año el doble que los que tocan en prime time (8, 7 millones) y mucho más que la franja entre 14 y 20 (10,3 millones). Y no solo: con apenas cinco horas nocturnas de escasísima audiencia, la llamada rueda se embolsó más dinero que el sector audiovisual en su conjunto, sumando todas las 24 horas del día en las que su catálogo se emite en televisión: 12,6 millones.
"Es un hecho que en la programación de la música en las televisiones hay un porcentaje de emisión muy elevado" en la madrugada, reconocen desde la SGAE. Pero añaden que la entidad, "como gestora de derechos de autor, no puede determinar los contenidos" de sus usuarios.
El sistema, según la investigación judicial, funciona en distintos niveles: el punto de partida es que varios socios de la SGAE registran una marea de temas a su nombre. En algunos casos, los han compuesto. En otros, los encargan, a veces a chicos recién salidos del conservatorio. Se genera así un océano musical donde se mezclan creaciones nuevas y auténticas, de autores incluso muy conocidos, obras de dominio público con algún arreglo mínimo —o ninguno— a las que se cambia el nombre del autor, o sinfonías inaudibles. Algunos, ante las sospechas que generaba su repentino frenesí creativo, empezaron a firmar como coautores o a emplear a testaferros. A partir de ahí, las canciones son cedidas a editoriales creadas por las cadenas de televisión, lo que permite el llamado retorno: cuanto más se retransmitan estos temas en la programación nocturna —de ello se encargan directivos afines a la trama—, más dinero ganan tanto sus autores como las propias emisoras. Y, así, recuperan en torno a la mitad de lo que tienen que pagar a la SGAE por el uso de su catálogo. Además, ya que en la entidad quien más recauda tiene más votos, la rueda siempre se garantiza una presencia amplia en los órganos de gobierno de la SGAE.
Lo cierto, eso sí, es que el sistema es actualmente legal. Y por eso decenas de autores lo defienden como legítimo, al igual que Telecinco y Atresmedia, dos de las cadenas que más se benefician. El propio Hevia, presidente de la SGAE, recibió ingresos en la última década gracias a la emisión nocturna de sus canciones. Los defensores de la rueda sostienen que la investigación judicial sobre “unos pocos y sus prácticas” no debe hacer olvidar que muchos músicos españoles sobreviven gracias a ella. Pero, a falta de que los tribunales emitan su veredicto —el anterior presidente, José Miguel Fernández Sastrón, también está imputado por este caso—, otro frente destaca que hay razones de sobra, al menos éticas y de desajustes de reparto, para parar la rueda.
De hecho, en julio de 2017, un arbitraje internacional sentenció que la música nocturna no podía suponer más del 15% de la recaudación. Y en el único reparto donde se aplicó esta decisión, en diciembre de 2016, los ingresos de la madrugada bajaron al tercer puesto, detrás de la franja 14-20 y el prime time. Sin embargo, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid anuló el laudo, tras una demanda de Telecinco y Atresmedia, por considerar que la SGAE debió resolver el asunto internamente y violó sus estatutos al acudir al arbitraje. Entonces, la junta directiva de la entidad, por mayoría, levantó el límite del 15%, al entender que la sentencia así lo imponía. De ahí que en el reparto de junio de este año la rueda volviera a funcionar como (casi) siempre.
Así lo corroboró también El Periódico de Cataluña, tras un reciente visionado de los programas de la madrugada: las obras de varios músicos que componen la junta directiva llenan la noche televisiva. Aunque el Ministerio de Cultura ya ha exigido a la SGAE un reparto más equilibrado y amenaza con intervenir la entidad si este no es efectivo antes del 27 de diciembre. La propia SGAE subraya su "predisposición y deseo de lograr un equilibrio" y que está trabajando en unas modificaciones en los plazos previstos. Pero la palabra final corresponderá a una asamblea general, que se pretende convocar en diciembre. Ahí se jugará el futuro de la rueda. Y, tal vez, de toda la entidad.
Babelia
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