18 detenidos en una operación en la que se investiga a varias televisiones y socios de la SGAE
La trama recaudaba millones de euros por derechos de autor de música emitida de madrugada en varias cadenas
Tal vez ningún compositor pueda igualar a Mozart. Pero tampoco le hace falta: basta con copiarlo y cambiar un par de notas. Hay talentos tan prodigiosos que sin conocimientos musicales o con pocos años de edad han retocado decenas de obras maestras de Beethoven o Chopin. Y se han hecho de oro. Así funciona la "rueda", el sistema por el que creadores desconocidos, unos pocos socios de la SGAE y empleados de varias televisiones ingresan miles de euros gracias a la recaudación por música emitida de madrugada en la pequeña pantalla. Una trama tan imparable que hasta originó el estribillo: “No hay quien pueda, no hay quien pueda, con los votos de la "rueda”. Tal vez sí pueda la Policía Nacional, que ayer registró la sede madrileña de la SGAE y de varias televisiones nacionales y autonómicas, por distintas provincias españolas, además de realizar al menos 18 detenciones. La operación es parte de una investigación del Juzgado de Instrucción nº 2 de la Audiencia Nacional a socios de la SGAE y empleados de las cadenas por un presunto fraude por ingresos por los derechos de autor de las canciones que suenan en los programas nocturnos. Agentes de la UDEV, la Unidad dedicada a la Delincuencia Especializada y la Violencia, hicieron 16 registros y 20 requerimientos de documentación.
"Los investigados estaban presuntamente dedicados a la creación de música de baja calidad y al registro de falsos arreglos sobre obras musicales de dominio público, para posteriormente titularizarlas a nombre de testaferros y empresas editoriales. La finalidad era emitirlas en programas nocturnos de televisión de distintas cadenas, durante la madrugada, generando derechos de propiedad intelectual", asegura la policía en un comunicado. Se trata de la llamada "rueda", uno de los principales escándalos internos a la SGAE y una de las causas fundamentales de sus interminables guerras internas: en 2015 las canciones que sonaron de madrugada supusieron el 70% de la recaudación por emisión de música en la televisión, pese a que las escuchara solo el 1% de la audiencia. Y de la música procede el 80% de los 250 millones que ingresó la SGAE ese año. Unos pocos socios controlaron este sistema durante años, beneficiándose de ingresos de cientos de miles de euros, superiores incluso a los de estrellas de la música popular.
Con ellos, colaboraban "con personas en el seno de las televisiones que, a modo de intermediarios, estarían favoreciendo las emisiones en las cadenas en las que trabajan, a cambio de la cesión de determinados porcentajes de derechos sobre las obras emitidas en unos casos, así como de una contraprestación económica por su labor", continúa la Policía Nacional. A la vez, los temas emitidos son cedidos a editoriales pertenecientes a las propias cadenas televisivas, de ahí que ellas mismas ingresen el 50% de la recaudación por derecho de autor, y compensen así las cantidades que han de pagar anualmente a la SGAE. Este fenómeno se conoce como el retorno. La Policía ha solicitado información, entre otras cadenas, a TVE, Telemadrid, Euskal Irrati Telebista (EiTB), Castilla-La Mancha Televisión (CMM), Radiotelevisión Canaria, Televisión de Aragón, TPA, del Principado de Asturias, televisión autonómica Murcia 7RM, la andaluza RTVA y la balear IB3, y a las de los grupos Atresmedia y Mediaset España, según la agencia Europa Press.
Un socio, un exdirectivo y un exmiembro de la junta directiva de la entidad describen el mismo sistema, con un reparto de beneficios a tres niveles: las televisiones se quedan un 50%; un abanico de un millar de compositores, muchos de ellos testaferros y ni siquiera músicos, firman los temas y se llevan entre el 5% y el 25% de los ingresos; el intermediario entre ambos, que en algunas ocasiones también aparece como coautor, percibe el resto. Hay casos especialmente llamativos, como la música inaudible, aquella que suena de fondo en programas nocturnos, y que el espectador ni percibe pero sí recauda, o creadores que en pocos años han registrado miles de canciones. "Como acumulaban ingresos sospechosos, empezaron a poner como autores a familiares o amigos", explica David Arístegui, coautor del libro SGAE: el monopolio en decadencia.
"Es muy sangrante: un grupo de personas está acaparando un montón de beneficios de los socios. Varios de ellos ni siquiera son músicos, pero se aprovechan de argucias que rozan la ilegalidad o al menos la inmoralidad. Se han llegado a registrar como arreglo obras de dominio público de las que apenas se cambian unas notas", ataca un compositor y socio de la entidad, crítico desde hace años con esta práctica y con el rumbo de la SGAE. Algunos de los entrevistados piden el anonimato y relatan que han llegado a sufrir "amenazas" a lo largo de estos años. El expresidente de la SGAE Antón Reixa atribuyó su cese, en julio de 2013, a su intento de acabar con la "rueda". En una carta a los socios, señaló a 11 autores que "podrían haber recaudado, en cinco años, más de 25 millones de euros", gracias a la "rueda".
El sistema de votación de la entidad, habitual en este tipo de organismos, complica además el enredo y favorece la "rueda": los socios cuentan con una cantidad de votos proporcional a sus ingresos, hasta un máximo de 30. La práctica de registrar como coautores de varios temas a familiares, testaferros y nombres de confianza de la trama proporciona a la "rueda" muchos votos, suficientes como para dirigir o al menos condicionar el rumbo de la SGAE, como confirma Arístegui.
"Esta entidad está ofreciendo toda la información y colaboración para ayudar en la investigación de unos hechos que datan desde el año 2006 hasta 2011. La investigación no afecta a la SGAE como sociedad sino a algunos de sus asociados entre los más de 120.000 que forman parte de ella, así como a un extrabajador", subraya el organismo en un comunicado. Sin embargo, cuatro fuentes distintas consultadas defienden que la "rueda" sigue girando, igual de rápida que siempre. Un ex miembro de la junta directiva apunta a que "13 de los 16 miembros" de la actual junta pertenecientes al colegio de pequeño derecho (es decir, los músicos) "han sido elegidos con los votos de la "rueda" y tienen fuertes intereses en ese mercado". La misma fuente sugiere que esta práctica podría violar además el artículo 151.13 de la Ley de Propiedad Intelectual, que obliga a las entidades de gestión a tomar medidas para impedir un uso preferencial del repertorio por parte de ciertos usuarios.
La operación se conoce a tan solo dos días de la Asamblea General que la SGAE celebra el próximo jueves y que votará para aprobar las cuentas de la entidad para 2016. En los últimos años esta reunión ha sido el escenario de luchas y tensiones entre los socios, que en distintas ocasiones rechazaron las cuentas y paralizaron la actividad del organismo. A la vez, la entidad ha cambiado en tres ocasiones de presidente en los últimos seis años, desde que en 2011 la Guardia Civil entrara en la sede del organismo y detuviera a su entonces presidente, Eduardo Teddy Bautista, y a varios de sus miembros, por una supuesta trama de desvío de corrupción, bautizada como Operación Saga. A partir de ahí, surgieron varias piezas separadas de la investigación, como la compra de varios teatros por precios excesivos (la llamada Red Arteria).
"La actual junta directiva de la SGAE lleva años tratando de combatir este conflicto tanto en el frente judicial como a través de un proceso de arbitraje", defiende el comunicado de la entidad. El músico y compositor José Miguel Fernández Sastrón, que no quiso atender a este diario, lleva poco más de un año al frente del organismo, tras la dimisión de su antecesor, José Luis Acosta. Mientras, el organismo espera un laudo de la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual) sobre la "rueda". El documento de respuesta de los tres árbitros llegará próximamente a la SGAE. La Policía, en cambio, ha decidido antes: es hora de poner palos en la "rueda".
Babelia
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