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Columna
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Dos películas

Con el estreno de 'El fotógrafo de Mauthausen', parece indiscutible el reconocimiento al actor Mario Casas, que hace ya tiempo dejó de ser un niño bonito

Hay diversidad de opiniones respecto al resultado final de la película El fotógrafo de Mauthausen, dirigida por Mar Targarona. Sin embargo, parece indiscutible el reconocimiento al actor Mario Casas, que hace ya tiempo dejó de ser un niño bonito para adolescentes y se ha convertido en un intérprete sólido y eficaz. Casas da verosimilitud a su personaje, un joven español prisionero en campo de concentración, Francesc Boix, que existió realmente y testimonió en el juicio de Nuremberg aportando con sus fotografías pruebas contundentes de los horrores cometidos por los nazis. Tanto la historia como la persona son muy interesantes, si bien poco conocidas, y es de justicia que esta película pueda divulgarlas.

Por su lado, el documental El silencio de otros, dirigido por Almudena Carracedo y Robert Bahar, que se estrenará en un par de semanas, sigue el devenir de la querella argentina contra los crímenes del franquismo (los cadáveres aún enterrados en fosas comunes sin identificar, la impunidad de la que gozan torturadores como Billy el Niño, el robo de bebés desde el final de la guerra civil… y otros horrores), en un rodaje que se extendió a lo largo de seis años sin dejar en el tintero ninguno de los temas cruciales que definen aún a numerosas víctimas del franquismo. Este apasionante y necesario documental recibió en el pasado festival de Berlín el premio de La Paz y el del Público de los documentales. Y no es de extrañar porque su contenido sobrecoge tanto como sorprende que sigan sin resolverse temas tan graves como antiguos. El documental es explícito en este sentido desde sus primeras imágenes en las que la anciana María Martín sigue colocando a diario un ramito de flores en la autopista que encubre una fosa común en la que enterraron a su madre junto a otros fusilados.

Dos películas estas que bien situadas en el pasado o en la actualidad, a través de la ficción o del documento, con vigor militante o contemplativo hablan de la realidad de forma hasta ahora inédita en el cine español.

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