El Palau de les Arts pone los pies en el suelo tras la opulencia inicial
Jesús Iglesias, nuevo director artístico del teatro valenciano, considera insostenible el modelo de Helga Schmidt y se plantea como referentes las óperas de Lyon y Ámsterdam
Cuando Fernando Alonso corría por las calles de Valencia, lo más granado de la ópera mundial se daba cita en el Palau de les Arts en una ciudad sin apenas tradición lírica. Hoy, el circuito de Fórmula 1 languidece entre la maleza, y el impactante coliseo diseñado por Santiago Calatrava busca cómo sobrevivir, cómo llenar de público y actividades un enorme edificio público que costó 478 milones de euros. Jesús Iglesias Noriega (Oviedo, 1971) tomará las riendas de la ópera enero de 2019 como director artístico, un año después de la dimisión de su predecesor, el italiano Davide Livermore, uno de los últimos altos cargo de la era Helga Schmidt, la intendente que abrió el coliseo al público en 2005 y, a golpe de agenda y presupuesto, trajo a grandes nombres como Lorin Maazel, Zubin Mehta o Plácido Domingo, además de crear una orquesta que sonaba de maravilla.
Ya hace tiempo que se acabó la era de los oropeles y toca una gestión realista y ajustada a un presupuesto de 22 millones de euros anuales (de los 44 que llegó a tener). “No sé si el modelo de la señora Schmidt era o no correcto, lo que se ha demostrado es que no era sostenible a largo plazo. Quizás era una manera de lanzar el proyecto y ponerlo en el mercado. Tampoco se abren tantos teatros nuevos de la ópera. En todo caso, miremos al futuro. Quedémonos con lo bueno”, propone, prudente, Iglesias.
El nuevo director artístico aún vive a caballo entre Àmsterdam —donde dirige el departamento artístico de la Duch National Opera & Ballet de los Países Bajos— y Valencia. Ganó el concurso público convocado por la Generalitat Valenciana en julio y sus honorarios anuales serán de 130.000 euros. Se nota que no le resulta cómodo abordar la etapa de Schmidt.
A principios de 2019, la exintendente del Palau de les Arts se sentará en el banquillo acusada de los presuntos delitos de prevaricación, malversación y falsedad. ¿Teme el nuevo director artístico que esta cita empañe la imagen del Palau? “Espero que no, que la gente confíe en que abrimos una nueva etapa, que el pasado no sea una carga ni para los gestores ni para el público”, reconoce abiertamente.
Este director, formado en teatros como el Real de Madrid o el Teatro Colón, de Buenos Aires, quiere ampliar el público del Palau, y dotar al teatro de personalidad propia dentro del competido panorama europeo. En ese sentido, admira la trayectoria de los teatros de la ópera de Lyon y Ámsterdam. “Todos tenemos en la cabeza recintos operísticos históricos como La Scala de Milán. Está claro que la historia pesa. He mencionado Lyon y Ámsterdam porque son teatros que han encontrado un hueco en el calendario europeo, tienen más libertad y posibilidades y han sabido crecer en el mundo de la lírica con una personalidad definida”.
Este asturiano de origen sabe el reto que representa rentabilizar social y económicamente un edificio emblemático. “Tenemos que abrirnos a nuevos públicos. Tener este edificio sin actividad es costoso y eso hay que corregirlo. Quiero convencer y seducir a la gente para acuda a la ópera y también busque otras estéticas [musicales]. Tenemos que sentar al público infantil en la sala principal para que le pierdan el miedo a los grandes auditorios. Y hay que exprimir el dinero que tenemos, que siempre es poco”, apunta. De los 22 millones de presupuesto del Palau, que tiene cuatro salas, una gran parte se va en gastos estructurales. Sólo en el mantenimiento, seguridad y limpieza se pagaron tres millones de euros en 2017. Anuncia cambios en el repertorio musical del recinto operístico valenciano, muy centrado, a su juicio. en las obras del siglo XIX italiano y francés, y del barroco casi exclusivamente italiano. “Tenemos que ampliarlo. Electra, de Richard Strauss, es tan importante para la historia de la música como Las bodas de Fígaro, de Mozart. ¿Dónde está Julio César, Agripina, por hablar de Händel? Hay tanto por hacer. Tenemos muy pocos títulos por temporada”, dice con la vista puesta en ampliar el número cuando sea posible.
Iglesias defiende a capa y espada la Orquestra de la Comunitat Valenciana, uno de los principales activos del Palau valenciano, que durante los últimos años ha sufrido fuga de músicos y vacantes. Además, el actual director musical Roberto Abbado concluirá su contrato a final de temporada. “La Orquestra es para mí una prioridad artística porque es parte de esa identidad propia que queremos para el Palau de les Arts. El dinero es limitado pero tenemos que consolidarla”, enfatiza el gestor cultural. Pretende consultar con los músicos de la orquesta el nombramiento del futuro director titular.
El tenor Plácido Domingo es otro de los grandes activos del coliseo valenciano. “Es un lujo y un honor para esta casa tenerlo tan implicado en nuestro proyecto”, reconoce Iglesias. “Todas las colaboraciones que podamos hacer con él serán un lujo”, apostilla.
Iglesias pide tiempo. “Es un buen momento para constuir un proyecto sólido, que cumpla con las expectativas, y nos permita conseguir cierta velocidad de crucero y quizás en un par de años podamos fantasear”.
Schmidt se sienta en el banquillo
El juicio contra Helga Schmidt, de 76 años, que dirigió el Palau de les Arts casi 15 años hasta 2015, está previsto para enero. La Fiscalía ha solicitado siete años y medio de cárcel para ella, a la que acusa de presunta malversación de caudales públicos, prevaricación y falsedad documental por cobrar con otros socios comisiones “injustificadas” del 10% al 30% al coliseo, a través de una empresa creada al efecto, y por su supuesto papel de intermediario en la contratación de una imprenta.
Se sentarán también en el banquillo el exdirector financiero Ernesto Moreno, el presidente del consejo de la empresa Patrocini, José Antonio Noguera, su consejero delegado, Joaquín Maldonado, y el administrador de Radcliffe —la otra sociedad implicada—, Pablo Broseta. El caso estalló en enero de 2015, cuando la Policía registró la ópera valenciana en busca de documentos sobre posibles irregularidades en las contrataciones arañíz de un informe de la Intervención de la Generalitat. Schmidt siempre ha negado los cargos y ha defendido que actuaba como le indicaban desde la consejería de Cultura.
Babelia
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