La “permanente y profunda” presencia de Granada en Lorca
Una exposición temporal en el centro dedicado al poeta ilustra el vínculo con su ciudad
![Javier Arroyo](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fd32e7916-34b0-4b94-8d32-77cf27aaff02.png?auth=fd66b52d9e90ebc134d0c6463fc689855a54258f0e8c6786967941f3682f6acb&width=100&height=100&smart=true)
![Exposición 'Desde el centro. Federico García Lorca y Granada', en el centro cultural de la ciudad andaluza.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/APBMX4PTZKYODHPN22RCI546PE.jpg?auth=ac8f669954874494d4d983fb5da660afa63f250c1c68940c609c47330e32785c&width=414)
Dice Laura, su sobrina nieta, que Federico García Lorca tenía “la necesidad de volver cuando estaba fuera de Granada y de irse cuando estaba dentro”. Esa era la relación del artista con su ciudad, la de una “presencia permanente, profunda y compleja que está a lo largo de toda su obra”. Y esa es la relación que la exposición Desde el centro. Federico García Lorca y Granada quiere mostrar a partir del legado del poeta que desde junio reside ya en la ciudad.
En realidad, Granada desesperaba a Lorca tanto como la amaba. Federico era capaz de preguntarse en Historia de este gallo: “¿Qué hacer, Dios mío, para sacudir a Granada del sopor mágico en qué vive?”. Y también escribir a Melchor Fernández Almagro para decirle: “Me gusta Granada con delirio pero para vivir en otro plan, vivir en un carmen, y lo demás es tontería. Vivir cerca de lo que uno ama y siente. Cal, mirto y surtidor”. Algo más de 80 manuscritos, fotos y libros, junto a 24 dibujos y pinturas, suyas y de amigos como Manuel Ángeles Ortiz o Ismael González de la Serna sirven para mostrar, en el centro que la ciudad ha dedicado a la memoria del poeta, esa relación ambivalente entre el artista y su ciudad.
La muestra, la primera que se realiza en el centro Lorca con material propio, será el núcleo de una exposición que podrá verse hasta el 30 de noviembre y que por necesidades de conservación irá modificándose. “Los manuscritos solo estarán expuestos un máximo de tres meses. A partir de ahí, volverán a la cámara de seguridad donde los documentos podrán recuperarse de la agresión que para ellos supone estar expuestos, sin las condiciones estables de luz y temperatura que requieren”, apunta Laura García Lorca.
“No importaba dónde estuviera el poeta, siempre hablaba de su ciudad; nunca la abandonó del todo, a pesar de que hubo dos ocasiones en las que renunció a volver. La primera, cuando estrenó su obra El maleficio de la mariposa con un fracaso considerable. Su padre le instó a volver, a lo que Federico se opuso alegando que tenía alas y necesitaba que le dejaran volar. La segunda, con los estudios atrancados en Madrid, también se negó. Por lo demás, su historia con Granada es de recuerdo y necesidad, al menos mentalmente”, añade su sobrina nieta.
“El paisaje está explícitamente en sus textos. Todo el paisaje, el de su infancia, su adolescencia y su época adulta. No obstante, creo que el campo es lo que tiene más peso. Ese campo presente en sus tragedias, en La casa de Bernarda Alba, Yerma o Bodas de Sangre frente a la ciudad, a esa terrible Granada burguesa de Doña Rosita la soltera”.
Los amores de Lorca, antes de fin de año
El hispanista y profesor de la Universidad de Boston, Christopher Maurer, y el dramaturgo jiennense Alberto Conejero son los comisarios de la próxima muestra que podrá verse en el centro Federico García Lorca de Granada, la que aún no se sabe si sustituirá o convivirá con la que este jueves se ha presentado. Maurer y Conejero están diseñando un recorrido por la vida amorosa y sentimental del poeta, desde sus imposibles amores femeninos hasta sus grandes pasiones masculinas.