La extremeña que defendió el gallego de la persecución franquista
Galicia descubre en el Día das Letras la figura de María Victoria Moreno, cuarta mujer homenajeada después de 56 ediciones
Allí donde se venera la figura feminista de Rosalía de Castro, las mujeres tampoco se libran de ser marginadas en los homenajes literarios. De las 56 ediciones del Día das Letras Galegas, la gran fiesta cultural que Galicia dedica cada 17 de mayo a un literato ya fallecido que selecciona la abrumadora mayoría masculina de la Real Academia Galega, solo en cuatro se ha honrado el genio de una escritora. Una de esas excepciones la protagoniza este año María Victoria Moreno (Valencia de Alcántara-Cáceres, 1939), una profesora de Lengua y Literatura Española que descubrió a los 22 años el idioma gallego y entregó su vida a promocionarlo y defenderlo.
Pionera de la literatura infantil gallega con su primer libro, Mar adiante (1973), Moreno llegó a la esquina noroeste de la Península para dar clases en un instituto en 1963, justo el primer año en que se celebró el Días das Letras con Rosalía como figura laureada. Hija de una malagueña y un toledano, conoció una Galicia enmudecida, en la que el uso público del idioma materno de la gran mayoría de la población estaba prohibido por la dictadura franquista. Tal fue su fascinación por la lengua proscrita, que en solo cinco años ya la hablaba y en ocho la dominaba lo suficiente para componer obras literarias. “Soy gallega por amor”, solía decir.
Hubo un episodio que sacudió a Moreno al poco de instalarse en Galicia. En su instituto de Lugo se celebraban exámenes por libre y en los pasillos se agolpaban muchachos procedentes de las zonas rurales, privados de centros de secundaria en los que estudiar, que afrontaban la prueba de castellano encorsetados en un traje y comidos por los nervios. Antes de empezar, su compañero del departamento de Lengua y Literatura Española, el filólogo Xesús Alonso Montero, que luego llegaría a presidir la Real Academia Galega, quebraba el gélido protocolo y se dirigía a los aspirantes en gallego para intentar relajarlos. “A ella le impresionó y empezó a interesarse por nuestra lengua. Le pedía a sus alumnos que le leyesen y le hablasen en gallego”, cuenta Fina Casalderrey, Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 1996, que fue su alumna y amiga. Su compromiso fue, explica Alonso Montero, “con la lengua de los pobres”.
Moreno reventó varios moldes. En plena dictadura, impartió cursos de gallego, participó en una librería de libros prohibidos y en 1973 fue la primera mujer en pronunciar una conferencia en el Casino de Pontevedra, el club por antonomasia de la alta sociedad pontevedresa desde 1855 y que hoy frecuenta el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Con Francisco Franco aún vivo, "dio la conferencia en gallego sobre los Seis poemas gallegos de Lorca”, apunta Casalderrey para ilustrar la valentía de una intelectual a la que la policía franquista “retiró el pasaporte por su activismo cultural”. Su obra se centró en la literatura infantil y juvenil y fue autora de novelas -Anagnórise (1988)-, ensayo -Diario da luz e a sombra (2004) sobre el cáncer que padecía-, crítica y también poesía, esta última publicada después de su muerte en 2005.
Casalderrey, una de las seis mujeres que conforman el plenario de la Real Academia Galega junto a 22 hombres, destaca no solo la calidad literaria de Moreno sino también su “generosidad” para formar lectores y escritores y enseñar a sus alumnos a “ver las tripas de los libros”. En sus aulas despertó la vocación a quienes luego se convertirían en filólogos, literatos y académicos: “Aunque no hubiese publicado ningún libro, sería merecedora de este reconocimiento solo por cómo expandió la literatura gallega”.
Si alguien quiere indagar en la personalidad de la homenajeada por el Día das Letras, solo tiene que mirar hacia algunos de los personajes de sus obras. Ella pervive, desvela Casalderrey, en esa maestra que se esfuerza en practicar una “enseñanza diferente”, en el bibliotecario que acopla con esmero las persianas para que el sol no estropee los libros y en ese amante de la lectura que se refugia en las páginas de papel para huir de las pesadillas de la vida.
"La literatura de las mujeres se ha ocultado"
Pese a que el plenario de la Real Academia Galega lo integran actualmente 22 hombres y seis mujeres, la institución defiende que el rumbo ha cambiado y destaca que los tres últimos ingresos han sido de académicas, con otra más a punto de entrar en sustitución de la fallecida Xohana Torres. Para la plataforma de crítica literaria A Sega, que creó en 2014 el Día das Galegas nas Letras para desenterrar el talento femenino ignorado en la fiesta oficial, el cambio “no es sustancial, sino de imagen” y reclama “poder real para la mujeres” dentro de la Academia.
“Tendríamos que estar hasta 2071 dedicando el Día das Letras a mujeres para lograr la igualdad”, señala Eli Ríos, escritora y miembro de A Sega. “Es absurdo pensar que no hay mujeres que escriban y cumplan los requisitos. Lo que hay es una gran ignorancia. Los hombres, para no ceder sus privilegios, han ocultado la literatura de las mujeres”. Los jurados literarios y los actos académicos, abunda Ríos, siguen bajo control masculino.
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