Fianza de 4,1 millones a la exdirectora del IVAM y al hijo de Gerardo Rueda
La magistrada los acusa de una gran estafa endosando obra falsa del escultor al museo
La juez Nuria Soler ha impuesto este viernes una fianza de 4,1 millones de euros a Consuelo Ciscar, exdirectora del IVAM, Juan Carlos Lledó, su antiguo responsable económico, y José Luis Rueda, hijo del escultor y pintor Gerardo Rueda, para cubrir la responsabilidad a la que pueden ser condenados por haber estafado presuntamente al instituto de arte moderno valenciano.
La fianza asciende al importe que el IVAM pagó la década pasada por ocho esculturas atribuidas a Gerardo Rueda que, según los indicios reunidos por la magistrada del Juzgado de Instrucción número 21 de Valencia, eran falsas. Así como al dinero que el museo destinó a organizar exposiciones cuyo principal objetivo consistió, concluye la instructora, en “dar valor a la colección particular” del hijo del artista abstracto español fallecido en 1996.
La investigación de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) ha revelado que las obras adquiridas por el IVAM fueron creadas una década después de la muerte del escultor en la Fundición Capa, siguiendo las instrucciones de su hijo y sin que existan pruebas de que Gerardo Rueda hubiera dejado indicaciones sobre cómo hacerlas, sino de todo lo contrario. Ciscar, Lledó y José Luis Rueda Jiménez niegan las acusaciones, sostenidas por la Fiscalía Anticorrupción y la Abogacía de la Generalitat valenciana.
La magistrada dedica varias páginas del auto dictado este viernes al caso de El gran relieve. José Luis Rueda vendió la pieza al IVAM en 2004 por 360.000 euros asegurando que se trataba de la misma obra que su padre había creado “con ocasión de la exposición antológica” del artista que el museo organizó en 1996, poco antes de su muerte. Pero en realidad, señala la juez, El gran relieve había sido donada dos años antes al Museo Reina Sofía. Y tanto esa como las otras siete esculturas por las que el IVAM pagó en 2006 otros tres millones de euros, fueron fabricadas después de que el museo valenciano las comprara, asegura la juez, que descarta, basándose en dictámenes técnicos, que las piezas puedan calificarse siquiera como “pruebas de autor”.
La magistrada resalta el hecho “realmente llamativo y extraño” de que cuando José Luis Rueda, hijo adoptivo del artista, se convirtió en su heredero universal no declaró haber recibido ninguna obra de arte. Y, sin embargo, 11 años después, en 2007, compareció ante un notario y dijo haber omitido “involuntariamente” la existencia no de una ni dos, sino de 600 obras que su padre le había dejado por valor de 21,2 millones de euros. Entre ellas, las ocho que para entonces ya había vendido al IVAM.
Babelia
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