100 películas para filosofar sobre el amor
César Antonio Molina publica un ensayo en el que mezcla su pasión por el cine con la memoria
Cuando era niño le gustaba que le contaran películas. “Sobre todo las que no podía ver”. De ahí le viene a César Antonio Molina (A Coruña, 1952) este nuevo libro, Tan poderoso como el amor (Destino). Cine sobre la pasión al límite. Lejos de las comedias románticas. El amor como frontera desesperada de la muerte. “Lo primero es ficción”. Según el autor, cada amante crea a su imagen –aunque no a su semejanza- al ser en que proyecta su deseo. La muerte no. Es el último filo. “El misterio… No podemos saber qué hay detrás. Quizás detenerla, frenarla, aplazarla, luchar contra ella. Poco más”.
Entrelazados ambos temas. O dentro del mismo rasero, Molina afronta este libro memoria, este relato que vuela de la pantalla al interior, en un momento de su vida en que tras dejar la Casa del Lector y toda una carrera que como gestor cultural le llevó a ser ministro en el Gobierno socialista de Zapatero necesita mirar atrás y retomar con intensidad su carrera literaria. El titulo viene del Cantar del Mío Cid. “En esa obra, una de las más grandes de todos los tiempos, hay símiles que comparan de mayor a menor. Lo único que iguala a la muerte en un verso es el amor”, afirma Molina.
A partir de ahí, indaga en los paralelismos que unen a sus pensadores y autores de referencia con los cineastas y los títulos que lo apasionan. A Deleuze y Derrida con Éric Rohmer o Truffaut, a Barthes y Julia Kristeva con Chaplin, Kieslowski o Buñuel. “Me he dedicado a deconstruir las películas que me gustan. Echando de adelante hacia atrás. Deteniéndome en escenas y diálogos”.
“La que hemos vivido en mi generación. Hoy da cierto reparo expresar ciertas cosas. Al Dante y a Petrarca los detendrían y a algunos de nosotros también. Por acoso poético”
Para Molina, el cine multiplica el poder de sugerencia de belleza que hace grande a la civilización: “Los seres humanos hemos utilizado el arte para sublimar necesidades básicas. El abrigo que nos aislaba del frío lo hemos convertido en moda y adorno. La comida que nos servía de alimento ha derivado en alta cocina. El cine es también un detonante de muchas necesidades básicas”.
Con la esperanza de que no se pierda en ese poderoso sentido: “Es un homenaje al cine de arte y ensayo, en cierto modo. Aquel en el que quedábamos a expensas de la visión y la decisión de un creador. No como ahora, que se hacen películas y el final lo eligen en virtud de reacciones de ciertas audiencias”. También representa una despedida de cierta forma de cultura. “La que hemos vivido en mi generación. Hoy da cierto reparo expresar ciertas cosas. Al Dante y a Petrarca los detendrían y a algunos de nosotros también. Por acoso poético”. La presión va en detrimento de muchas cosas, en ese sentido: “De la seducción, del misterio, del enigma”.
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