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El superhéroe negro contra el ‘supervillano’ Donald Trump

La comunidad afroamericana celebra el simbolismo de ‘Black Panther’, versión en cine del cómic de Marvel estrenada en Estados Unidos

FOTO: Un grupo de escolares asiste al estreno de 'Black Panther' el pasado jueves en Harlem (Nueva York). / VÍDEO: Tráiler de la película.Vídeo: Andrew Kelly (reuters)
Jan Martínez Ahrens
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El experimento dura un segundo y sale gratis. Borre a Donald Trump de su mente y sustitúyalo por un superhéroe negro, grande, felino y victorioso. Entenderá entonces por qué Black Panther es algo más que un estreno de la factoría Marvel. La película de Ryan Coogler explica, aunque a simple vista no lo parezca, aquello que a Estados Unidos tanto le cuesta asumir. Que es una nación abrumada por su propio racismo. Un país tan necesitado de encontrarse a sí mismo que un filme protagonizado por un superhéroe negro se ha vuelto un fenómeno político capaz de movilizar a la comunidad afroamericana, romper récords y recaudar en su primera noche 25 millones de dólares.

La historia que le sirve de base resulta, como casi todo en Marvel, intrascendente o simplemente descabellada. Black Panther, interpretado por Chadwick Boseman, es un tipo que se llama T'Challa y reina en la misteriosa nación africana de Wakanda. El lugar, que atesora un valiosísimo metal llamado vibranium, jamás ha sido conquistado y su tecnología es la más avanzada del planeta. Heredero de un trono en peligro, ayudado por un ejército de mujeres, enfrentado a fuerzas exteriores y enemigos internos, deberá demostrar su liderazgo y llevar la paz a su país.

Hasta aquí un cómic más. Un rato de olvido destinado al olvido, si no fuera por la posición que ocupa el personaje en la cultura popular americana. Black Panther (Pantera negra en España) vio por primera vez la luz en 1966, meses antes que la organización nacionalista negra del mismo nombre. Sus autores fueron Stan Lee y Jack Kirby, dos blancos que habían creado, en 1963, una partida de mutantes, los X-Men, víctimas del odio y la discriminación. Influidos por la efervescencia de aquellos años rebeldes, en el número 52 de Los cuatro fantásticos se atrevieron a presentar un superhéroe negro. El éxito fue inmediato y desde entonces no han dejado de aflorar figuras concomitantes.

Ninguna de estas desinencias, desde Catwoman a Luke Cage, ha tenido la suerte de Black Panther. En este enmascarado late algo más que adrenalina y músculo. Es cool, triunfador y su universo tecnológico se ubica en los antípodas de la caricatura supremacista. Encarna, de algún modo, una vuelta gloriosa y libre a los orígenes africanos. Algo que en la era Trump no deja de ser explosivo.

El presidente que hace un mes llamó “agujeros de mierda” a los países africanos más pobres ha fracturado la sociedad como ningún otro en la historia reciente. Temido por los emigrantes y rechazado masivamente por la comunidad afroamericana, su propia elección ha sido entendida por algunos intelectuales como un efecto de esta tensión. “El poder simbólico de la presidencia de Obama y su demostración de que la blancura no era ya suficientemente fuerte como para evitar que los criados ocupasen el castillo atacó las más enraizadas nociones del supremacismo blanco e instaló el miedo en sus defensores. Y fue este miedo el que dio a Trump los símbolos que le hicieron presidente”, ha escrito Ta-Nehisi Coates en el libro Estuvimos ocho años en el poder. Una tragedia americana.

El miedo por un lado, la reafirmación por otro. Black Panther no se agota en el afrofuturismo púrpura y las peleas a fuego lento. Vista en un cine, supone un acto de reivindicación: el superhombre que salta por encima de Trump. Eso es lo que representa al menos para miles de estadounidenses que lo han expresado en Twitter, YouTube e Instagram, y que el viernes por la noche acudieron en masa a su estreno, recogiendo la antorcha del colectivo afroamericano.

Esta gestualidad no implica que sea una película de tesis. La obra puede divertir o marear. La protesta no está en la pantalla, sino en la retina del espectador. Ahí se decide quién gana. Y para ello conviene tener clara la identidad de quien combate. Y saber que su país no es el África pobre que desprecia Trump, sino Wakanda. El reino de Black Panther.

Hitos del ‘black power‘ en el cine

Sidney Poitier fue el policía negro de En el calor de la noche, uno de los primeros afroamericanos en protagonizar una película que se convirtió en trilogía.


Shaft. Hollywood produjo en 1971 este filme sobre un detective de Harlem que no se andaba con chiquitas. La maquinaria comercial adoptó así el género blaxploitation


El imperio contraataca presentó al carismático Lando: un contrabandista con afro y capa. En 2018, regresará en su versión juvenil en Han Solo: una historia de Star Wars, si bien ya hay más personajes negros en el universo


Blade. El cazavampiros fue el primer superhéroe negro de Marvel y también quien lanzó a la editorial a Hollywood.  En 1997 también se estrenaron Steel y Spawn


Halle Berry, que ya era Tormenta en X-men, logró con Catwoman que una superheroína tuviera su película, aunque fuera un enorme fracaso.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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