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Fallece la poeta nicaragüense Claribel Alegría a los 93 años

Una de las voces más prominentes de la poesía latinoamericana se apagó en Managua, dos meses después de recibir el XXVI Premio Iberoamericano de Poesía Reina Sofía

Carlos S. Maldonado
La poetisa nicaragüense en mayo pasado.
La poetisa nicaragüense en mayo pasado.Carlos Herrera

La poetisa nicaragüense Claribel Alegría (Estelí, Nicaragua; 1924), galardonada el pasado noviembre con el Premio Iberoamericano de Poesía Reina Sofía, falleció la mañana del jueves en su casa de Managua, informaron familiares. Tenía 93 años.

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Alegría era una de las voces más prominentes de la poesía latinoamericana. Es relacionada con la llamada Generación Comprometida, cuyos autores –entre ellos el salvadoreño Roque Dalton– estaban muy influenciados para la realidad centroamericana, una región hundida en la desigualad, el olvido y desangrada por dictaduras y guerras civiles. Aunque Alegría rechaza formar parte de la Generación Comprometida, afirmó en una entrevista con EL PAÍS el año pasado: “Dicen que mi poesía es comprometida, pero no es una poesía comprometida. Lo que pasa es que el sufrimiento de mis pueblos se refleja en mí, porque yo soy ser humano antes de ser poeta y me duele mucho lo que sufren mis pueblos”.

La escritora, hija de madre salvadoreña, ha dejado una vasta producción literaria, que incluye poesía, novelas, ensayos e historia. Discípula de Juan Ramón Jiménez, quien la guió en sus primeros pasos en la poesía, más tarde su compromiso con un cambio social en Centroamérica la llevó a apoyar la lucha revolucionaria del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua, que en 1979 derribó la dictadura somocista que durante más de 40 años machacó a este pequeño país. Parte de su obra la dedicó a documentar esa revolución, así como el asesinato del dictador Anastasio Somoza Debayle. Es autora, entre otras obras, de Otredad, Saudade, Soltando amarras y, Umbrales.

El fallecimiento de su esposo, el escritor y diplomático estadounidense Darwin J. Flakoll, hace 23 años, la marcó profundamente, así como su producción literaria. Bud, como lo llamaba de cariño, fue su cómplice y compañero de viaje literario, parte de su obra la comparte con él. “Todo los que amo están en ti y tú en todo lo que amo”, escribió en su poema Amor. El dolor causado por la muerte de Flakoll le impidió escribir por un tiempo. Claribel contaba a sus amigos que tras la muerte de su esposo realizó un viaje íntimo, sola por Asia, donde visitó templos budistas y playas que le parecían encantadas. Ese periplo le sirvió de limpieza espiritual y años después se refugiaría en la poesía. “Fue una salvación total. Mi marido y yo tuvimos una amistad enorme, y cuando él murió creí que el mundo se me venía abajo y que ya no iba a escribir. Y vino la poesía y la poesía me salvó”, dijo a este periodista en febrero de 2015.

La casa de Claribel, en el barrio de Los Robles de Managua –el mismo donde también habitan sus amigos Ernesto Cardenal y Sergio Ramírez– era un punto de peregrinación para amigos y admiradores de la escritora. Alegría los recibía todas las tardes, cuando el calor menguaba en la sofocante Managua, y con su voz suave y su hablar pausado, como si estuviera recitando uno de sus poemas, contaba las anécdotas que habían marcado su vida.

Con vaso de ron en la mano, rodeada entre sus plantas y sus flores, Alegría tenía una risa que contagiaba. Aseguraba que a su edad no tenía miedo a la muerte. “No le temo a la muerte en absoluto –afirmó–. O vamos a ser solo cenizas que van a ayudarle a las plantas a crecer, o nuestra energía se convertirá en átomos de luz, o va a ser un viaje inesperado, que me guste. Me gusta pensar en eso”.

La escritora recibió el pasado 14 de noviembre el XXVI Premio de Poesía Iberoamericana, en el Palacio Real de Madrid. En su discurso de agradecimiento recordó nuevamente a su esposo, aunque el premio lo dedicó a la Reina Sofía, a su mentor Jiménez y al poeta y novelista Rainer María Rilke, de quien dijo “que a través de uno de sus libros me señaló mi vocación”. En aquella ocasión, Alegría hizo un emotivo reconocimiento de las escritoras latinoamericanas, homenajeando desde a sor Juana Inés de la Cruz hasta Alfonsina Storni, Delmira Agustini, Gabriela Mistral, Juana de Ibarbourou y Claudia Lars. Hizo, también, una férrea defensa del feminismo y los espacios ganados por las mujeres en América Latina, tan marcada por el machismo. “En cuanto a las mujeres escritoras, les aconsejo que se liberen del sentido de culpa por no ser amas de casa perfectas y observen lo que dijo Joseph Campbell: “Follow your bliss”, es decir, sigue tu vocación”, aconsejó Alegría.

La familia de la poetisa informó de que organizará un funeral privado y el cuerpo de Alegría descansará en el cementerio Las Sierritas, de Managua, al lado de su amado Bud.

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Carlos S. Maldonado
Redactor de la edición América del diario EL PAÍS. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica y temas de educación y medio ambiente.

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