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Un madroño tequilero
Columna
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Entre Sor Juana y una Moleskine

Inundación cartálida, la revista del Claustro reúne textos, firmas y temas que ayudan a poner sobre la mesa una reflexión sobre las dos grandes revoluciones sociales del siglo XX

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Carmen Beatriz López Portillo Romano lleva una ejemplar trayectoria al timón de la Universidad Claustro de Sor Juana y hace un año, en la pasada Fil, su eficiente equipo de colaboradores lanzaron la revista Inundación Castálida, que ahora cumplió su primer aniversario con un número dedicado al Centenario de la Revolución Rusa. Bellamente impresa y diseñada, la revista del Claustro hace eco de su título en la afortunada reunión de textos, firmas y temas que ayudan a poner sobre la mesa la reflexión que quizá nos haga mejores a todos: ¿qué fue de las dos grandes revoluciones sociales con las que amaneció el siglo XX? ¿A dónde fue a dar la Revolución Mexicana y en dónde quedó la Rusa? Inundación Castálida inicia la conversación con un luminoso texto de Trotsky sobre Stalin, un bello mural de prosa en crónica del inmenso Juan Villoro y una valiosa declaración sobre Stalin como “Rey del Photoshop" escrita por el admirable Paco Ignacio Taibo. Para cerrar con broche de oro la celebración de la revista (cuya totalidad de artículos no me cabe aplaudir aquí por nombre y título) habló con su sonrisa Elena Poniatowska y Fernando Rivera Calderón cantó nada menos que SorJuanga, éxito instantáneo donde se funden en una sola nota la monja barroca con el bardo de Juárez: castálida inundación, nada más y nada menos.

Por la mañana, María Luisa Capella y Juan Carlos Chirinos se encargaron de celebrar en el pabellón luminoso de Madrid, a la Villa del Oso y del Madroño como Ciudad abierta, con la evocación de los versos y la permanencia de la sombra del gran Tomás Segovia en las calles y cafés, en las páginas y en las personas que jamás lo olvidaremos o bien, los enloquecidos personajes venezolanos que han deambulado por Madrid en prosa imaginativa que platica como escribe el gran Chirinos, que de vez en cuando visita el Zoo de Madrid para hablar con los osos que le son paisanos, incluyendo los del madroño.

Para cerrar el día, Moleskine celebró a lo largo de la semana el milagro de reunir a medio centenar de escritores, dibujantes, ilustradores, diseñadores y poetas entre las páginas de una hermosa libreta, de esas con liga y bolsita al final. El experimento se filmó en video y circulará como libro de arte, con los dibujos y párrafos instantáneos, la escritura automática, la ilustración al vuelo, las palabras que salen de su reposo precisamente convocadas por la Bella Moleskine, capaz de hacer bailar a los dibujantes y de provocar suspiros entre los escritores por la belleza de sus variedades, por las hojas como páramos intactos de nieve o cuadrículas como andamiajes para todas las anotaciones y ocurrencias que han de convertirse en cuentos, crónicas, novelas o dibujos, diarios e íntimas imágenes a lápiz, acuarelas o colores de los personajes y proyectos que nos inundan la imaginación y nos nutren la memoria con todo eso que se llama ilusión… o esperanza.

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