El cumpleaños angelino de Plácido Domingo
Los Ángeles homenajea a su director de la ópera, 50 años después de que actuara en esta ciudad por primera vez
Era el 17 de noviembre de 1967, y un joven tenor español debutaba en Los Ángeles con la compañía de la New York City Ópera en una producción de Don Rodrigo. Plácido Domingo pisaba por primera vez en su vida el escenario del Dorothy Chandler Pavilion, el flamante teatro recién estrenado que se haría famoso por acoger la ceremonia de los Oscar durante las siguientes décadas. Su don Rodrigo, y su Alfredo en La Traviata, la noche siguiente, provocaron el entusiasmo de los críticos y de los amantes de la ópera de una ciudad siempre más volcada en el cine. Este viernes, en la gala del 50 aniversario desde aquella primera vez, Domingo, rodeado de un puñado de las mejores voces del momento, familia y amigos, lo ha celebrado con un concierto homenaje en el que no ha faltado la zarzuela, el musical, e incluso la música country. Y muchos, muchos aplausos y ovaciones. En todas partes le quieren, pero en Los Ángeles le quieren todavía más.
Desde aquel día de 1967, la carrera del maestro Domingo y la ciudad de Los Ángeles quedaron unidos para siempre. Domingo pasó a convertirse en uno de las mayores figuras de la ópera de todos los tiempos, pero nunca olvidó Los Ángeles, convirtiéndose en el principal impulsor de la incipiente escena operística de la ciudad, y utilizando su enorme poder de convocatoria (y recaudación de fondos) para poner en marcha producciones de éxito, y, ya en los ochenta, fundar la primera compañía operística de la ciudad, de la que hoy es director. Es en Los Ángeles donde Domingo da rienda suelta con más energía a todas las facetas de su carrera, dirigiendo, hasta la fecha, más de 18 óperas, trayendo a la mejores voces, seleccionando las producciones para cada temporada y apoyando programas educativos como el programa para jóvenes artistas Domingo-Coburn-Stein o su taller de zarzuela con el Conservatorio de Mariachis de la ciudad.
Hoy, el Dorothy Chandler, con 3.200 asientos en cuatro pisos, sus lámparas de araña y su escalinata central, es una sede con vetusto pedigrí para la Ópera de Los Ángeles, una compañía joven que quiere crecer. “Sin él, Los Ángeles no tendría ópera”, ha resumido Marc Stern, uno de los principales benefactores y artífices del homenaje. Tanto le deben, que el alcalde de la ciudad, Eric Garcetti, y la supervisora del condado, Hilda Solís, le han hecho el sábado sendas entregas de placas conmemorativas para, como dijo Garcetti, agradecer “a un ángel en la ciudad de los ángeles” su apuesta por traer el más exquisito de los espectáculos a la capital del show business. Domingo ya tiene su estrella, claro está, en el paseo de la fama, desde 1993, entre John Fogerty y Patty LaBelle.
“Los Ángeles siempre ha sido especial para mí; nunca hubiera imaginado, cuando vine con la ópera de Ginastera, que pasaría a formar parte de mi vida de la forma en que lo ha hecho”, ha afrimado Domingo tras la ovación final. “Me siento muy orgulloso de esta compañía que he ayudado a crear. Somos una familia, y solo espero que siga floreciendo y creciendo. ¡Continuemos el trabajo!”
El concierto ha consistido en un recorrido por las óperas más memorables que Domingo ha traído a Los Ángeles, destacadas con fotografías y fechas proyectadas en una pantalla gigante. Más de 300 actuaciones en las últimas cinco décadas: una “pequeña” selección de 15 arias de entre las más famosas fueron interpretadas por figuras del canto actual, algunas de las cuales, como el tenor Michael Fabiano y la soprano Ermonela Jaho, debutaban en Los Ángeles.
El director musical de la ópera, James Conlon, ha inaugurado la noche con la Bacchanale de Samson y Dalila, de Saint-Säens, que en 1999 Domingo traía por primera vez a la ciudad, cuando todos se preguntaban hasta cuándo podría el tenor, entonces de 68 años, seguir actuando. Ya nadie se lo pregunta. El alcalde Garcetti ha deseado que pudiera formar parte de los fastos de las próximas olimpiadas de la ciudad, en 2028, a lo que Domingo ha contestado con sorna: “Lástima, si hubieran sido las de 2024, seguro que sí”. Precisamente fue durante las anteriores olimpiadas en la ciudad, las de 1984, cuando la creación de la compañía operística empezó a fraguarse.
El tenor guatemalteco Mario Chang y la soprano georgiana Nino Machaidze han cantado Che gélida manina; mientras, Domingo ha elegido Simón Boccanegra (con Ana María Martínez en el papel de Amelia) y el Rodrigo de Don Carlo (con Fabiano como don Carlo).
La zarzuela ocupa un lugar especial en el corazón de Domingo, que trajo Luisa Fernanda a Los Ángeles en 2007. Arturo Chacón-Cruz ha cantado No puede ser, de La tabernera del puerto, de Sorozábal, y el duo Cállate corazón, de Luisa Fernanda. En su última interpretación de la noche, Domingo ha compartido escenario con la canaria Nancy Fabiola Herrera para cantar En mi tierra extremeña, de la misma zarzuela.
Liudmyla Monastyrska, que ha protagonizado esta temporada en Los Ángeles Nabucco, ha interpretado el aria Nel di dilla vittoria, de Macbeth, y Janai Brugger Je veux vivre, de Romeo y Julieta. Fabiano ha salido una segunda vez y ha brillado con Nessun dorma. Morris Robinson (con Vechia zimarra, de La Bohème), y Ermonela Jaho con una espectacular Sempre libera, de La Traviata, han completado el concierto en su parte operística. La actriz y cantante Uzo Aduba, conocida sobre todo por su papel en la serie Orange Is the New Black, ha interpretado I Could Have Danced All Night, del musical My Fair Lady, y Garth Brooks, el cantante country, ha traído su sombrero, botas de vaquero y su guitarra para poner el punto más autóctono con su canción de Acción de Gracias What I’m Thankful For.
Domingo quiso terminar el concierto con todos en el escenario al ritmo de Tutto nel mondo è burla, de Falstaff, la última ópera de Verdi. Verdi y Puccini, en realidad, compartieron protagonismo con el cantante.
A punto de cumplir 77 años, con un récord de más de 3.900 actuaciones en más de 148 papeles, en todos los teatros importantes del mundo, a estas alturas de su carrera se suceden los aniversarios y conmemoraciones. Pero el de este viernes no ha sido uno más, y para que quede constancia de ello, el alcalde Garcetti ha nombrado el 17 de noviembre “Día Oficial de Plácido Domingo” en la ciudad de Los Ángeles. Aunque no hacía falta: en esta ciudad, si se piensa en ópera, se piensa en Plácido Domingo.
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