Multa de 25.000 dólares a Los Tigres del Norte por cantar narcocorridos
El ayuntamiento de Chihuahua castiga desde hace dos años a las bandas que loan al crimen
“Muchos quieren escalar mi altura / nomas miro que se van cayendo / han querido arañar mi corona / los que intentan se han ido muriendo”. Esta canción sonó el domingo pasado en las fiestas populares de Chihuahua, en el norte de México. Los Tigres del Norte abarrotaron el palenque de Santa Rita, la feria municipal de Chihuahua y tocaron uno de sus clásicos, Jefe de Jefes, un canto épico a la vida del capo. El resultado fue devoción de sus fans y castigo de las autoridades. El gobierno local ha declarado la guerra desde hace dos años a los narcocorridos y los padres del género no se han salvado.
El ayuntamiento de Chihuahua les ha impuesto una multa de 500.000 pesos (casi 25.000 dólares) y ha clausurado el palenque, un recinto típicamente mexicano que igual sirve para dar conciertos que para espectáculos con caballos. “No está el horno como para hacer bollos. No podemos permitir que ahora como están las cosas como la inseguridad, se veneren a estos personajes del narcotráfico con canciones”, declaró este martes María Eugenia Campos Galván a la prensa local.
La banda de los hermanos Hernández, migrantes mexicanos, músicos de éxito y residentes en EE UU, podría haber acabado en la cárcel. En marzo de 2015, el ayuntamiento chihuahueño aprobó un bando para sancionar con arresto de hasta 36 horas y multas de 20.000 dólares a todo aquel que interprete narcocorridos en un evento. El estado de Chihuahua fue el escenario de algunos de los peores episodios del narco durante la guerra por el control de Ciudad Juárez entre el cartel de Sinaloa y el Golfo. Hoy en día continúa liderando las listas de homicidios junto a Guerrero y Estado de México.
Estados como Sinaloa, origen de los Tigres del Norte, también han llegado a sancionar los narcocorridos. Estas odas al hampa son una desviación de los corridos, un género de la música tradicional de los Estados del norte del país, que alcanzó su pico de popularidad a comienzos del siglo XX, narrando los episodios de la revolución mexicana a modo de gestas épicas. Las primeras mutaciones empezaron en los setenta. Grupos como Los Tigres del Norte han sido pioneros en recrear las peripecias de los contrabandistas que pasaban droga al otro lado de la frontera y encumbrar el estilo de vida del narcotraficante como forajido.
Con más de 40 años de carrera, en 1968 los hermanos Hernández abandonaron Sinaloa. Siendo aún casi unos niños se pusieron a trabajar para ayudar económicamente a su familia. En los ratos libres se juntaban para tocar la tradicional música norteña en fiestas y conciertos. A partir de ahí llegaron los primeros contratos con sellos californianos. Los Tigres del Norte presumen desde entonces de una exitosa carrera en el mercado estadounidense, regada tanto de premios Grammy como del reconocimiento popular a ambos lados de la frontera
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