Un foro de intelectuales reflexionará sobre convivencia en el Mediterráneo

“Cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrá hacerlo. Pero su tarea es quizás mayor. Consiste en impedir que el mundo se desmorone”. Albert Camus (Argelia, 1913 – Francia,1960) pronunció esa frase en 1957, durante el discurso de aceptación del premio Nobel. Ahora que se cumplen 60 años de aquello, el exministro socialista de Exteriores Miguel Ángel Moratinos ha promovido la celebración de unas jornadas que reúnan, en torno a la figura de Camus y su literatura, a pensadores de todas las orillas del Mediterráneo para que sus reflexiones contribuyan a forjar nuevas políticas que mejoren la convivencia en este mar que en los últimos tiempos se ha convertido en una inmensa fosa común y en un muro líquido entre dos mundos.

Las jornadas, con vocación de continuidad en el tiempo, se celebrarán siempre en San Luis, el pequeño municipio de Menorca de donde era originaria la abuela del franco-argelino Camus, y desde donde tuvo que emigrar. Este año, en su primera convocatoria, los Encuentros Mediterráneos Albert Camus se inauguran el 29 de abril y se clausuran el primero de mayo. En ella dialogarán escritores como el libanés Amin Maalouf, el argelino Yasmina Khadra, el griego Yannis Kiourtsakis, el marroquí Mohamed Achaari o la poeta palestina Jehan Bseiso. Junto a ellos estarán españoles como Javier Reverte o Manuel Vicent o el cineasta parisiense de origen gallego Oliver Laxe.

En La montaña mágica Thomas Mann pinta la decrepitud de Europa circunscrita en una clínica de Davos. “Así como hoy”, dice Moratinos, “hay un foro en Davos para repensar el futuro de la economía y las finanzas, debe convertirse San Luis en ese enclave desde el que entender el futuro de la zona mediterránea. Si el Mediterráneo volviera a ser el centro de gravedad de las políticas de la Unión muchos de los problemas que afronta la actual Europa se resolverían”. Moratinos, que concibió esta idea al toparse por casualidad en el pueblo menorquín con un centro cultural dedicado al filósofo y descubrir que de allí era oriunda su abuela, aspira a que estas jornadas, organizadas con el amparo del Ayuntamiento de San Luis, el Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed), la Obra Social de la Caixa o el Instituto Francés, tengan una periodicidad de uno o dos años.

La misma importancia le otorga a este encuentro Michel Barré, especialista en la obra de Camus, de quien dice que respiró, soñó, creó y se rebeló en favor de un Mediterráneo heterogéneo y repleto de contradicciones. Él ha confeccionado gran parte del programa de charlas, basadas sobre todo en la concepción de Camus de lo que significaba buscar una patria —regresar a Ítaca—, una “utopía realista”: Encontrar la simple felicidad de ser hombre. Juntos. Sobre ello y por su actualidad da un apunte Moratinos: “Es urgente decidir. ¿Qué vamos a votar? ¿Ser franceses o españoles? ¿Dejar fuera al otro? ¿El que viene del sur del Mediterráneo es el otro? ¿Queremos vivir juntos o enfrentados?”. Camus es un icono contra todo fanatismo, “alguien cuyo pensamiento quitaría razón al choque de civilizaciones que promulga Samuel Huntington”, añade el exministro.

“Camus era muy español, no solo por el cuarto de sangre que le aportó su abuela, sino por intelectualidad. Creía que Italia, Francia y España debían ser una sola patria; es más, dijo de España que era la que mejor representaba, a la vez, la alegría de vivir y el drama de vivir”. Son palabras de Javier Reverte, que celebra que se sienten juntas personas diversas en orígenes y opiniones para departir sobre lo que concierne a todos, y defensor de que el Mediterráneo es un espacio único y común.

En San Luis y gracias a los análisis de los académicos también se abordarán otras facetas imprescindibles de Camus, su labor como periodista y su perpetua reclamación de una mayor ética en la profesión —clamo que estiman necesario igualmente hoy— y su defensa de la fuerza de la mujer para auspiciar un futuro mejor.

Sin Turquía

En marzo del año pasado se firmó un pacto migratorio entre la UE y Turquía para detener la avalancha de llegadas a las costas de Grecia e Italia, que superaba entonces las 900.000 según Frontex. Cualquiera de los Veintiocho, tras la entrada en vigor del acuerdo sellado con la firma del primer ministro turco Davutoglu, podría retornar —expulsar— a migrantes o refugiados a Turquía. Sin embargo y a pesar de que han intentado contar con la presencia de escritores turcos (estuvo casi confirmada la presencia del premio Nobel Orhan Pamuk, quien finalmente y por problemas de agenda no podrá acudir), los Encuentros Mediterráneos Albert Camus no tendrán representación turca para debatir sobre identidad y migración.