‘Verano 1993’, de Carla Simón, seduce y emociona en Málaga
La cinta narra la historia personal de esta directora que perdió de niña a sus padres víctimas del sida
Fue en el verano de 1993 cuando Carla Simón perdió a su madre. Tenía seis años y solo hacía tres que había muerto también su padre. Fue acogida por la familia de su tío materno y abandonó Barcelona para trasladarse a vivir a un pueblo del Ampurdán . Fue el sida la causa de la muerte de sus padres, pero entonces la enfermedad no tenía ni nombre ni posibilidad de curación. Carla Simón se ha decidido a mirar de frente aquel devastador verano y ha plasmado en una película las sensaciones de esa niña frente a la muerte. Verano 1993, primer largometraje de Simón, ha sido acogida en el Festival de Málaga, donde se ha presentado esta mañana dentro de la sección oficial, con una enorme emoción y un contundente aplauso. Aunque la cinta ya venía avalada por su exitoso paso por el último Festival de Berlín, donde se presentó en la sección Generation Kplus y obtuvo el premio a la mejor ópera prima, la sorpresa no ha sido menor. Verano 1993, junto con No sé decir adiós, de Lino Escalera, son hasta el momento las dos películas a concurso que mayor reconocimiento ha encontrado en la crítica y los periodistas.
“No ha tenido nada que ver con una catarsis personal. Yo tengo ya muy asumido lo que me pasó y lo cuento desde hace años con absoluta naturalidad. Lo que sí quería es mostrar como los niños se enfrentan a la muerte y mi caso era el perfecto”, explica Simón (Barcelona, 1986) para quien lo que sí experimentó con la escritura del guion es una “reconexión” con su propia historia. “El proceso más personal lo viví durante la escritura del guion. Fue entonces cuando recorrí las sensaciones y emociones de aquel verano, más que los recuerdos en sí que están ya como en un lado. Por el contrario, en el rodaje, estuve absolutamente desconectada de lo que había sido mi vida”, asegura la realizadora que hace años comenzó a escribir una historia en torno a la juventud de su madre, pero que abandonó. Es con su primer largometraje con lo que se decide a hablar de sí misma, de buscar en los recuerdos y trasladar al espectador cómo se gestiona el dolor y la muerte en la infancia. Las dos niñas protagonistas, Laia Artigas, en el papel de la propia Carla Simón, y Paula Robles, como su prima pequeña, son uno de los grandes hallazgos de este filme, en el que también trabajan David Verdaguer y Bruna Cusí, como los tíos que la acogen en esta nueva familia.
Verano 1993 indaga en el duelo infantil y en la gestión de esa niña frente a la muerte, pero también de cómo se enfrentan a ello los adultos. No ha querido Simón eludir algunas barbaridades que hizo entonces para buscar un hueco en su nueva familia, ni las dificultades de sus familiares para hacerse cargo de esa situación tan dramática, con el sida de fondo. “Yo supe que mis padres habían muerto de sida con 12 años. No juzgo ni estigmatizo a nadie. Entonces era una enfermedad desconocida y que provocaba mucho miedo. Por no tener, no tenía ni nombre”.
El otro filme a concurso que se ha presentado esta mañana es la cinta argentina Gilda, no me arrepiento de este amor, que dirige Lorena Muñoz y que narra la historia real de la cantante Miriam Alejandra Bianchi, más conocido como Gilda. Icono de la canción popular argentina y responsable de grandes éxitos musicales, Gilda perdió la ida en un accidente de tráfico en 1996, que provocó una enorme conmoción en su país. La actriz uruguaya Natalia Oreiro encarna a esta artista que abandonó su trabajo como profesora de una guardería para abrazar la carrera musical.
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