“Me gustaría pedirle ‘el mambo’ a Salma Hayek”
Julio Briceño, vocalista de Los Amigos Invisibles, contesta el carrusel de preguntas de este diario
No se puede entender a Los Amigos Invisibles sin la noche de Caracas. El auge de la industria discográfica y de nuevas formas de expresión en la música latina se encontró con la visión del legendario David Byrne a mediados de los años noventa. Fue un golpe de suerte que permitió que las letras irreverentes y los ritmos estridentes traspasaran las fronteras de los bares venezolanos y llegaran a los oídos de cientos de miles de seguidores en España y Latinoamérica. El vocalista Julio Briceño habla de los momentos más dulces y los altibajos en la carrera de la banda, de los problemas que enfrentan los músicos en Venezuela y de su próximo disco, El Paradise.
¿Hay algo que siempre quiso hacer y no ha podido?
Hay gente que nos ha pedido que hagamos un disco de salsa, ¿por qué no? Me gustaría mucho hacer un disco de música lenta, de chill pop.
¿Qué es El Paradise?
Pura gozadera, un estado mental que te invita a desconectarte del mundo actual, que está más loco que nunca. Es muy funky: moderno, viejo, nuevo, latino...
¿Cuándo supo que quería dedicarse a la música?
Cuando dejé mi trabajo anterior porque la música me estaba dando dinero. Pensé que si no renunciaba, perdería la oportunidad de vivir mi sueño.
¿Por qué le dicen Chulius?
Es culpa de DJ Metra, un amigo que está en Barcelona. Es por mi nombre Julio que sonaba a Chulius.
¿Recuerda algún concierto que haya sido desastroso?
En Tijuana, cuando se nos fue la luz en el escenario, pero la música seguía sonando. La mitad de la banda quería parar y la otra, seguir tocando. Fue raro, casi nunca discutimos.
¿El mejor souvenir que se ha llevado a casa de una gira?
Las botellas de alcohol que nos regalan.
¿Qué hace cuando no toca?
Aunque soy muy cinéfilo, he tenido que sacrificar el cine porque ahora paso el tiempo con mis dos hijos pequeños. Mi hobby es investigar sobre música nueva.
¿Es complicado hacer música hoy en Venezuela?
Es bien difícil. No quiero profundizar sobre si es la izquierda o la derecha, pero me parece que la gente que gobierna al país no lo ha llevado por el camino correcto. Ahora es más fácil hacer música porque tienes todos los elementos digitales, pero lo complicado es darla a conocer, sobre todo en Venezuela. Nadie invierte en el entretenimiento y la gente ya no sale de noche por miedo a los secuestros y los asesinatos.
¿El grupo pudo haber surgido en este nuevo contexto?
Lo dudo. No sólo por lo social. Nos ayudó mucho el contexto económico. En los años noventa, la industria del disco estaba en su ola.
¿Con quién le gustaría salir de fiesta?
Con Alejandra Guzmán, sería un vacilón.
¿Con quién no?
Con León Larregui, de Zoé, tiene una personalidad muy fuerte.
Si se tuviera que disfrazar para una fiesta, ¿de qué sería?
Le robaría el disfraz al hijo de una amiga mía. Se disfrazó con una caja de Corn Flakes y un cuchillo de sangre como asesino serial.
¿Cuál fue el primer disco que compró?
No recuerdo si fue un disco de Fuga, una banda venezolana, o 99 Red Balloons de Nena.
¿Qué disco le regalaría a una chica para conquistarla?
¿Cuál es la canción favorita de todo su repertorio?
Comodón Johnson. No tiene letra, sólo silbo y tarareo.
¿A quién le gustaría pedirle 'el mambo'?
A Salma Hayek.
Si no hubiera sido artista, ¿a qué se hubiera dedicado?
Algo que tenga que ver con producción o vídeo. Estudié edición y di clases de tiro de cámara.
¿A quién admira musicalmente?
Soy más admirador que músico. De los que se fueron, a Prince y David Bowie.
¿Qué personaje de series o películas se asemeja a usted?
Starsky, de Starsky and Hutch.
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