“Un vídeo de un perro maltratado que vi hace dos meses me mojó los ojos”
El escritor Arturo Pérez-Reverte contesta el carrusel de preguntas de este diario
Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) recuerda con claridad el día en que a la popular periodista mexicana Carmen Aristegui le impidieron entrar a un bar de Sinaloa por ser mujer. “La cantina se llamaba La Ballena”, dice sonriente el escritor. Era 2002 y ambos recorrían, junto al periodista Javier Solórzano, las calles de Culiacán en busca de las huellas de Teresa Mendoza. “De pronto se nos acercó una señora a preguntarnos qué hacíamos”, recuerda Pérez Reverte. “Le dijimos que un reportaje sobre La reina del sur y nos dijo: ‘¡Yo la conocí, aquí se ponía!’”. El escritor recordó la anécdota en Guadalajara, donde presentó Falcó, su nueva novela. En la Feria del libro más importante del español el autor de Alatriste respondió el carrusel de preguntas de este diario.
Pregunta: ¿El último libro que le hizo reír a carcajadas?
Respuesta: Un cuento de Somerset Maugham que se llama El impulso creativo.
P. ¿Cómo es su lector perfecto?
R. Culto.
P. ¿Qué libros tiene en la mesilla de noche?
R. No tengo libros en la mesa de dormir. Están en el lugar de leer, la biblioteca.
P. ¿Qué libro le cambió la vida?
R. Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas.
P. ¿Qué rutina tiene para escribir?
R. La de un oficinista. Me levanto muy temprano y a las ocho u ocho y media estoy trabajando. Trabajo de seis a ocho horas. Cuando no puedo más me voy a navegar.
P. ¿A qué personaje literario se asemeja?
R. Unos amigos dicen que Alatriste y otros dicen que Falcó. Yo creo que se equivocan.
P. ¿Qué libro le regalaría a un niño para introducirlo a la literatura?
R. La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson.
P. ¿Qué libro le gustaría haber escrito?
R. Victoria, de Joseph Conrad o El buen soldado, de Ford Madox Ford.
P. Respecto a su trabajo, ¿de qué está más orgulloso?
R. De las mujeres de mis novelas. Se parecen a las mujeres de mi vida real.
P. ¿Qué cambiaría de usted?
R. Cierta inexplicable ingenuidad que guardo para algunas cosas.
P. ¿La última vez que lloró?
R. Los perros me suelen poner lágrimas en los ojos a menudo. Un vídeo de un perro maltratado que vi hace dos meses me mojó los ojos. Me emocionan los perros y los niños, pero con los niños pienso que después van a crecer y se me quita.
P. ¿Cuándo fue más feliz?
R. Después de un temporal duro, al entrar en puerto. O después de un momento duro en la guerra. La última vez que salí de Sarajevo para no volver —y que salí vivo— fui feliz.
P. ¿Messi o Cristiano?
R. Ninguno, el fútbol se lo dejo a Javier Marías.
P. ¿Qué lo deja sin dormir?
R. La estupidez humana. Lo que significa que tengo muchas noches de insomnio.
P. ¿Con quien te gustaría quedar atrapado en un ascensor?
R. Debería decir con Mario Vargas Llosa, pero preferiría con Mónica Bellucci.
P. ¿La última comida que te sorprendió?
R. Anoche, cuando le pregunté al camarero si la comida picaba. Me dijo que no y me destrozó el estómago el hijo de puta.
P. ¿Qué no falta en su nevera?
R. Leche. Tomo leche todo el día.
P. ¿El mejor regalo que ha recibido?
R. La elegancia con la que mi padre se enfrentaba a la vida y a la muerte.
P. ¿A qué edad se dio cuenta de que quería ser escritor?
R. No tenía vocación de escritor. Soy escritor por consecuencia de la vida que llevé. Soy un lector que accidentalmente escribe libros.
P. ¿Qué le asusta?
R. Perder la compostura al final. Uno debería de morirse como ha vivido, pero la vida es muy cabrona.
P. Describa un buen fin de semana.
R. Ya he citado a Mónica Bellucci, ¿no?
Babelia
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