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Ortega Spottorno, vida de un discreto pero crucial editor

La Residencia de Estudiantes y Alianza rinden homenaje a una figura clave en la cultura de la Transición

Jesús Ruiz Mantilla
Juan Ortega Spottorno firmando el primer ejemplar de EL PAÍS (1976).
Juan Ortega Spottorno firmando el primer ejemplar de EL PAÍS (1976).EL PAÍS

Su padre, don José Ortega y Gasset, sembró una cultura libresca en casa. Pero a la hora de la verdad, cuando el pequeño de sus hijos, José, quiso estudiar una carrera, le aconsejó que se metiera en agrónomos. Una ingeniería técnica le aseguraría un poco más los garbanzos. Lo hizo, se licenció, e incluso ejerció en determinados momentos. Pero la vida le devolvió al redil familiar y años más tarde, en una entrevista televisiva con Joaquín Soler Serrano, confesó: “Cuando pude decidir por mí mismo cambié las hojas de las plantas por las de los libros”.

Recuerda esta anécdota Mercedes Cabrera en la introducción del libro que Alianza, la editorial que él impulsó en los años sesenta, ha publicado ahora como homenaje. La biógrafa, historiadora y politóloga, que fue ministra de Educación en el Gobierno Zapatero, moderó también este jueves en la Residencia de Estudiantes una jornada en la que diversos expertos y amigos analizaron su discreta pero fundamental tarea en la España del franquismo y la Transición.

No solo Ortega Spottorno elevó a nivel masivo el grado y el gusto intelectual de un país que salía de la ignorancia y el analfabetismo. Venía de una educación abierta y plural, todo un tesoro en la España de la época, dentro del entorno de la Institución Libre de Enseñanza y el Instituto Escuela, como recuerda Javier Zamora Bonilla en el libro. Eso marcó su biografía con genética de letra impresa.

Por eso, años más tarde, expandió en literatura de bolsillo a los grandes escritores, pensadores y poetas de varios siglos. Lo hizo de manera asequible en la colección de Alianza. Impulsó una segunda etapa de la Revista de Occidente, fundada por su padre. Y creó, junto a otros, EL PAÍS, primer gran medio de comunicación escrito de la nueva España democrática…

“Sostenía que hay cosas en la vida que se hacen por deber y otras por pasión. Entre las que acometió por sentido del deber estuvo el resurgimiento de la Revista de Occidente. Creía que había que reivindicar a su padre no como un pensador del pasado, sino del futuro. Pero aquello le metió en dificultades económicas, y eso que lo hizo muy bien, no solo dando espacio a los intelectuales de la época de su padre, sino a incorporando a nuevas generaciones”, asegura Mercedes Cabrera. Su gran cometido con ese proyecto, según el historiador Juan Pablo Fusi Aizpurua, “fue rehacer el pensamiento, por no hablar del desafío que aquello significaba en 1963, plena España de Franco”.

La pasión le premió con más alegrías: Alianza y EL PAÍS. “Se mostró en cada ocasión muy generoso con quienes le acompañaban. Fue un auténtico caballero. Y además de reconocer su papel, en el éxito de Alianza, siempre incorporaba a Daniel Gil, Jaime Salinas y a Javier Pradera. Así como en el de EL PAÍS no olvidaba a Jesús de Polanco, Juan Luis Cebrián y Javier Babiano”.

Alianza forjó un canon absolutamente ecléctico para las nuevas generaciones de lectores en español. Es cierto, y así lo admitió, que se benefició de un boom editorial naciente. Pero mientras unos aprovechaban la coyuntura para introducir savia novedosa, Alianza consolidó un catálogo con clásicos, géneros y autores provenientes de distintas lenguas, épocas y tendencias en una mismo colección, hoy histórica. “Para mí fue el proyecto editorial más interesante de aquella época”, afirma Cabrera. “Además”, apunta la editora María Cifuentes, “una auténtica escuela del oficio de hacer libros”.

Su labor como editor de periódicos sigue esa senda de riesgo, juicio y éxito. Joaquín Estefanía, sucesor de Cebrián en la dirección de EL PAÍS, lo conoció a fondo. “Lo fundaron tres personas: Ortega Spottorno (titular de la acción número 1), Carlos Mendo (número 2) y Darío Valcárcel (acción número 3). Su gran decisión fue entregárselo a los principales hacedores del periódico desde el primer momento: Jesús Polanco y Juan Luis Cebrián. Ortega siempre creyó que EL PAÍS era una acción colectiva. Avaló el calificativo de ‘intelectual colectivo de la Transición’, formulado por José Luis Aranguren. Y fue su mujer, Simone Klein, quien pulsó el botón de la rotativa en la madrugada del 3 al 4 de mayo de 1976”, recuerda Estefanía.

“De lo que más orgulloso se sentía, en relación con el periódico, fue de su contribución a la vuelta de la libertad y de la democracia a España. Hizo suyo uno de los eslóganes de las vallas publicitarias cuando salió a la calle: ‘En El País no todos piensan igual’. El pluralismo fue el eje, excepto para las posiciones que defendían la violencia”. Un diario que además, según el periodista Juan Cruz, estableció mecanismos para reconocer los propios errores. “Con capacidad de rectificación, algo muy raro en los medios de comunicación”.

El primer beso, por cable

Cuando José Ortega Spottorno nació un 13 de noviembre de 1916, su padre, José Ortega y Gasset, se encontraba en Argentina. Rosa Spottorno, su madre, le mandó un telegrama con el anuncio y el filósofo respondió entusiasmado por la noticia. “Los primeros besos paternos me llegaron por cable”, solía contar, como recuerda ahora Javier Zamora Bonilla, director del Instituto Universitario de Investigación José Ortega y Gasset.

Pero la distancia física en el momento del nacimiento no lo fue después en vida. José Ortega Spottorno tuvo una infancia feliz junto a sus padres y los dos hermanos mayores, Miguel y Soledad, un ejemplo que ha querido seguir con su propia descendencia y sus hijos, fruto del matrimonio con Simone Klein, José, Inés y Andrés. Se esmeraron en proporcionarles una educación abierta. Entraron en el Instituto Escuela, brazo de la Institución Libre de Enseñanza, como lo fue desde su creación la Residencia de Estudiantes. Un auténtico foco de formación en libertad, ajeno a las vías pedagógicas predominantes, más oscuras y cavernarias, en manos de la Iglesia. La permanente mezcla de disciplinas científicas y humanistas, la conexión sistemática con tendencias de fuera, el contacto con la naturaleza. La pluralidad y la insistencia en la tolerancia, han determinado a generaciones de alumnos, pero siempre en minoría. La familia Ortega Spottorno formó desde sus inicios parte de esa España liberal que, ajena a las tensiones extremistas, conformó la tercera vía.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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