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“Me gustaría quedar atrapada en un ascensor con Juan Gabriel”

La bailarina mexicana Elisa Carrillo contesta el carrusel de preguntas de este diario

Elías Camhaji
La mexicana Elisa Carrillo, primera bailarina del Staatsballett de Berlín.
La mexicana Elisa Carrillo, primera bailarina del Staatsballett de Berlín.RODOLFO VALTIERRA

A Elisa Carrillo (Texcoco, 1980) le gustaría teletransportarse, aunque parece que ya lo hace. Un día se presenta en Moscú y el otro está bailando en Catar o en Mérida, Yucatán. Su vida ha sido una odisea por los mejores escenarios, que le ha valido un lugar como primera bailarina en el Staatsballet de Berlín. El viaje no ha estado exento de sacrificios. El precio más alto es estar lejos de su familia. Recién convertida en madre, echa un vistazo al camino recorrido y habla de sus pasiones y del amor que profesa por México, su tierra.

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¿Qué significa para usted ser primera bailarina?

Cumplir un sueño que tuve desde pequeña, mucha disciplina y responsabilidad en el escenario.

¿Cómo lidia con la competencia que hay en el ballet?

No es fácil. Compito a diario, incluso con el espejo que siempre está en los ensayos. Trato de pensar que todos tienen algo especial y de no compararme. Sí estoy aquí es por algo.

¿A quién admira?

A mis padres, son personas luchadoras y humildes. Ellos me permitieron llegar hasta aquí.

¿Cuál es el mejor consejo que ellos le dieron?

Que nunca me diera por vencida. Me inculcaron mucha disciplina y perseverancia.

¿Es cierto que las bailarinas llevan dietas muy estrictas?

Tengo que comer sano como cualquier persona que quiere mantenerse en forma, aunque sí me permito antojos. En realidad, como casi de todo.

¿Echaba de menos las cosas que normalmente hace una adolescente?

Nunca sentí que me faltara algo, aunque me hubiera gustado ir a la universidad y conocer ese mundo. A los 18 años te conviertes en profesional y no puedes estudiar como el resto.

Si no fuera bailarina, ¿qué le gustaría ser?

Bióloga o periodista porque me gusta viajar y relacionarme con la gente.

¿A qué edad quiso ser profesional?

Empecé a bailar a los cinco años, pero nunca asimilé la danza como una carrera para ganar dinero. Lo hago porque me llena y hasta ahora no puedo creer que sea mi trabajo.

¿Qué le gusta hacer cuando no está bailando?

Me gusta preparar algo de comer con algunos amigos. También me encanta ir al cine.

¿Cuál fue la última película que vio?

Me da vergüenza decirlo (risas). Fui con mi esposo, Misha (Kaniskin), a ver Batman contra Superman.

¿Qué le aconsejaría a un niño que empieza a bailar?

El éxito en la danza depende de la disciplina y el esfuerzo. No todo es talento, todo es muy físico y en lo mental hay que ser muy fuerte.

¿Hay algo que no le guste de sí misma?

Estoy agradecida por como me hicieron mis papás. Vivimos bombardeados por juicios de cómo nos vemos. Yo no me puedo quejar, estoy sana y la salud es lo más importante.

¿Todavía se pone nerviosa antes de presentarse?

Sí, pero son nervios sanos. Trato de relajarme, hablar con mi mamá y le pido a la Virgen de Guadalupe desde mi camerino.

¿Dónde ha sido el lugar más exótico en el que ha estado?

Astana, en Kazajistán. No me sentí perdida, pero sí muy lejos. Catar es también otro mundo, artificial y lujoso. Al ver a las mujeres en burka, dudamos de hacer algunas cosas sobre el escenario.

¿Cuándo lloró por última vez?

Soy demasiado sentimental (risas). Fue hace poco cuando dejé a mis papás en México, también lloro cuando mi bebé me emociona.

¿Cómo alterna ser bailarina y ser madre?

Ni siquiera yo lo sé. Trato de organizarme lo mejor que puedo y aunque no duermo mucho, siempre saco energías cuando veo a mi hija.

¿Con quién le gustaría quedar atrapada en un ascensor?

Con Juan Gabriel, para que me cante. Me quedé con las ganas de ir a un concierto suyo.

¿Qué música escucha además de la clásica?

Me encanta Maná, Luis Miguel y Mecano. Escucho lo que me acerca a mi tierra. Me gusta mucho la salsa y la cumbia para las fiestas.

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Sobre la firma

Elías Camhaji
Es reportero en México de EL PAÍS. Se especializa en reportajes en profundidad sobre temas sociales, política internacional y periodismo de investigación. Es licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México y es máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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