“Tiene que haber una alternativa a este mundo que permite la llegada de Trump”
La escritora mexicana Margo Glantz asegura que el mundo necesita una "izquierda inteligente, que haga algo"
Un tipo siniestro que tiene una misoginia proverbial. Así define la escritora mexicana Margo Glantz al candidato republicano a la Casa Blanca Donald Trump. A sus 86 años, sigue denunciando el machismo que impera en el mundo actual: el del magnate y el que provoca en México brutales olas de feminicidios. “¿Por qué odiarán tanto a las mujeres?”, plantea sin tener preparada una respuesta.
Profesora, periodista y académica de la lengua, Margo Glantz también se considera una “tuitera y facebookera”. Confiesa que se ha engolosinado con las redes sociales y se atreve a elucubrar que si Cervantes y Lope de Vega hubiesen tenido Twitter, los insultos habrían llegado en 140 caracteres.
Precisamente a exponer su visión del autor del Quijote se dedicará estos días en el Festival Cervantino, donde ha sido premiada con la Presea Cervantina. Nacida en el seno de una familia judía de origen ruso, la escritora fantasea con la idea de que el novelista y dramaturgo castellano fuese converso. “Lo siento de mi genealogía”, asegura.
Pregunta. ¿Se siente cómoda en Facebook y Twitter?
Respuesta. Ya no puedo sobrevivir sin las redes sociales. Me engolosiné
P. Dicen que es el actual opio del pueblo
R. Es cierto que pueden servir para la calumnia, el rumor o la violencia. A veces pienso que si Lope de Vega y Cervantes hubieran tenido Twitter o Facebook se hubieran insultado brutalmente por esos medios.
Ya no puedo sobrevivir sin las redes sociales. Me engolosiné Margo Glantz
P. ¿En el México actual hacen falta Quijotes y Sanchos?
R. Lo que se necesita en el México y en el mundo actual es una izquierda inteligente, capaz de hacer algo, que deje de estar atada a las antiguas nociones de marxismo y socialismo. Debe existir una alternativa a este mundo neoliberal tan brutal, que permite que un personaje como Trump sea candidato a la presidencia de Estados Unidos.
P. ¿Su ascenso trasluce una crisis política y social?
R. Claro. Una crisis que, aunque no es la misma, tiene mucho que ver con la que propició los fascismos y dio lugar a la II Guerra Mundial.
P. ¿Falta una verdadera barrera de contención contra Trump?
R. Hillary no es una maravilla pero es mucho mejor que Trump. Se está poniendo en evidencian la misoginia (del republicano) pero esto, en realidad, le favorece. La gente no quiere una mujer de presidenta.
P. ¿Y cómo logra el magnate el apoyo de las mujeres?
R. Las mujeres somos muy bestias. Vamos a un ginecológo y no a una ginecóloga, a un oculista y no a una oculista... Estamos culturalmente formadas para no saber enfrentarnos a un mundo gobernado por mujeres.
Se necesita una izquierda inteligente, capaz de hacer algo Margo Glantz
P. En México, ¿la situación es aún más grave?
R. Empeora cada vez más. Ahora en el Estado de México ha habido una ola de feminicidios brutal. No sé por qué tanta violencia contra la mujer, por qué nos odian tanto.
P. Volviendo a Cervantes, ¿entre los escritores mexicanos quién diría que es un Quijote?
R. Elena Poniatowska es un Quijote. Es una figura emblemática por sus protestas y crítica social.
P. Su vida guarda ciertas similitudes con la de Cervantes. Su familia como el escritor sufrió el exilio
R. Soy completamente mexicana pero al mismo tiempo soy una mujer muy judía. De alguna manera, quisiera creer que Cervantes fue converso. Lo siento de mi genealogía.
P. Al igual que usted, también fue un gran viajero
R. Aunque de joven dormí en albergues de juventud y tiendas de campaña, ahora voy en primera clase y a buenos hoteles. Pero el pobre de Cervantes le fue de la patada en sus viajes. Hasta pasó por la cárcel.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.