Fernando del Paso: “El amor en la literatura ha perdido la fuerza de otros siglos”
El mexicano, que este sábado recibe el Cervantes, da claves de su escritura, de los temas que subyacen en sus obras y de sus influencias
A diferencia de sus personajes literarios, cuya grandeza está en su ausencia presente gracias a las voces que lo invocan, a su creador Fernando del Paso se le ha visto y escuchado estos días en Madrid. Ha estado en la Biblioteca Nacional, en el Instituto Cervantes, en el Palacio Real y en el Círculo de Bellas Artes. Ha hablado sobre todo de México, de política, de Latinoamérica, aunque poco del motivo por el cual está en España para recibir este sábado el 40º Premio Miguel de Cervantes: su literatura.
Esa deuda la saldó Fernando del Paso (Ciudad de México, 1935) este viernes, entre la comida con los reyes y el inicio de la lectura pública de El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. Durante 15 minutos, el narrador, poeta, dramaturgo y ensayista dio algunas claves de su escritura, de los temas comunes que subyacen en sus obras y de sus fuentes inspiradoras.
Muchos hablan de historia mexicana cuando se refieren a Del Paso, pero esa temática que lo ha hecho popular es la vía que el autor utiliza para hablar sobre temas comunes a todos y que no dejan de ser deseados: amor, erotismo, crítica y humor.
“El amor en la literatura actual ha perdido la fuerza de otros siglos…”.
“A veces a Cervantes se le pasa la mano y maltrata a los personajes hasta un punto sádico…”.
Si el jueves en el encuentro con la prensa estaba vestido de azules, esta vez, Del Paso está vestido de rosa. En un rincón del salón de un hotel madrileño, sentado en su silla de ruedas, el escritor habla muy pausado y en tono bajo, pues hace apenas un año que ha recuperado la voz después de un ataque isquémico hace tres años.
El amor que lo cruza todo
“En mis libros el amor está expresado de manera espiritual y carnal, terrenal. Palinuro de México es mi novela preferida, una especie de autobiografía sobre lo que hubiera querido ser y hacer. Noticias del Imperio es la historia de un gran amor que se supone que existió entre Carlota y Maximiliano. Es que el amor en la literatura actual ha perdido la fuerza de otros siglos… Los autores creen que es un tema agotado, piensan que está manido, y se equivocan porque nunca pierde interés ni en la vida real ni en los que quieren leer sobre él. El amor le sale a uno del fondo del alma, pero mucha gente no expresa sus sentimientos…”.
Sus palabras parecen liberar, ahora mismo, cualquier pasaje de Palinuro de México que juega y juguetea con el amor, el deseo y la pasión, porque Del Paso convierte en fiesta de palabras ese amor torrencial como prueba este pasaje:
“Hacíamos el amor compulsivamente. Lo hacíamos deliberadamente. Lo hacíamos espontáneamente. Pero sobre todo, hacíamos el amor diariamente. O en otras palabras, los lunes, los martes y los miércoles, hacíamos el amor invariablemente. Los jueves, los viernes y los sábados, hacíamos el amor igualmente. Por últimos los domingos hacíamos el amor religiosamente.
O bien hacíamos el amor por compatibilidad de caracteres, por favor, por supuesto, por teléfono, de primera intención y en última instancia, por no dejar y por si acaso, como primera medida y como último recurso. Hicimos también el amor por ósmosis y por simbiosis: a eso le llamábamos hacer el amor científicamente. Pero también hicimos el amor yo a ella y ella a mí: es decir, recíprocamente. Y cuando ella se quedaba a la mitad de un orgasmo y yo, con el miembro convertido en un músculo flácido no podía llenarla, entonces hacíamos el amor lastimosamente.
Lo cual no tiene nada que ver con las veces en que yo me imaginaba que no iba a poder, y no podía, y ella pensaba que no iba a sentir, y no sentía. (…) Para envidia de nuestros amigos y enemigos, hacíamos el amor ilimitadamente, magistralmente, legendariamente. Para honra de nuestros padres, hacíamos el amor moralmente. Para escándalo de la sociedad, hacíamos el amor ilegalmente.
Para alegría de los psiquiatras, hacíamos el amor sintomáticamente. Y, sobre todo, hacíamos el amor físicamente.
También lo hicimos de pie y cantando, de rodillas y rezando, acostados y soñando. Y sobre todo, y por simple razón de que yo lo quería así y ella también, hacíamos el amor voluntariamente".
El humor que se esparce
Si el amor y sus diferentes formas en la tierra y en el cielo late en toda la obra de Del Paso, esas historias están esparcidas de humor, de ironía, de sarcasmo hasta dar otra dimensión a lo narrado.
“Me asombró del Quijote que enseña que la seriedad no está peleada con el humor. Se suele hablar de él tan seriamente, pero no… Aunque a veces a Cervantes se le pasa la mano y maltrata a los personajes hasta un punto sádico. Pasa del humor a la crueldad…”.
Las novelas del nuevo Premio Cervantes surgen después de siete u ocho años de investigación y escritura. De trabajo artesanal con las palabras y el lenguaje, con el ritmo y la musicalidad que busca imprimir, hasta dar a sus textos el sonido de un río que baja por una cachivera. Como ese arranque de Noticias del imperio donde presenta a borbotones a la protagonista con todos sus mimbres:
“Yo soy María Carlota de Bélgica, Emperatriz de México y de América. Yo soy María Carlota Amelia, prima de la Reina de Inglaterra, Gran Maestre de la Cruz de San Carlos y Virreina de las provincias del Lombardovéneto acogidas por la piedad y la clemencia austríacas bajo las alas del águila bicéfala de la Casa de Habsburgo. Yo soy María Carlota Amelia Victoria, hija de Leopoldo Príncipe de Sajonia-Coburgo y Rey de Bélgica, a quien llamaban el Néstor de los Gobernantes y que me sentaba en sus piernas, acariciaba mis cabellos castaños y me decía que yo era la pequeña sílfide del Palacio de Laeken. Yo soy María Carlota Amelia Victoria Clementina, hija de Luisa María de Orleáns, la reina santa de los ojos azules y la nariz borbona que murió de consunción y de tristeza por el exilio y la muerte de Luis Felipe, mi abuelo, que cuando todavía era Rey de Francia me llenaba el regazo de castañas y la cara de besos en los Jardines de las Tullerías…”.
Y así durante unas cuantas páginas más de rangos y raíces que parecen una enredadera que lo quiere abarcar todo. Pero nada es premeditado en las obras de Del paso.
“Esa estructura y esa música me vienen de arriba. De mucho trabajo. De trabajar en el soneto, y he hecho muchos, porque me gusta el ritmo, la métrica. La poesía está en el comienzo de todo, me gusta desde pequeño… A todo el mundo le gusta la poesía, pero en la vida real somos muy prosaicos. Nos falta amar más la vida, expresar sin miedo”.
La musicalidad de las palabras
Del Paso tiene 81 años, está saliendo de un mal trance de salud, pero tiene la ilusión juvenil sobre la vida y los nervios de la primera vez ante la escritura. Por eso el escritor arriesga también en el lenguaje y las estructuras que utiliza. Vivas, barrocas, con combinaciones de palabras que dan oraciones y frases de musicalidad nueva.
“Mis referencias vienen de Lezama Lima y Guimaraes y García Márquez. Aunque me gusta Borges. Los hispanohablantes destruimos el lenguaje todos los días y lo edificamos de nuevo. La vida se mueve muy rápido, también el lenguaje. Hay latinoamericanos que piensan que hablan otro lenguaje distinto al español, pero para mí es mi lengua”.
Es de lo que ha hecho Fernando del Paso libros como José Trigo, Palinuro de México o Noticias del imperio, y unos cuantos libros de ensayo y poemarios. Sin pensar mucho de antemano en las estructuras o en los meandros y laberintos en los que mete a las palabras para que den ese efecto sonoro y hechizante. Él se considera parte de la cola del boom latinoamericano.
Es Fernando del Paso que este sábado se dejará ver en Alcalá de Henares para recibir el galardón más importante de las letras en español. A diferencia de su José Trigo que toma cuerpo a partir de las voces ajenas como se ve aquí:
“…Y también por tus ciudades y pueblos me viste, me vio, me vieron pasar preguntando ¿José Trigo? Y mientras tanto en balde y para qué poniendo todas o casi todas las palabras, palabras más palabras menos. Abajo las palabras tierra, campamentos; arriba las palabras cielo, estrellas y entre la mañana y por la tarde…”.
Babelia
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