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CRÍTICA | CALLE CLOVERFIELD 10
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El perfecto entretenimiento

Si a los cinco minutos de una película ya andas boquiabierto, es que detrás hay verdaderas mentes pensantes

Javier Ocaña
John Gallagher Jr., Mary Elizaberth Winstead y John Goodman, en el filme.
John Gallagher Jr., Mary Elizaberth Winstead y John Goodman, en el filme.

Si a los cinco minutos de una película ya andas boquiabierto, y no por lo que ocurre en el relato sino sobre todo por cómo ocurre, por el modo en que se están utilizando el lenguaje cinematográfico y sus recursos de apoyo, es que detrás hay verdaderas mentes pensantes, de lo que es el cine y lo que supone: una ebullición emocional basada en tensiones de tiempo e impactos de imágenes. Y Calle Cloverfield 10, debut en el largometraje de Dan Trachtenberg (sumen a la palabra debut todas los signos de admiración que deseen), producido por J.J. Abrams, te deja patidifuso desde el inicio.

CALLE CLOVERFIELD 10

Dirección: Dan Trachtenberg.

Intérpretes: Mary Elizaberth Winstead, John Goodman, John Gallager Jr., Suzanne Cryer.

Género: thriller. EE UU, 2016.

Duración: 103 minutos.

Apenas hay texto, sólo una chica que huye de una relación, probablemente también de sí misma, pero cada plano es belleza y eficacia, angustia y efervescencia. Como en parte del cine americano de los 60 y 70, Trachtenberg juega incluso con la introducción de los títulos de crédito iniciales para remover tripas con el contraste de la imagen y el sonido (recuerden los de Grupo salvaje, de Peckinpah, o El vuelo del Fénix, de Aldrich). Y a partir de ahí comienza el magnífico ejercicio de las elipsis. Calle Cloverfield 10 es un relato en el que puede pasar cualquier cosa, y por eso cuanto menos se sepa de su trama y de sus giros dramáticos, de tono y de género, mejor. La película tiene mucho que ver con la aún en cartelera La habitación, pero también con la soberbia Take shelter (Jeff Nichols, 2011). Es la expresión de la locura espiritual americana, narrada con el tono juguetón de una dionisiaca película de los años ochenta. Como es habitual en el cine dirigido, producido y guiado por Abrams, con la magnífica Súper 8 a la cabeza, es un puro guiño a las películas y a los días de su adolescencia: los juegos de mesa, el VHS, La chica de rosa.

Con una gran banda sonora de Bear McCreary, continuas canciones de apoyo que ejercen de contraste tonal, felices en los momentos más terroríficos, y un John Goodman de lujo gestual y vocal, inquietante y divertidísimo, y filmado por Trachtenberg con el gusto de saber aprovechar ese corpachón tanto para el terror como para la comedia, la película sólo baja un tanto el listón en el último tramo, algo más dudoso y, sobre todo, más visto, aunque en modo alguno decepcionante. Calle Cloverfield 10, socarrona, audaz y estimulante, es simplemente el entretenimiento perfecto.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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