La guitarra de Mangoré suena en las pantallas del mundo
El filme, que compite por un Premio Ariel, fue la producción paraguaya más taquillera de 2015
Una primera escena muestra a Agustín Pío Barrios, interpretado por el actor mexicano Damián Alcázar, afinando su guitarra tras bambalinas. La sostiene como un talismán, como si fuera lo más preciado del mundo para él. Entra en cámara un muchacho para decirle que el público lo aguarda, a lo que Barrios, mejor conocido como Mangoré —su nombre artístico de origen guaraní—, le contesta que él y su instrumento saldrán al escenario cuando estén listos. El joven le insiste, mientras que el excelso guitarrista paraguayo le da a entender que fue claro con lo que dijo. De repente el intérprete se pierde en sus pensamientos, como si hiciera una reflexión de su vida y cómo fue que llegó a ese momento. Es en ese instante en el que el espectador se adentra a conocer la historia de este hombre dentro del mito del consagrado músico.
La escena descrita pertenece al inicio de la película Mangoré, por amor al arte, dirigida por Luis R. Vera (Chile) y producida por Leo Rubín. La cinta retrata la vida del paraguayo más universal, considerado como santo y genio de la guitarra de ese país. El filme, con un presupuesto de unos 1,3 millones de dólares —la producción más cara de Paraguay—, se estrenó en Asunción en agosto del año pasado, convirtiéndose en la más taquillera de las cinco películas nacionales proyectadas en 2015 en el país guaraní. Ahora Rubín busca que este biopic continúe con su camino por festivales y salas en el extranjero.
"Estuvimos en el Festival de La Habana donde recibimos buenas críticas y ahora estamos llevando la película al Chicago Film Festival y otras muestras puntuales en Washington DC y Nueva York. Esperamos que se estrene en Argentina antes de julio. Tenemos pedidos de proyectar la película en Chile y Brasil. Es necesario que nos organicemos para que la película se mueva por el mundo y continúe con su camino natural", afirma Rubín.
El hombre detrás de la música
La idea del productor de retratar esta historia en el cine nació después de ver una obra de teatro acerca de la vida de Mangoré. Consideraba que era "importante" llevar su vida a la pantalla grande para conocer al personaje detrás de la música y la reivindicación de este hacia su cultura. "Mangoré [el nombre] viene de un legendario jefe guaraní. Pío Barrios se autodenominaba el Paganini de la guitarra de las selvas del Paraguay. Adoptó también la idea de presentarse en concierto con trajes tradicionales de los indígenas, para él esto era importante", añade.
Rubín explica que la visión del director fue abordar esta cinta desde el lado humano, el conflicto de su vida personal con su "amor al arte", haciendo a un lado la idolatría a quien fue "uno de los mejores compositores de guitarra del mundo".
El productor también da a conocer que Mangoré fue un viajero pionero para su tiempo, ya que recorrió en los años treinta el continente y conoció lugares lejanos, para ese entonces, como Haití, las Guyanas y varios países de Centroamérica, décadas antes que Ernesto Guevara, El Che. "De aquí a 200 años su música seguirá intacta. Para mostrar lo que queríamos mostrar en la película, viajamos por Centroamérica, conocimos los teatros donde se presentó y así buscamos representar al ser humano por encima del músico. La imagen de América Latina está presente en él como en su lado indígena".
Un interés inmediato
El actor Damián Alcázar, con más de 50 películas en su haber, fue el encargado de encarnar a Mangoré. Ningún otro actor se le pasó por la cabeza al director, ya que había mucho parecido entre el intérprete mexicano y el músico paraguayo. Rubín dice que desde un principio Alcázar mostró interés por el guion.
El actor de La dictadura perfecta, que se encuentra en Colombia filmando la segunda temporada de Narcos, dijo que, después de haberse interiorizado con la historia de Pío Barrios y haber escuchado su música, el interés por formar parte de la película fue inmediato. "Leí el guion y la versión de Luis Vera [el director] me pareció atinadísima: hablar del artista y su elección de vivir por y solo para su arte", precisó a EL PAÍS en un correo electrónico.
Para Alcázar uno de los desafíos más grandes fue trabajar en el acento y el manejo de la guitarra. "Como actor tenía que ser convincente al mostrar que yo era quien tocaba esa maravilla de música", añade.
Problemas con la crítica paraguaya
Alcázar comenta que todavía no pudo ver la película, que después de su estreno en Asunción recibió algunas críticas negativas, en las que se alega que la cinta se tomaba "excesivas libertades" respecto a la historia documentada del músico. Rubín minimizó este episodio y afirmó que esto solo ocurrió en Paraguay. "En el país había mucha expectativa, es como hablar de Gardel en Argentina. Se volvió un tema muy pasional, emotivo y visceral", explica.
El productor comparó la situación, las críticas y los comentarios casi como las sensaciones que despierta un derbi entre el Real Madrid y Barcelona, pero relacionado a un personaje que es muy representativo de la nación guaraní. Sin embargó se mantuvo firme con su visión y defendió el trabajo del director chileno: "Él [Vera] quiso rescatar el lado más humano. Ojalá se hagan más películas de Mangoré y con otros puntos de vista".
Mangoré, por amor al arte fue seleccionada por la Academia de Cine de Paraguay para representar al país en los Premios Ariel 2016 de México para competir en la categoría de mejor película iberoamericana. Rubín dice que está cruzando los dedos. Tiene la esperanza de que la presencia de Alcázar en el filme pueda ser un revulsivo extra para conseguir meterse entre los finalistas. "Es una categoría difícil, porque realmente Latinoamérica tiene un cine maravilloso. No descartamos que podamos competir", finaliza.
Babelia
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