Vehículos de cine tan fantásticos como los de 007
Coches para rodar coches. Los cámara car se utilizan para filmar las escenas más trepidantes
Novia a la fuga. Ella escapa con su amante la noche de bodas. Su recién estrenado marido, iracundo, les persigue en una moto a toda velocidad. Una cámara lo graba todo. No fue sencillo rodar esta escena de la película La novia, una adaptación de Bodas de sangre de Lorca, en pleno desierto de Monegros (Aragón). Para ello se utilizó un cámara car, automóviles versátiles y aptos para todo tipo de terrenos habilitados para el rodaje de escenas en movimiento. No aparecen en pantalla, pero sin ellos, la adrenalina que producen algunas escenas protagonizadas por James Bond, Ethan Hunt o Jason Bourne no serían lo mismo.
Con una furgoneta 4x4, el equipo de La novia grabó los primeros planos para simular que el marido abandonado, interpretado por Asier Etxeandia, iba sobre la moto. “Utilizamos una estructura metálica acoplada a la parte trasera de la furgoneta para rodar los primeros planos de Asier”, apunta Javier Redondo, operador de cámara de la película.
Así se crean en el cine las ilusiones. Un mundo de apariencias, donde la sangre es jarabe de maíz, la nieve no está fría, la noche puede ser día, y donde la velocidad también puede ser una ilusión. "A 50 kilómetros por hora puede fingirse que se va a más de 100, todo depende del objetivo y el ángulo en el que se coloque el cámara car”, explica Javier Redondo. Un actor tampoco necesita carné para llevar un coche. De que lo parezca también se encargan estos ingenios.
Estos coches se han vuelto imprescindibles cuando hay que rodar persecuciones, asaltos a trenes, accidentes de tráfico o escenas a caballo. Y casi cualquier vehículo puede convertirse en una unidad móvil, siempre que se adapte a las necesidades del rodaje. Desde todoterrenos a carritos de golf. “Lo más habitual es que se instalen una serie de andamios que sostienen una plataforma que puede ir delante, detrás o a los lados y una grúa para la cámara”, añade Miguel Ángel Cárdenas de la empresa de iluminación y vehículos de cine Rolling Camera Car. Los operadores de cámara, el director y otros miembros del equipo se sitúan sobre esas tarimas bien anclados para no caer.
Renault acaba de lanzar una campaña publicitaria de su nuevo Mégane en la que lo comparan con un cámara car: "Perfecto para el cine, perfecto para la vida real". En los anuncios se muestran algunas de las técnicas que se usan cuando se trata de coches de cine: plataformas y remolques, puesto de conducción en el maletero y focos en el techo para aumentar la visibilidad. Toda técnica es buena si añade espectacularidad a la escena.
A veces, la falta de recursos hace que los directores tengan que buscar sus propios trucos. "Todos hemos abierto el maletero de un coche y hemos atado una cámara con trípode para grabar alguna escena. ¿Quién no ha robado chucherías de pequeño?", admite Marcos Cabotá, director mallorquín de 35 años de la comedia Amigos y el documental sobre el actor que encarnó a Darth Vader I Am Your Father. "Sin embargo, son esenciales para rodar con calidad y seguridad", añade el cineasta.
Aunque hay libertad a la hora de elegir automóviles, siempre deben haber sido diseñados por ingenieros y estar supervisados por el Ministerio de Industria, siguiendo la legislación vigente. “No pueden ir más de nueve personas, es necesario comprobar el estado del vehículo antes y después de cada rodaje”, explica Carlos Sánchez, dueño de la empresa de alquiler de automóviles para rodajes Camara Car, que proporciona coches para cine, televisión y publicidad desde hace diez años.
Desde que el cine es cine se han montado cámaras en coches, pero antes no contaban con las prestaciones de las que hoy disponen. Lo más habitual para rodar escenas de coche era recurrir a cicloramas, rodillos o imágenes proyectadas de la carretera. Así eran las persecuciones de James Bond en los sesenta. El agente huía de sus enemigos por caminos polvorientos y su traje permanecía impoluto. Para Cárdenas, de Rolling Camera Car, esta técnica resta credibilidad. “Había que difuminar los cristales con agua y vaselina para que el fondo pasara desapercibido, aun así era muy difícil sincronizar la iluminación de los actores con la de los paisajes, quedaba muy falso”, agrega. "Incluso el chroma [ténica de manipulación digital por la que se sustituye una superficie de color uniforme por imágenes] que ha sustituido hoy en día las proyecciones, hace que el actor no se implique tanto como si se rueda en la calle con un cámara car”, opina Cabotá, el director de Amigos. Para su próximo proyecto, sueña con rodar una ambiciosa escena con un cámara car: "Quiero captar el despegue de un avión de manera diferente a la habitual; me encantaría que el avión siguiera a un cámara car por la pista, justo hasta el despegue. ¡Sería muy emocionante!".
Esta noticia, patrocinada por Renault, ha sido elaborada por un colaborador de El País.
Babelia
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