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“Espero que mi película haga dialogar a los venezolanos”

Lorenzo Vigas, ganador del León de Oro, espera que su película tenga efectos sobre la crisis política que atraviesa Venezuela

Álex Vicente
El director venezolano Lorenzo Vigas.
El director venezolano Lorenzo Vigas.ETTORE FERRARI (EFE)

La victoria de Lorenzo Vigas (Mérida, Venezuela, 1967), el inesperado ganador del León de Oro en la Mostra de Venecia por Desde allá, tuvo algo de histórico. El premio confirma el excelente estado de salud del cine latinoamericano, cada vez más presente en los grandes certámenes internacionales, que no han dudado en decretar la existencia de una nueva ola desde hace más de una década.

Desde allá narra la relación de dependencia entre dos personajes muy distintos, un acomodado homosexual que se dedica a reparar dentaduras postizas y un joven de la calle que terminará sintiendo afecto por ese hombre taciturno y algo paternal. Pero el director también quiso que fuera un retrato certero de la actual situación de su país, sacudido por grandes diferencias sociales. Al recibir el León de Oro, Vigas ha dicho esperar que el premio tenga efectos en esa fractura social. “Hacer una obra de arte es una responsabilidad. No hice esta película para que gustara a todo el mundo, sino para que la gente pudiera hablar de problemas sociales, políticos y económicos muy graves que tenemos en Venezuela, y que también compartimos con otros países latinoamericanos”, declaró el cineasta.

Vigas apuesta por un cine que abogue por el compromiso, aunque no cree que esa sea su única función. “El cine puede servir para eso y también para entretener, pero si vienes de un país o de un continente con problemas fuertes, es una responsabilidad crear debate sobre esos problemas”, afirmó. “El cine de entretenimiento también es importante, porque a veces hay que ir al cine para olvidar esos problemas, pero yo he hecho esta película para crear discusión”.

El premio confirma el excelente estado de salud del cine latinoamericano

De estética árida y ojo atinado para describir la realidad actual, la película de Vigas se enmarca en esa nueva ola del cine latinoamericano, que no es sinónimo, según el director, de un intercambio cultural entre los distintos países que lo configuran. “Vengo de un continente donde deberíamos estar más conectados”, declaró Vigas desde Venecia. “En Venezuela es difícil ver películas de Colombia, pese a ser un país vecino, o de Argentina. No estamos culturalmente conectados y es una lástima. Ha habido proyectos políticos que no han sido adecuadamente aplicados y que siguen siendo solo proyectos”, expresó el cineasta, que ha rodado la película con productores mexicanos, una montadora brasileña y un protagonista chileno, el actor Alfredo Castro. “Esta película es un esfuerzo común por juntarnos. Es algo que deberíamos hacer más a menudo”, ha añadido.

Esta era la primera vez que una película venezolana competía en el festival, y también la primera que un filme latinoamericano se alza con el León de Oro en la Mostra. Solo dos títulos de América Latina habían ganado, hasta ahora, el primer premio de uno de los tres grandes festivales europeos (Cannes, Venecia y Berlín): El pagador de promesas, del brasileño Anselmo Duarte, que ganó la Palma de Oro en 1962; y La teta asustada, de la peruana Claudia Llosa, vencedora de la Berlinale en 2009. Desde ayer, Latinoamérica ya tiene los tres.

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Sobre la firma

Álex Vicente
Es periodista cultural. Forma parte del equipo de Babelia desde 2020.

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