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Un curso de verano reivindica la literatura de Manu Leguineche

La UNED organiza en Guadalajara un encuentro en torno a la obra literaria del reportero

Guillermo Altares
Manu Leguineche, en su casa de Brihuega, en 2007
Manu Leguineche, en su casa de Brihuega, en 2007luis magán

Sin los reportajes de Manu Leguineche (1941-2014), no puede entenderse el periodismo español desde los años sesenta. Manu, como era conocido entre sus compañeros que le llamaban el jefe de la tribu, fue uno de los pioneros del reporterismo español en los años sesenta, cuando el mundo experimentó un cambio gigantesco que muchas veces se tradujo en guerras como la de Vietnam. Sin embargo, Leguineche es también autor de una obra gigantesca, casi 40 volúmenes que van desde los diarios hasta la historia o el reportaje literario, que le convierten en un prosista de primera categoría. Un curso de verano, organizado por el centro asociado de la UNED en Guadalajara entre el 29 de junio y el 1 de julio, busca recordar esa parte del trabajo de Leguineche. “El objetivo es reivindicar la figura de Manu como escritor”, explica el periodista Pedro Aguilar, profesor de Lengua y literatura en el centro asociado de la UNED en Guadalajara. “Periodismo y literatura son dos brazos del mismo río. Hemos querido darle un perfil muy literario porque consideramos que Manu es un escritor que debe ser estudiado bajo el prisma de la literatura, no sólo dentro del periodismo”.

Guadalajara no es un lugar cualquiera en la vida de Leguineche: el periodista pasó en La Alcarria una parte importante de su vida y, cuando estaba demasiado enfermo para viajar, esa casa se convirtió en sus cuarteles de invierno y allí escribió sus últimas obras, El club de los faltos de cariño y La felicidad de la tierra. En el curso participan desde el periodista de EL PAÍS Juan Cruz, que fue editor y amigo de Leguineche, hasta Javier Reverte, compañero de muchos viajes, Rosa María Calaf, Arsenio Escolar o Gervasio Sánchez.

“Es cierto que Manu sólo tiene una novela, pero escribió libros muy literarios. En sus obras siempre hay reflexiones y detalles, que tienen que ver con el mundo de la literatura más que con el del periodismo”, prosigue Aguirre. La única novela de Leguineche se llama La tribu y es una historia de periodistas durante el golpe de Estado contra Macías en Guinea Ecuatorial. Manu se tomaba con mucha ironía su osadía y nunca volvió a intentar escribir ficción. Sin embargo, el resto de sus libros son pura literatura, aunque se basen en hechos reales y cumplan las normas del reporterismo. El camino más corto, en el que relata una vuelta al mundo en los años sesenta, es una obra maestra, un libro fundamental del periodismo español que, desgraciadamente, como gran parte de sus ensayos, se encuentra descatalogado.

Se podría decir incluso que Manu Leguineche inventó un género propio en el que mezcla el reporterismo con la historia y la literatura de viajes. Además de los citados, entre sus numerosos libros destacan obras como Los años de la infamia, sobre la II Guerra Mundial; Los topos, que escribió junto a Jesús Torbado, un inmenso reportaje sobre los republicanos que se escondieron durante años tras el final de la guerra en cuartos tapiados; El precio del paraíso, una investigación sobre un español, superviviente de Mauthausen, que acabó en la selva boliviana; Yo pondré la guerra, un relato del nacimiento de la prensa sensacionalista y la guerra de Cuba, El Estado del Golpe, un relato de las asonadas militares, o El último explorador, sobre la vida de Wilfred Thesiger.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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