Cultura y Hacienda se enfrentan ante Rajoy por el descenso del IVA
El ministerio de Montoro no quiere ceder a “rebajas que descontrolen las cuentas”
En cualquier conversación con un alto cargo de Cultura, no tarda en surgir un reproche al Ministerio de Hacienda. Más que la oposición, más que las posiciones muchas veces cruentas de los distintos sectores —del cine al libro, del arte a las nuevas formas de expresión digitales—, cuando nos aproximamos al final de la legislatura pocos dejan dudas de que el gran enemigo a batir para la mayor parte de la política cultural en los últimos cuatro años ha sido el ministerio de Cristóbal Montoro.
Con la urgente (y aún pendiente) bajada del IVA para espectáculos, los ánimos han pasado al ataque. La exigencia de todos los agentes implicados —desde el cine a las artes escénicas— para que se reduzca del máximo (21%) a algo más razonable y equiparable al resto de la Unión Europea, depende de Montoro.
Desde Hacienda aseguran que aun necesitan valorar ciertos aspectos para equilibrar las cuentas. Así todo, se contempla una medida que en último término habrá de ser adoptada por el presidente Mariano Rajoy. Dentro del ministerio advierten: “Lo que viene en este periodo son rebajas y no es descartable que se produzca esta del IVA del espectáculo, pero no aquellas que vayan a descontrolar las cuentas”.
Cultura ya ha puesto sobre las mesas de los despachos de Moncloa su propuesta: “Mantener el 4% para los libros y bajar al 10% el IVA de los espectáculos”, aseguran desde la secretaría de Estado. Hacienda corrobora que, de aprobarse, será así. Una de las obsesiones de los responsables de ambos ministerios es ganar la estrategia de los titulares: “No es IVA cultural. La mayor parte de los productos —desde los libros hasta las entradas a museos— contemplan un impuesto reducido; el mal llamado así, cultural, se circunscribe sólo a los espectáculos”. Lo comenta José María Lassalle, secretario de Estado de Cultura, en cada ocasión que le ponen por delante. Y lo comparten desde Hacienda.
Lo malo para el ministerio que depende de José Ignacio Wert es la constante dependencia de la órbita Montoro. Aunque desde Hacienda insisten en que son acciones de Gobierno y que da igual quien las ponga en práctica. En este sentido, el caso de la Ley de Mecenazgo ha resultado altamente simbólico.
Un proyecto normativo que se lanzó desde la secretaría de Estado de Cultura como tal, que se debatió y se elaboró con diferentes ámbitos poderosos del sector económico, bancario, empresarial, en cooperación con museos, coleccionistas, instituciones culturales, teatros y fundaciones, ha acabado en un apartado de la reforma fiscal promovida por Cristóbal Montoro. Y con un amplio recorte de las expectativas del sector, que esperaba mucho más.
Para Cultura se trata de un proyecto revolucionario en el aspecto del micromecenazgo, según Lassalle. Prevé reducciones de un 75% en cantidades de hasta 150 euros. Pero las grandes fortunas, dispuestas a dedicar fondos a la revitalización de la Cultura donde ya no llega el apoyo monetario del Estado, se tienen que conformar con un 35% para grandes aportaciones privadas. La medida se les queda corta. “Todo ha quedado supeditado al margen de recuperación económica”, aseguran desde Hacienda. Pero en Cultura se muestran cada vez más frustrados ante las exigencias y los frenazos a las propuestas que imponen los organizadores de las cuentas del Estado.
Nuevo sistema
Las producciones de cine también han acabado dentro de la reforma fiscal. El nuevo sistema de ayudas impulsado por Cultura —que prevé dedicar cantidades concretas para cada tramo de los proyectos presentados y un fondo especial para obras arriesgadas— va a ser presentado en breve, hay quien sostiene incluso que podría serlo en el consejo de ministros de este viernes. Pero las medidas sobre el impuesto de sociedades también han sido incluidas en la iniciativa fiscal. Estas contemplan un 20% que puede llegar al 35% para rodajes y nuevas producciones escénicas, así como atraer producciones extranjeras con deducciones extra del 15%.
La ya famosa comida organizada a espaldas de Cultura por la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, entre Rajoy y el nuevo presidente de la Academia de Cine, Antonio Resines, no ha sentado nada bien en el ministerio de Wert. El presidente del Gobierno quedó sorprendido de que fueran sólo 14 millones de euros los que se adeuda a las productoras en ayudas públicas y se comprometió a solucionarlo.
La reacción de Rajoy no da pistas sobre el futuro de la guerra Cultura-Hacienda. Su papel de árbitro queda en el aire. Pero desde Cultura saben que al no tener rango propio como ministerio, se encuentran en clara desventaja.
Wert-Montoro y otras peleas creación-dinero
Wert-Montoro no es el primer pugilato político en torno a la cultura. Desde los tiempos de César Antonio Molina, quien fuera ministro de Cultura del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero—, otra guerra, esta vez larvada y, en esta legislatura, más bien fría, es la que salta recurrentemente entre los ministerios de Cultura y Asuntos exteriores. Si los frentes en estos últimos años han pasado la artillería a Hacienda, la política de Estado en torno al cada vez más importante asunto del español sigue pendiente de dominio. El Instituto Cervantes, una institución que es un importante instrumento encaminado al ejercicio de la diplomacia cultural, fue en tiempos de bonanza objeto de deseo de Cultura, cuando en realidad quedaba en la órbita de Exteriores. César Antonio Molina, que había dirigido anteriormente el Instituto, lo reclamó y quiso incluirla entre sus competencias. Pero se quedó con las ganas ante el pulso que le echó a Exteriores. Hoy esa tensión sigue ahí. Pero los tiempos de escasez, con un Cervantes que en este periodo se limita a sobrevivir, no han recrudecido una lucha que aún está sin resolver.
Babelia
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