Nueva vida para el Museo de Arte Abstracto de Cuenca
La Fundación March presenta el plan de ampliación por el Mesón Casas Colgadas
Es uno de los museos más pintorescos de España y posee una de las colecciones de arte contemporáneo más emblemáticas. El Museo de Arte Abstracto de Cuenca, ubicado en las Casas Colgadas, cumplirá el próximo año medio siglo de existencia. Y lo hará con unas instalaciones ampliadas, según anunció este jueves Javier Gomá, director de la Fundación Juan March, entidad a la que el artista Fernando Zóbel donó el espacio en 1980.
Tras asegurar que se trata de uno de los museos más bellos del mundo, tan especializado en el arte abstracto español desde los años cincuenta como el parisino Museo d’Orsay lo está en los impresionistas o el Brücke de Dresde en los expresionistas, señaló que la anexión del edificio vecino —una parte de las instalaciones del Mesón Casas Colgadas— permite una celebración tranquila que resuelve algunas carencias de la pinacoteca.
Sobre la hoz
- El Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca abrió sus puertas el 1 de julio de 1966, fruto de la iniciativa de Fernando Zóbel (Manila, 1924-Roma, 1984), que en 1980 donó su colección a la Fundación Juan March. Exhibe pinturas y esculturas de artistas españoles de la generación abstracta de los años cincuenta y sesenta.
- Está situado en las Casas Colgadas, sobre la Hoz del Huécar, en un singular edificio medieval del siglo XV, propiedad del Ayuntamiento
- Las obras de ampliación arrancarán próximamente y concluirán en 2016. El museo permanecerá abierto.
La intervención no va a resultar agresiva, de manera que el museo podrá seguir abierto al público a lo largo de todo el año que duren las obras, que arrancarán próximamente. Está previsto inaugurar el nuevo espacio antes del verano de 2016.
El proyecto consiste, en esencia, en ganar espacios para exposiciones, tanto para la permanente como para las temporales con casi un centenar de metros cuadrados nuevos y 170 ya existentes, pero destinados a otras necesidades.
Manuel Fontán, director de exposiciones de la Fundación Juan March, precisa que los cambios físicos permitirán la entrada de nuevas obras de la colección. No se trata de aumentar sustancialmente el número, sino de exponer mejor y simplificar la circulación de los visitantes.
Una de las partes más beneficiadas será la dedicada a espacio multiusos. Allí se programarán citas culturales, representaciones y actividades educativas para los más de 5.000 niños que participan anualmente. Como zona común, se recuperan estancias de valor histórico de la primera planta del museo adornadas con frescos y con artesonado mudéjar, que serán destinadas para mostrar obra gráfica y libros de artista.
El coste de los trabajos ascenderá a 300.000 euros, pagados exclusivamente por la fundación. “Nos queda pendiente la climatización del edificio, pero puede que haya que esperar a otra celebración. Un último regalo consistirá en que el acceso será gratuito a partir de enero”, concluyó Gomá.
Unos minutos antes de presentarse el plan de ampliación, el alcalde de Cuenca, Juan Ávila, se refirió a otro lugar museístico de la ciudad, el Espacio Torner, emplazado en la iglesia de San Pablo, sobre el río Huécar, y cerrado desde hace cuatro años: “Cuenca tiene una deuda impagable con Gustavo Torner. Es un enorme artista y gracias a él, Fernando Zóbel levantó el Museo de Arte Abstracto en esta ciudad. El Espacio Torner tiene que reabrirse, pero el Ayuntamiento no tiene dinero ni podría hacerlo solo. La solución tiene que venir de las Administraciones que participan en el consorcio creado cuando se declaró a la ciudad Patrimonio de la Humanidad”.
El alcalde, del PSOE, reconoce que es bochornoso que el lugar permanezca cerrado al público, como apuntó Torner el martes en una entrevista con EL PAÍS. “Nadie me puede decir que yo sea un hombre que desprecia la cultura, pero la fórmula tiene que venir por otro lado. Cuando la Unesco eligió Cuenca como Patrimonio de la Humanidad, se creó un consorcio con todas las Administraciones públicas y que administra tres millones de euros. Creo que por ahí tiene que venir la respuesta y también pienso que las instituciones privadas con experiencia en el gobierno de estos centro, pueden aportar una colaboración imprescindible”, agregó.
El regidor precisa que el pago del mantenimiento sumaba 120.000 euros, un acuerdo que se encontró cuando fue elegido en las últimas elecciones. “Lo pagamos una sola vez, pero la crisis se había desatado y no pudimos destinar más partidas al museo. No obstante, pagamos cada mes 3.000 euros de electricidad para mantener las 40 obras de Torner en buenas condiciones”.
Babelia
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