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¿A 20 metros de encontrar a Lorca?

La Junta de Andalucía descarta seguir financiando la búsqueda de la fosa Un grupo de arqueólogos cree que está muy cerca de localizarla y pide 33.000 euros para hacerlo

Natalia Junquera
El equipo de arqueólogos que trabaja en la zona donde fue enterrado Lorca.
El equipo de arqueólogos que trabaja en la zona donde fue enterrado Lorca.

“La certeza no se tiene hasta la excavación, pero estoy casi convencido de que están allí”, asegura el arqueólogo Javier Navarro, incapaz de disimular su frustración por la decisión de la Junta de Andalucía de no seguir colaborando "institucionalmente", es decir, financiando, la búsqueda de la fosa donde se cree puede estar enterrado el poeta Federico García Lorca junto al maestro Dióscoro Galindo y los banderilleros Francisco Galadí y Joaquín Argollas.

Navarro y su equipo (18 personas en total) iniciaron el pasado 16 de noviembre una excavación arqueológica en el llamado Peñón Colorado, en el término municipal de Alfacar (Granada), porque allí dijeron haber enterrado al poeta tres guardias de asalto que según el falangista Eduardo Molina Fajardo participaron en la detención, traslado y fusilamiento de Lorca la madrugada del 17 de agosto de 1936. El general Fernando Nestares, de 83 años, hijo del jefe militar de las fuerzas sublevadas en la zona durante la Guerra Civil, visitó con los supuestos asesinos el lugar en 1977, y 38 años después se lo señaló al grupo de arqueólogos dirigido por Navarro. La Junta de Andalucía les dio 16.500 euros para sufragar la búsqueda, que finalizó a los 20 días, sin éxito. El equipo revisó entonces toda su investigación y llegó a la conclusión de que habían estado excavando en el lugar equivocado, pero a solo 20 metros del sitio donde “en buena lógica cabría pensar” que están los pozos a los que fueron arrojados Lorca, Galindo, Arcollas y Galadí aquella madrugada. Pero el Gobierno andaluz les ha transmitido que sin la certeza de que vayan a aparecer los restos óseos, no puede poner más dinero. El equipo ha calculado que necesitarían para este nuevo intento 33.117 euros. Navarro recuerda que en la identificación de los restos de Miguel de Cervantes se han invertido más de 100.000.

Miguel Caballero, director de la investigación histórica – él contrastó los 48 testimonios recogidos por el falangista Eduardo Molina Fajardo (1914-1979) en el libro Los últimos días de García Lorca-, asegura que la Junta le ha sugerido buscar financiación privada para continuar con la búsqueda. “Nos han propuesto que hagamos un crowdfunding. Yo les he dicho que no tiene por qué ser ahora, que entiendo sus limitaciones de presupuesto, que esperaríamos. Pero no he conseguido arrancarles un compromiso a ayudarnos económicamente cuando sea posible”, lamenta. Para Caballero, la negativa de la Junta a seguir colaborando con su investigación, “ha sido un chasco enorme”.

El equipo reclama una segunda oportunidad y explica por qué pudieron haberse equivocado por solo 20 metros en el primer intento. El lugar señalado por quienes participaron en el traslado y ejecución de Lorca ha sufrido importantes transformaciones en los últimos 70 años. A lo largo de ese periodo, albergó un campo de instrucción militar, desapareció la mayor parte de un olivar, la zona se utilizó como pista de motocross y se removieron 12.000 metros cúbicos de tierra de una ladera para generar una explanada sobre la que se iba a hacer un campo de fútbol en 1998. Este no llegó finalmente a construirse precisamente porque Isabel García Lorca, que tenía entonces 87 años y también sospechaba que allí estaba enterrado su hermano, logró paralizar el proyecto tras escribirle una dura carta al entonces presidente andaluz, Manuel Chaves. La polémica llegó incluso al diario The New York Times que publicó un artículo recogiendo la indignación de la hermana del poeta.

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Una minuciosa investigación

El equipo de Navarro y Caballero ha dedicado meses de investigación a intentar averiguar cómo era inicialmente ese terreno. Así, acudieron al Archivo General Militar de Ávila para buscar fotografías aéreas de algún avión que sobrevolara la zona en aquella época. Encontraron 124 realizadas en octubre de 1938 por el Ejército Popular de la República, pero “desafortunadamente”, reza su informe, el lugar de la búsqueda se quedaba fuera de la foto “por escasos metros”. Localizaron entonces fotos aéreas de vuelos americanos entre 1944 y 1957 en las que se veía aún intacto el olivar del Peñón Colorado -contaron uno a uno los árboles para comprobar dónde están ubicados los pocos que quedan ahora-, y el campo de instrucción militar, así como la red de drenaje de la ladera. Y encontraron en la hemeroteca de diarios de la época imágenes de las obras para construir el campo de fútbol. Todas estas referencias fueron cartografiadas e introducidas en un SIG (Sistema de Información Geográfica) para proyectarlas sobre la imagen del terreno en la actualidad.

Después, el catedrático emérito de Geografía Física José Luis Peña volvió a pasar el georradar, una máquina que ayuda a detectar si un terreno ha sido removido o alterado -por ejemplo, para enterrar cuerpos- con dos antenas que permitían estudiar hasta unos 7,5 metros de profundidad. Así detectaron las tres zonas de anomalías que, sospechan, corresponden a tres pozos a los que fueron arrojados Lorca, Galindo, Arcollas y Galadí. El lugar coincide, además, con un dibujo del lugar de enterramiento que aparece en el libro de Molina Fajardo y con varias crónicas de la época que relatan cómo se abrieron pozos de captación de agua para aumentar el caudal de la acequia de Aynadamar, del que se servía entonces una fábrica de paños.

Con todos estos datos, el equipo de expertos ha señalizado una nueva zona de búsqueda: 100 metros cuadrados a solo 20 del lugar donde estuvieron excavando, sin éxito, durante 20 días el pasado noviembre.

Este sería el tercer intento de encontrar la fosa de Lorca. En 2009, la Junta de Andalucía invirtió hasta 70.000 euros para excavar la zona señalada por el hispanista Ian Gibson, que se basaba en el testimonio de Manuel Castilla, supuesto enterrador del poeta. Pero tras 47 días de búsqueda solo apareció una roca.

La familia de Lorca siempre se ha opuesto a esta búsqueda. "No tienen legitimidad alguna porque no hemos dado ni vamos a dar autorización para buscar sus restos", aseguraba a EL PAÍS Laura García Lorca el pasado noviembre, ante el inicio de los trabajos de Navarro y su equipo. La Junta de Andalucía insistió entonces en que la operación no era necesariamente para encontrar los restos del poeta, sino para rescatar los restos de varias víctimas de la Guerra Civil. Familiares del maestro y los banderilleros que fueron fusilados aquella madrugada con Lorca sí han reclamado en numerosas ocasiones -incluso en la Audiencia Nacional- que se buscaran y exhumaran. 

Si aparecieran los restos, la identificación no sería difícil, aun cuando la familia de Lorca no accediera a dar una muestra de ADN. "Una de las víctimas tenía una pierna amputada, un rasgo inequívoco, y Lorca tenía un cráneo muy globuloso, muy característico, además de un defecto en los pies", explica la antropóloga Belén Jimeno.

José María Nestares, el mando militar al frente de Víznar (Granada), describió al falangista Molina Fajardo incluso el orden en que habían sido enterrados: "Llamé a Manolo Martínez Bueso para que los vigilara y presenciara la ejecución... Después, Manolo me dijo que Federico [García Lorca] iba en pijama y que los habían matado en el campo de instrucción de las tropas, a la derecha de la carretera...Me dijo que de los que se enterraron, Federico era el segundo por la izquierda".

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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