El korista y la corista ganan el Vis-a-Vis
La sexta edición del Encuentro entre Programadores Españoles y Músicos Africanos, que organiza Casa África, acaba de celebrarse en Dakar (Senegal). Aída Samb, cantante crecida con Youssou NDour, y Noumoucounda Cissoko, instrumentista de kora, girarán en verano por los festivales españoles
El hotel donde se celebran las entrevistas del DakarVisaVis, el Encuentro profesional entre los Programadores culturales españoles con los Músicos senegaleses, tiene un hermoso patio blanco muy español con estanque y flores, mucha madera, manteles de lunares en las mesas. Y en él se celebra cada día desde hace tres un cierto ritual, una puesta en escena rítmica bajo el sol amable de marzo. Llegan los artistas y, uno a uno, tras los conciertos de la noche celebrados en tres salas de la ciudad, cuentan de sí mismos, desvelan planes, giras y sueños. Siley Band, Matador, Takeifa, Cissoko, Jimmy Brown, Fuk N Kuk …
Hablan. Se sientan a responder las preguntas prácticas de los gestores de los festivales que buscan, en cada caso, al mejor grupo posible en su agenda: ¿disponibilidad en verano, número de personas que se desplazan en gira, han tocado fuera de Senegal?... Algunos conocen ya mucho mundo. Otros, apenas los límites de la ciudad. Y las palabras que brotan en cada conversación dibujan un país, un continente, una realidad: el barrio de origen, el peso de la familia y la tradición africana, el dolor de la emigración y la pobreza, el poder de la música para el cambio social o personal. Muchos de ellos se definen: "Somos activistas". Ese es el estribillo de esta canción grupal.
De 140 grupos senegaleses presentados, doce fueron elegidos para audiciones
Nada extraño en esta ciudad, en este contexto. Cada día, de los tres que dura el Encuentro Vis-a-Vis, en el hotel Casa Mara (abierto por la española Mara de Cabo), entre el sonido del tráfico imposible y el gemir de mezquitas, se entiende bien por qué aquí en Dakar nacer, crecer y morir siendo músico es algo cotidiano. Se trata de una profesión de supervivencia y supervivientes, de un oficio herencia de griots y de estirpes. Narradores de historias. Ser hijo de griot y korista, por ejemplo, le ha servido a Noumoucounda Cissoko para ser quien es: un virtuoso del instrumento y de la improvisación. Y con ese talento llegar hasta aquí. Vendrá a España este mes de julio. Ha ganado.
La representante de Aída Samb, finalmente triunfadora también, lo dijo claro. "Ella llevaba de niña el coro de su colegio, es de ganar, nosotros apostamos por ella y por eso la presentamos". Y ese "nosotros" es nada menos que el sello del mismo Youssou Ndour, quien se desvive por esta nieta de Samba Diabaré, músico monumental, que pretende renovar el estilo mbalax. La consideran última revelación en Senegal. Y ella tiene también estribillo: "Difundir la cultura africana es mi objetivo". Esto es lo que se mama en esta ciudad amable, caótica, contaminada, tremendamente hermosa o sucia a ratos y desigual siempre, en la que miles de jóvenes intentan vender cada día las mismas cosas (artesanía, tarjetas de teléfono, frutas...) aunque casi nadie compra. Abres una puerta, cruzas una calle, subes a un ferry... Y allí y allá hacen música.
¿Qué otra cosa se podría hacer en una país con economía precaria y un paro que no alcanzan a abarcar ni las estadísticas? ¿La prueba? 140 bandas se presentaron ante el reclamo de los anuncios del Vis-a-Vis de este año, la segunda vez que el Encuentro Profesional entre Programadores Españoles y Músicos Africanos se celebra en Senegal, la sexta en el continente (antes fueron a Cabo Verde, Etiopía, Sudáfrica, Tanzania...) con la intención de fomentar la mayor presencia cultural africana en España, de crear lazos. “¿Eres músico, tienes banda, quieres tocar en España?”, rezaban los carteles. Eso bastó para que se inscribieran en masa.
Y entre los doce grupo que quedaron seleccionados para las audiciones había gran rap ya conocido y politizado (Matador, del colectivo Y en A Marre) y otro emergente crecido a borbotones de la rabia, la pobreza y la violencia del extrarradio (Fuck N Kuk), además de nombres y bandas ya muy armadas, como Carlou D, Takeifa o el propio Matador. “¿Qué íbamos a hacer? ¿Descartarlos? Ellos se presentaron con igual derecho”, justificaban los visitantes. Los tres llegaron lejos. Y luego, fuera. Otros lo tenían más complicado por el estilo. Caso del rap: "Es más difícil de programar en unos festivales que en otros. Y cada cual apuesta y vota y defiende a aquellos que más encajan en su estilo u oferta”.
Tres espacios (Just 4U, Le Must, y la Casa de Cultura Doutta Seck), doce músicos, tres noches de conciertos en este evento organizado por Casa África en colaboración de la Embajada de España en Senegal, el Ministerio de Cultura senegalés, Cultura Dakar y el Aula Cervantes. Un total de 15 programadores de festivales y salas, y Jesús López Palmero, de la SGAE -patrocinadora junto a la compañía aérea Binter-, se desplazaron hasta Dakar después de cribar aquella marabunta sonora. “Mucho hip hop había entre los preinscritos”, dijeron, sobre un estilo muy abundante y creativo por aquí. “Natural, montar tales grupos cuesta mucho menos”, opinaba Martín Rivero del Mumes Tenerife.
Abría la primera sesión la sala Just4U, un referente, ahora renovada, ampliado el escenario, pero perdidas las palmeras que antaño se veían recortadas en el cielo. Los cinco de Siley Band, jovencísimos, tocaron tres temas. Su nombre es un anagrama. Supo a poco. Les siguió el korista Baboulaye Kora Folla, grandioso pero previsible en su calidad, quieto y centrado en su instrumento mientras la sala cenaba y rebotaba el sonido de los tenedores. La kora hecha eko, hasta que le tocó turno a Matador, hombre escena. El aire se llenó de poemas políticos en wolof, rimas slam sobre el mundo discriminado, pobre, de arrabal, injusto. Un lenguaje corporal potente, bien expresivo acorde con el rapeo. Triunfó.
Esta iniciativa de cooperación cultural crece, se consolida y se va haciendo marca España
Cuando le tocó el turno a Takeifa todo era ya gozo. Los cinco hermanos lo bordan en escena, bien armados, y con la bajista albina de poderoso reclamo. Muchos se preguntaban por qué ellos, los Takeifa, andaban concursando allí. Ellos salieron al paso y puntualizaron ya en el directo que no querían competir. Que lo suyo es puro amor musical y a la iniciativa. "Al presentarnos buscábamos contactos", dijo Jac, uno de ellos, a la mañana siguiente en entrevista. "Han crecido", comentará Rivero, que los vió en la primera edición (entonces no ganaron pero aquello les dio gran impulso).
"Desde que inauguramos aquí el primer Vis-a-Vis en 2010, el panorama musical ha crecido mucho en este país", opina Pachi Espinosa, de Africa Vive-Cultura Inquieta Getafe, del 9 al 25 de julio), a la cabeza de la organización de todo esto con Doctor Zhivago y la ayuda del también músico Sidi Samb, de Etnik Group, desde el terreno, y de Unai Fresnedo, de Radiation, que se ocupa de buscarles a los grupos luego más fechas y actuaciones en salas españolas para que aprovechen bien el viaje realizado. Entonces, en 2010, fueron la cantante Njaaya y al grupo de hip-hop Da Brains los que tuvieron oportunidad de pasar por escenarios españoles.
"Se nota el interés por la música y el interés por España aquí, miran mucho hacia nosotros. Lo ven como una puerta". Asegura que el objetivo del Vis a Vis es encontrar grupos que necesiten internalización: "Ese es el ideal". Poder darles el empujón definitivo y que eso se convierta en el sello Vis-a-Vis: "Descubrir tesoros, convertirlos en marca". Los dos ganadores son ejemplo: nunca pisaron suelo español salvo en un aeropuerto (eso dirá luego Aída en Barajas en tránsito de vuelo hacia Italia).
La segunda noche en Le Must fue sonada. Primero actuó Enma Maurice con su ritmo criollo. Pero quien se lució fue Cissoko. El instrumento, una silla, el percusionista.... Descongeló de inmediato el ánimo de los presentes. Dinámico y talentoso. Los chicos de Fuk N Kuk también lo consiguieron. Acudió publico entregado que se sabía todas las rimas. La sala acabó rapeando aún sin saber una palabra de wolof. Finalmente tomó asiento Pape Niang, alias el Jimmy Brown africano... y aquello entró ya en el resbaladizo terreno de la pasión por las versiones de los clásicos: hombre mayor, vestido de negro, tocando batería, harmónica, cantando... y ciego. Cuando abre la boca él, la abre todo el mundo (impresionado). Un intérprete con mayúsculas.
La tercera sesión pareció preparada para la celebración del Día Internacional de la Mujer. Ellas fueron protagonistas en el escenario. Desde las chicas de Women Groove Project a Aída Samb y su club de fans cargados de carteles y bailando como locos (alguien comentó: "Muy listo, Youssou Ndour"), pasando por la canción introductora de Carlou D a su madre, intimista y preciosa, antes de darlo todo. Que Carlou D era de los mejores ya se sabía, pero la agenda y el cache de un artista ya hecho y movido tiene su peso. Demostró, eso sí, que la música senegalesa posee un alto nivel. Algo que remató luego, destrozado tras tantos días de organización, Sidi Samb, cerrando el evento.
Luego llegaron las deliberaciones. Se trata de un encuentro entre festivales grandes y chicos, clásicos y/o recién llegados: Pirineos Sur (en el impresionante auditorio natural de Lanuza, en Huesca, del 17 de julio al 2 de agosto) EtnoSur, La Mar de Músicas, del 17 al 25 de julio, en Cartagena (Murcia), Imagina Funk (Torres, Jaén, 10 y 11 de julio), Al Rumbo, en Chipiona, Fuerteventura en Música... E incluso uno que anda de estreno: Sierra Norte de Sevilla. Nada fácil podría resultar el acuerdo. Pero esta vez no lo fue tanto.
Dos grupos africanos muy distintos, Oy y Yawga Music, fueron los elegidos hace poco más de un año en Zanzíbar en el marco del Festival Sauti Za Busara, un clásico africano ya. Se celebraba en un entorno paradisiaco: el fuerte de la ciudad vieja, en la capital de una isla hermosísima... Durante tres días también, los programadores escucharon religiosamente a los participantes en el evento: decenas de grupos de todo color musical que resonaban entre las callejuelas y el cercano sonido del Índico. "Fue monumental la experiencia", cuenta Luis Calvo, director del Festival Pirineos Sur, "pero no metimos nosotros los grupos ahí, sino que nos limitamos a escuchar a las bandas elegidas por otros”. Un formato, asegura, que no es adecuado para el objetivo que se pretende, ese cara a cara que da nombre y garantía al Vis-a-Vis. Esta edición le ha sabido a más y mejor. Martín Rivero puntualiza: "En esta edición ha quedado de manifiesto la pujanza de las músicas urbanas (hip hop, rap, etcétera) como un vehículo de denuncia social, la voluntad de fusionar tradición con modernidad pero también se advierte que la música senegalesa es no excluyente y permite que coexistan otras propuestas más convencionales pero no exentas de calidad técnica".
Y alguien ofreció la conclusión perfecta: "Los programadores no tenemos que ir ya a buscar al grupo africano a las oficinas de agentes o productoras de París o Londres... Ahora venimos nosotros aquí, a buscar el contacto directo con los artistas del continente". Y tal cosa, que podría parecer insignificante para algunos, es un gran paso para muchos artistas y cada vez más público.
La primera vez en África
Prueba de que el Vis-a-Vis se consolida y crece es el mayor el número de festivales participantes en esta sexta edición. Para algunos la experiencia en Dakar ha representado su primera vez en los encuentros e incluso en el continente. Este último es el caso de Abel Melguizo, de EtnoSur (Alcalá la Real, del 17 al 19 de julio) que ha venido a sustituir a su padre, Pedro. Lo vivido le ha parecido tan extraordinario que le da un 10 a todo. "Especialmente al contacto con los músicos". Los dos ganadores, dice, son perfectos y encajan a duo en la agenda de un tipo de festival como el suyo, con apoyo público, y que va más allá de solo música. Un festival grande, La Mar de Músicas (Cartagena, del 17 al 25 de julio), ya programaba a los ganadores del Vis-a-Vis desde su primera edición, pero nunca antes habían participado en el evento directamente. Jose Luis Cegarra lo ha disfrutado a lo grande y su opinión es altamente positiva.
Al Rumbo, en Chipiona este año, es según Rafael Benítez (Etnirocker), un puro festival vacacional que puede convocar durante tres días 150.000 personas. Lo étnico no es aparentemente su negociado. Así que, ¿lo aprendido en estos días? "Que la música es la música", dice, "no importa de donde venga. Y siento que esto es el punto de inicio de algo que va a cuajar, no sé aún qué". Fuerteventura en Música también se estrena. Su director, Raul Rivero, opina que este modelo le parece muy adecuado para acercar a la realidad y al momento actual de la música de un país. Es enriquecedor para ambos, para el músico y para el promotor, comenta. "Para el primero es claramente una vía de conseguir contactos rápida y de muchos a la vez... Y para el promotor la seguridad de que a partir de ese momento no te venden milongas... Has visto lo que es, a los que depcionan y a los que no". Y pone ejemplos en esta edición: "Women Groove Project están aún por hacerse o incluso Pape Niang, alias Jimmy Brown... al verlo, grandísimo, versionando a los clásicos, ves que es un gran espectáculo pero no para un festival". Él, continúa, ha votado a Cissoko porque no hay mejor ejemplo de lo que es la filosofía del Vis-a-Vis: "Llega al alma, tiene raíces africanas y un componente de modernidad, calidad musical y comercial que te mantiene despierto...".
Y rizando el rizo ha habido programador que está aquí sin tener aún festival en realidad, como David Pareja, de Sierra Norte, en preparación. Y quién ha estado presente en esta edición sin estarlo físicamente: Miguel Ramírez, alias El Colorado, del Canarias Jazz&Mas, que no pudo acudir a las audiciones pero tiene tal confianza en la elección hecha por sus compañeros que ha confirmado contar con los ganadores para su festival.
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