_
_
_
_

Francia bendice la literatura de “sabio loco” de César Aira

El escritor recogerá el prestigioso premio Roger Caillois en diciembre en París

Francisco Peregil
César Aira, escritor y traductor argentino.
César Aira, escritor y traductor argentino.Uly Martín

Cualquier porteño podría ver aCésar Aira (Coronel Pringles, Argentina, 1949) en su laboratorio levantar día a día una de las obras más rompedoras, influyentes y caudalosas del idioma español. Basta con ir al barrio de Flores, el mismo del Papa, y sentarse en algún café. Aira llegará a media mañana tras montar en bicicleta por las bicisendas de la ciudad. Desenfundará alguna de sus numerosas plumas y comenzará a escribir “pensando cada palabrita”, con una letra pequeña, ordenada, incisiva. Para él, la literatura es una investigación. Pero no la del científico, según sus palabras, “sino la de un sabio loco o de un niño que juega al químico y mezcla dos sustancias para ver qué pasa”.

Aira sigue divirtiéndose como el primer día que comenzó a escribir. Mezcla, improvisa, se deja llevar y busca. Así nacieron Los fantasmas (1990), La liebre (1991), La guerra de los gimnasios (1992), Ema, la cautiva (1997), El mago(2002) o Artforum (2014), hasta sumar cerca de 80 títulos entre novelas, ensayos y relatos. Esa obra le hizo acreedor la semana pasada del Premio Roger Caillois de Literatura Latinoamericana, que recogerá en diciembre en París. El año pasado, lo ganó la mexicanaCristina Rivera Garza; en 2012, el colombiano Juan Gabriel Vásquez, y en 2011, el cubano Leonardo Padura.

Aira es uno de los escritores más brillantes de Latinoamérica

Francisco Garamona, editor de la editorial argentina Mansalva

“Este premio viene a confirmar lo que ya sabíamos: que Aira es uno de los escritores más brillantes de Latinoamérica”, explica Francisco Garamona, editor de la editorial argentina Mansalva. “Es una buena oportunidad también para que su obra siga expandiéndose por el mundo. Nosotros estamos por sacar su nueva novela, que se llama Biografía y que es un libro increíble de unas 120 páginas”, añade.

Cuando sus hijos eran chicos, Aira vivía con su esposa en un departamento muy pequeño. Se acostumbró a ir a un café a escribir. Y, como Buenos Aires sigue siendo una ciudad de café, “bendita sea”, los hijos se marcharon de casa y la costumbre de los cafés se quedó para siempre.

La ensayista Graciela Speranza, autora de Fuera de campo. Literatura y arte argentinos después de Duchamp (Anagrama), comentaba en una entrevista publicada en 2006 que, mientrasBorges aspira a la “perfección del proyecto, del estilo propio, de la obra única y total”, Aira aparece como “un gran antídoto contra la tiranía del proyecto, las constricciones compositivas, el fetiche del estilo”.

Pocos escritores se atreven a hablar de su propia obra como lo hizo él de la suya en una entrevista publicada en La Nación en 2009: “Mis finales no son tan buenos. Muchas veces me los han criticado, con razón, porque son un poco abruptos. Y yo he notado que a veces me canso o quiero empezar otra historia, y termino de cualquier manera”.

Escribe solo una página por día. Pero eso le da para publicar en su país varias novelas breves

Escribe solo una página por día. Pero eso le da para publicar en su país varias novelas breves o “novelitas”, como las llama. En Argentina, las publica en editoriales pequeñas (Mansalva, Eloísa Cartonera, Belleza y Felicidad) o casi artesanales (Blatt & Ríos), lo cual equivale a decir que las regala, que no cobra nada. Vive de los derechos que le reportan sus libros en el extranjero. Y vive bien. No tiene coche, la pasión de su vida sigue siendo la escritura y su principal fuente de inspiración es la lectura.

“Publicar en las pequeñas editoriales argentinas es una forma de compromiso para él”, resalta el editor Francisco Garamona. “Dándonos sus libros hace posible que nosotros podamos seguir publicando a autores nuevos”.

Se da la paradoja de que el premio ayuda a consagrar a uno de los grandes desacralizadores de la literatura. Pero César Aira huye de su estatua. Las distinciones no parecen alterar su forma de vida ni su producción. Ayer acudió a su café, como uno más de los miles de porteños que cada día pueden verse escribiendo y leyendo en una ciudad hecha con un café en cada esquina.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_