García Márquez sigue tomando notas
La fundación del Nobel presenta en la capital de México su premio de promoción del periodismo
La Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano ha presentado este miércoles en la Ciudad de México su convocatoria anual de premios a trabajos periodísticos. Será la primera edición sin el padre de la fundación, Gabriel García Márquez, que murió en abril en esta ciudad. El novelista colombiano entrenó su escritura a finales de los 40 y durante los 50 en periódicos del Caribe colombiano y de Bogotá. Siempre se consideró (también) periodista y la importancia que le daba a este oficio se concretó en 1995 con la creación de la fundación, que desde entonces se ha convertido en un punto de referencia para el periodismo en español por su programa de talleres de formación de reporteros, orientados por los principios periodísticos que García Márquez quería fortalecer: la narración cuidada, la ética, la creatividad en el enfoque y en definitiva la mezcla bien destilada del cuento como herramienta primigenia de comunicación y el oficio periodístico como garantía de veracidad.
El director de la fundación, el periodista colombiano Jaime Abello, presentó el premio, que se entregará durante un ciclo sobre periodismo que servirá también de homenaje a García Márquez: 30 de septiembre y 1 y 2 de octubre en Medellín. Los premios tienen cinco categorías (texto, imagen, cobertura, innovación y excelencia) e incluyen el periodismo en portugués. En su charla Abello aportó un colombianismo interesante: la definición del área de cobertura como periodismo “cargaladrillos” –el cotidiano e imprescindible reporterismo de rapidez y eficacia–. También resaltó que la mirada periodística de la fundación no se reduce al campo de la buena narrativa –su mascarón de proa– sino que está atenta a los distintos factores de transformación e innovación del periodismo en la era digital.
De hecho, la principal conferencia que se dio esta mañana en la presentación del premio trató sobre ese tema. El periodista español Gumersindo Lafuente, maestro en la fundación y con una larga trayectoria de trabajo en estrategias digitales en diarios como EL PAÍS y El Mundo, hizo una ponencia en la que reflexionó sobre los retos que tienen los medios tradicionales para adaptarse al nuevo panorama de información e intercomunicación en Internet y en las redes sociales. Según la comparación de Lafuente, a los medios de toda la vida les urge hacer un esfuerzo de adaptación tan épico como la gesta atlética de Bob Beamon, que en México 68 subió el récord de salto de longitud de 8,35 metros a 8,90.
Otro de los maestros de la fundación que estuvieron en el acto fue el argentino Martín Caparrós. Su charla fue breve. Resaltó que un propósito de los premios es reconocer trabajos que puedan servir de pautas para otros medios y para otros periodistas. “Es nuestra forma de señalar aquello en lo que nosotros pensamos que vale la pena incidir en el periodismo iberoamericano”.
El ganador del premio al mejor reportaje el año pasado, el mexicano Alejandro Almazán, también estuvo en la presentación. Él fue premiado por un texto sobre la narcoviolencia en una zona de México, Carta desde la Laguna. Almazán, 43 años, dijo que el reconocimiento le sirvió para salir de una crisis existencial personal y profesional, que al llegar de noche a su habitación después de ser premiado, en la soledad del cliente de hotel, sintió cómo le volvía la confianza, y que justo después de tener ese grato sentimiento se dio cuenta de que pese a los 15.000 dólares del premio al día siguiente tendría que volver a ponerse a trabajar. “Mi perro tiene que seguir comiendo croquetas hipoalergénicas, que son muy caras”. El mejor oficio del mundo, como lo definió García Márquez, puede ser lindo, pero para alimentar a un carlino alérgico al pienso común no se puede dejar de teclear.
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