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Adiós al colombiano más mexicano

México recuerda a Gabriel García Márquez, el escritor que lo convirtió en su hogar desde 1975

Carlos Fuentes y García Márquez en 2008.
Carlos Fuentes y García Márquez en 2008.Dario Lopez-MIlls (AP)

Una imagen de hace unos 30 años reúne a Elena Poniatowska, la ganadora del Premio Cervantes 2013, y a Gabriel García Márquez. La escritora rodea con los brazos al autor de Crónica de una muerte anunciada. Suele bromear que el cronista latinoamericano por excelencia le había convertido en una “mala reportera”. El día de 1976 en que Mario Vargas Llosa propinó un puñetazo al colombiano, ella, periodista, prefirió ir por un filete congelado para socorrer a su amigo en lugar de correr a su redacción a escribir la historia. La mexicana lo recordaba con cariño este lunes. “Él es magia. Maravilloso. Puso a América Latina en el mapa”. La autora viajaba este jueves a Madrid para la ceremonia de premiación. Despegó poco antes de que se anunciara la muerte del Nobel colombiano.

García Márquez era el escritor colombiano más mexicano. Con su entrañable amigo Carlos Fuentes fundó la cátedra Julio Cortázar en 1993. Los dos donaron el dinero de las becas que les daba el Gobierno mexicano a un programa para difundir la literatura en Guadalajara, la sede de la Feria Internacional del Libro más grande en castellano.

El fallecido cronista Carlos Monsiváis solía recordar que alguna vez escuchó a un presentador introducirle como “originario de Macondo, Oaxaca”, como si el pueblo ficticio de Cien Años de Soledad estuviera asentado en el sureste de México. “Gabriel García Márquez es mexicano de cepa, por lo mismo que es colombiano y cubano y español de cepa, porque, entre otra razones, nada le molesta tanto como verse declarado culpable de extranjería literaria, musical y sentimental”, escribió Monsiváis en un perfil publicado en la revista Semana.

"Algunas de sus crónicas cambiaron la vida de sus protagonistas", recuerda Juan Villoro

El historiador Enrique Krauze afirmó en Twitter que “su prodigiosa literatura acompañó a mi generación e iluminó nuestras vidas. Ahora Gabriel García Márquez pertenece a la eternidad”. Y Héctor Aguilar Camín, también por ese medio, dijo que “ha muerto el mayor autor y el más querido de las letras españolas. Lo quisieron por igual los lectores y las musas”.

En una entrevista con el programa Hora 25, de la Cadena Ser, el escritor Juan Villoro destacó la influencia que ejerció en el colombiano la obra del mexicano Juan Rulfo y subrayó su extraordinario poder como narrador: “Algunas de las grandes crónicas de García Márquez cambiaron la vida de sus protagonistas. Pienso en Relato de un náufrago, por ejemplo, de un hombre que había sufrido una tragedia terrible y pudo regresar a una playa sin nombre. Esto, García Márquez lo convierte en un relato épico y el protagonista no se da cuenta de su epopeya hasta que se lee a través del gran cronista”.

El autor mexicano Jorge Volpi definió al escritor de El coronel no tiene quien le escriba como el más grande de las letras latinoamericanas junto con el argentino Jorge Luis Borges.

El director de Conaculta (el organismo gubernamental mexicano que gestiona la cultura) Rafael Tovar y de Teresa, afirmó que uno de los grandes logros del Premio Nobel colombiano fue “traducir el realismo mágico latinoamericano en una verdadera realidad”. Aseguró también que García Márquez es el equivalente en castellano a "los grandes escritores rusos de los siglos XIX y XX".

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, transmitió a través de su cuenta de Twitter su pesar por el fallecimiento del que definió como “uno de los más grandes escritores de nuestros tiempos”. El mandatario destacó que el autor “nacido en Colombia, por décadas hizo de México su hogar, enriqueciendo con ello nuestra vida nacional”.

Tras varias visitas al país más situado al norte de América Latina, García Márquez se estableció definitivamente en México en 1975. Aquí escribió Cien Años de Soledad, aquí le avisaron que había ganado un Premio Nobel, aqui nació su hijo Rodrigo. Pero Aracataca, y Colombia, nunca salieron de su corazón. “Un día me dijo que aunque había sido muy feliz en México ‘Ni un solo día he dejado en pensar en Colombia, me dijo una vez’”, recordaba hoy, conmovida, la autora mexicana Ángeles Mastretta en una entrevista radiofónica.

El Gobierno mexicano anunció la tarde del jueves que rendiría un homenaje al escritor colombiano en el Palacio de Bellas Artes del Distrito Federal, un honor que habitualmente es destinado solo a autores mexicanos.

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