Lollapalooza: Una nueva costumbre sudamericana
Con el debut de Buenos Aires, este fin de semana llega la gira del festival musical que mantiene expectante a toda una región
Este sábado en Santiago de Chile, el Lollapalooza iniciará por cuarta ocasión consecutiva su peregrinación por el Cono Sur, en la que ya lo están esperando con ansiedad sus nuevos feligreses. Y es que luego de que justamente la capital chilena lo introdujera en la región en 2010, el encuentro musical estadounidense, tras debutar en São Paulo en 2012, tendrá en Buenos Aires a su flamante parada. Lo que lo convierte en un suceso sin precedentes en Sudamérica, pues hasta ahora ningún evento masivo de manufactura internacional había girado en esta orilla del Atlántico con una propuesta artística tan plural y contenporánea. Si bien es cierto que las fiestas electrónicas Creamfields y Ultra Music Festival (la primera fue parida en Liverpool, mientras que la otra nació en Miami) dejaron su huella en varios países latinoamericanos, no hubo festival que reuniera en un mismo cartel a leyendas del rock de los noventa con iconos del indie de los 2000, al igual que a las noveles estrellas de las pistas de baile.
“El ambiente es muy positivo en Chile, al punto de que esperamos convocar a unas 80 mil personas por día este año. Diez mil más que en 2013”, comparte al otro lado del teléfono, desde Parque O’Higgins, predio en el que se celebrará el Lollapalooza chileno (ubicado en pleno centro de Santiago) el próximo 29 y 30 de marzo, José de la Barra, Talent Buyer & Booking de Lotus Producciones, empresa organizadora del evento en la capital austral. “El público está muy expectante con la artística, pues tendremos a grandes bandas de renombre como Red Hot Chili Peppers, Soundgarden y Nine Inch Nails, al igual que a Arcade Fire, Jake Bugg y a otros estupendos artistas que visitarán por primera vez el país. En este momento estamos en pleno montaje, trabajando con mucha tranquilidad porque lo hemos hecho con una semana previa en comparación a las ediciones anteriores. Además, las autoridades públicas están colaborando con nosotros en el tema de viabilidad y propiamente del Parque. Lo que augura que será un gran espectáculo”.
Un aire similar se respira en Buenos Aires, donde la semana pasada se largó con éxito la última fase de la preventa del Lollapalooza (en la capital argentina el costo de las entradas para los dos días ronda los 90 euros, mientras que una jornada vale 65), que se realizará el 5 y 6 de abril en el Hipódromo de la ciudad de San Isidro (ubicada a 21 kilómetros del norte de la metrópolis porteña). “Existe mucha expectativa por el nivel de organización porque últimamente se perdió en los festivales locales, luego de una tradición muy buena”, explica Roque Casciero, periodista del diario argentino Página/12. “Aparte, vamos a ver bandas que no vimos nunca, y a otras consagradas que siempre está bueno volver a disfrutar. Esta cosa de que haya tantos grupos en dos días creo que es algo que nunca sucedió en Argentina. Me gusta también la idea de que sea un festival en el que no esté puesto en primer lugar el nombre de la empresa patrocinadora, lo que le otorga una personalidad propia al evento. Ojalá les funcione en términos económicos a los organizadores para que esto siga”.
A pesar de que cada escala sudamericana del Lollapalooza la organiza una empresa diferente (en Buenos Aires lo produce Fénix Entertainment Group, mientras que en São Paulo su acabado es de la completa responsabilidad de Time For Fun), la programación artística fue elaborada en conjunto por los tres países. “Junto con Chicago (ciudad que alberga la sede principal del evento), durante varios meses discutimos qué grupos encabezarán el cartel, y a cuáles podemos invitar”, aclara De la Barra. “Los diferentes festivales no tienen a las mismas bandas, pues existe la libertad, al menos en Chile, de incluir a artistas que nos da placer tener como Jovanotti o Café Tacuba. Eso nos permite ostentar un cartel único, y al mismo tiempo crear una línea personal”. No obstante, por su condición de pionera del festival en Sudamérica, Chile prestó asesoramiento a sus pares en otras áreas. “Contabilizamos nuestra experiencia en Rock&Recycle, que es un sistema de reciclaje que implementamos, y el Kidapalooza, un espacio pensado para los niños”.
Pixies, New Order y Johnny Marr también serán parte de la travesía Mercosur del festival, que incluyó en su programación a Phoenix, Vampire Weekend, Julian Casablancas y Kid Cudi, al igual que los shows de ídolos de la era 2.0 como Lorde (revelación de la última entrega del Grammy), Imagine Dragons, Ellie Goulding, Capital Cities, Cage The Elephant. Mientras que al dancefloor le prenderán fuego bien entrada la noche jóvenes productores y DJs de la envergadura de Axwell, Flux Pavilion, Flume y Baauer. Así que con semejante oferta, los exponentes chilenos, argentinos y brasileños que tocarán en el Lollapalooza van a tener mucha competencia. “Cuando planteás un cartel internacional tan fuerte, los artistas nacionales se ven perjudicados, sobre todo su ponés a la misma hora a un grupo que no vino nunca”, asegura Casciero, autor además del libro Arrogante rock: Conversaciones con Babasónicos. “No creo que estén de relleno, aunque las posibilidades que les dan no permiten que convoquen de la manera que deberían hacerlo”.
Aunque para el cantautor brasileño Lucas Santtana, quien actuará en la primera fecha del Lollapalooza de São Paulo, a desarrollarse el 5 y 6 de abril en el Autódromo de Intergalos, es más optimista con respecto a la inclusión de los artistas locales en festivales de corte internacional. “Creo que es fundamental que los encuentros musicales masivos alternen en sus carteles exponentes foráneos y nacionales. El Lollapalooza es bien conocido aquí, por eso existe una gran expectativa con respecto a su realización”, asegura vía mail el músico cuya performance en el evento le servirá para adelantar nuevo temas, tras la salida de su último disco en 2012, el fabuloso O deus que devasta mas também cura (2012). “Nuestras propuestas no tienen nada que envidiarla a la producción musical internacional. Al menos al público de mi país, le gusta vernos en ese tipo de contextos. Tengo ganas de mostrar un concierto vibrante. Por eso para mí es un gran honor compartir line up con figuras de la talla de New Order y Café Tacvba”.
Creado en 1991 por Perry Farrel, vocalista del grupo estadounidense Jane’s Addiction, la primera parada internacional del Lollpalooza, que estableció como sede fija la ciudad de chicago recién en 2005, fue Santiago de Chile, lo que lo animó a llevarlo luego a otros destinos de la región como Buenos Aires. “Él sabía que hay una larga tradición de rock y de festivales en Argentina”, evoca Casciero, quien entrevistó a Farrel el año pasado, con motivo del anuncio del desembarco del festival en el país. “Pero quería llevarlo a un nivel superior, con grupos de primera línea. Y creo que el cartel lo amerita. Me parece que Perry va a cumplir lo que se planteó acá”. Mientras que en Chile está en vías de convertirse en un asunto de Estado: “No sólo ayudó a impulsar internacionalmente a grupos de acá o a que el público se abriera a nuevos estilos, sino al turismo nacional. A diferencia de años anteriores, vamos a medir el impacto económico para demostrarle al gobierno municipal que esto conlleva a una serie de beneficios económicos para la ciudad”.
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