El taxista devenido en héroe del rap argentino
El triunfo de Dtoke en la final internacional de Red Bull Batalla de los Gallos confirma el momento del esplendor del 'hip hop' argentino
El pasado 5 de diciembre se consumó nuevamente una final internacional de Red Bull Batalla de los Gallos, competencia de rima improvisada o freestyle, inspirada en la película 8 Mile (estrenada en 2002, y protagonizada por la estrella estadounidense del rap, Eminem), que reúne a los mejores exponentes de la disciplina de América Latina y España. Así que tras una pausa de un lustro, el torneo, realizado anteriormente en San Juan (Puerto Rico), Bogotá (Colombia) y el DF mexicano, se reactivó en la ciudad de Buenos Aires, en el Estadio Cubierto Malvinas Argentinas, donde triunfó el representante de la casa, Dtoke, uno de los favoritos para llevarse el título, amén de su condición de local. Lo que lo convierte en el segundo artista argentino en ganar el evento, después de que Frescolate se alzara con la victoria en el debut del certamen, en 2005, en la capital boricua.
Pero el dominio de Argentina en el evento no sería una rareza si no fuera porque, de los ocho países que participaron en esta oportunidad en la competencia, la nación conosureña es la única donde el hip hop no logró calar en la sociedad. Todo lo contrario: es quizá la corriente más ninguneada y marginada en el crisol de estilos que conforman el catálogo sonoro local. Las razones por las que no pudo posicionarse van desde lo histórico hasta lo musical, pasando por lo idiosincrático: la anulación de la población afrocriolla por parte de la oligarquía blanca hasta comienzos del siglo XX, lo que no posibilitó el florecimiento de un heraldo afroargentino. Al igual que la dictadura férrea de la cultura rock por sobre otros géneros, e incluso la apropiación de la cumbia villera (la versión criolla del gangsta rap), en los noventa, del estereotipo marginal y pandillero que se le achacó a la doble hache.
No obstante, en la segunda parte de la década pasada creció vigorosamente el freestyle en Argentina. Al punto de que a partir de 2005 se multiplicaron las competencias callejeras en todo el país, lo que hasta atrapó la atención de adolescentes ajenos a la tribu hiphopera. Esto puso en jaque al rap, pues comenzaron a abundar los improvisadores por sobre los compositores. Pero el auge de la rima espontánea provocó una renovación de la escena, a pesar de que muchos de sus protagonistas supieran poco y nada sobre los orígenes y la evolución del hip hop local, una cruzada que sólo logró instalarse en el mainstream criollo a través de las propuestas de Jazzy Mel, pionero de la movida, o de la agrupación de funk y rock Illya Kuryaki & the Valderramas (de la que forma parte Dante Spinetta, hijo de Luis Alberto Spinetta, referente del rock argentino), debido a que, sin ser propiamente partícipe de éste, incluyó la métrica rapera en sus concepto musical.
Luego de varios años de ostracismo, en el que apenas sobresalió el trabajo del grupo Sindicato Argentino del Hip Hop, en la década de 2000 el ex integrante de la agrupación La Organización, Mustafá Yoda, no sólo debutó en solitario, sino que encabezó el colectivo Sudamétrica, en el que se nucleó buena parte de la incipiente progenie de raperos. A pesar de que no era la única logia abocada al género, fue la que mejor se enraizó en la movida. Si bien la doble hache tuvo en el sur y el oeste del Gran Buenos Aires sus principales semilleros, en el interior del país la pasión por esta cultura ebulló en las ciudades de Córdoba, Rosario y Comodoro Rivadavia (área de influencia del hip hop patagónico), al tiempo que la realización de fiestas y recitales de artistas nacionales y foráneos, más allá de su condición underground, pues son llevadas adelantes por los propios artífices del movimiento, creció notablemente.
Sobre la base de ese escenario apareció la primera edición de Red Bull Batalla de los Gallos, en 2005, época en la que, aparte, el hip hop argentino, cuyo estilo ha estado notablemente marcado por la escuela española del rap, se lanzó a buscar una identidad sonora propia a través de batidas como las del conjunto Iluminate, más próxima al latinaje del género, o la de Saltos Ornamentales, presta a la evocación del soul. Mientras que paradójicamente la diáspora nacional en Europa, con la salteña Keny Arkana a la cabeza, rompiéndola en Francia (NdelR: vale la pena destacar que uno de los pioneros del hip hop galo, con el grupo Department E, es el franco argentino Jerónimo Saer, hijo del escritor Juan José Saer. En 2013, lanzó su segundo álbum en solitario, Champagne y dulce de leche), marcaba tendencia en el resto del mundo.
Al tiempo que el resto de las escenas de la América Latina hispanoparlante, que en su mayoría despegaron a fines de los noventa (además con un concepto sonoro definido), se posicionaban en el mainstream de sus respectivos países y se mimetizaban con la cultura popular local, la de Argentina, frente a las pocas oportunidades para integrarse en el recambio sonoro nacional post estallido social de 2001 y la inopia de la prensa, que banalizó y distorsionó los basamentos de la movida, a la vez que atendía a las propuestas foráneas por sobre las propias, se replegó para funcionar desde la autoexclusión. Lo que contrariamente a lo esperado ayudó a que los sectores populares percibieran al género como reflejo y amplificador de sus problemas, vicisitudes y hasta de su resentimiento social, integrándolo a su banda de sonido, que tiene en la cumbia villera a su mayor estandarte. Los polémicos Fuerte Apache fueron la primera polaroid de este clic.
Dtoke es una consecuencia de esta nueva generación del hip hop argentino, a la que nada más le faltaba un héroe que abriera las puertas para integrar a esta pequeña cosmogonía de la cultura urbana al mundo, lo que consiguió el MC de 27 años con su triunfo en Red Bull Batalla de los Gallos 2013. Además, el rapero argentino de ojos saltones, mirada distópica y de rima filosa, ruda y calculadora, cumple con todos los requisitos para ostentar semejante chapa: su cualidad tanto para el freestyle como para la canción rap. Al igual que su origen periférico, pues proviene de la humilde localidad el de Rafael Calzada (ubicada en el sur del Gran Buenos Aires), y su condición proletaria, que lo llevó a pagar las cuentas en su hogar y la manutención de su nena de casi dos años gracias a su trabajo de remisero (a pesar de que su servicio es similar al de un taxi, un remís es un auto de arrendamiento con chofer).
“Avisé con tiempo en la remisería que estos días no iba a ir”, compartía el integrante del colectivo de rap Primera Mancha Crew, a pocas horas de su primera batalla ante el boliviano Ceka. “No tengo tiempo para entrenar como quisiera. Pero así gané la final nacional. A la hora de competir, ya sé de qué manera se hace. La madurez de estar haciendo freestyle sin concursar, y de escribir letras me dieron la seguridad necesaria. Pese a que actualmente estoy trabajando 16 horas por día, siempre traté de sacarme un hueco para moverme. Sin embargo, no avancé lo que hubiera deseado. No es fácil, aparte de que no hay ni tiempo, ni plata. Mi disco, que lo presentaré el 22 de este mes en Buenos Aires, saldrá tarde. Quizás por la difusión que hubo de unos temas míos que subí a la web, existe esa sensación de que me mantuve activo. Aunque la realidad es que eso no fue lo que sucedió”.
Si bien la doble hache criolla se encuentra ante un escenario orquestado por la incertidumbre, lo que sobra es optimismo, cintura musical, exponentes y educación. Mientras que la dupla Kraneando, conformada por el MC Antu Sapiens y el beatmaker Sudaca (el más importante de la movida local junto a Deejay Akrylik), se mandó el mejor disco del hip hop argentino del año, Viviendo el sueño (2013 fue una de las temporadas más productivas en la producción de discos y sencillos para esta avanzada), el colectivo La Conección Real, de la que destacan los raperos Urbanse (organizador de Halabalusa, popular competencia de freestyle callejero), Frane y Tortu encarna la avanzada 2.0 del rap nacional, que ya penetró en los colegios. A tal instancia que en Colegio Nacional de Buenos Aires, una de las instituciones públicas más prestigiosas del país, el rapero Under MC tiene una cátedra dedicada al género.
Debido a ese buen momento que atraviesa el rap argentino, el público local no dudó ponerle todas sus fichas a Dtoke en la final mundial de Red Bull Batalla de los Gallos de Buenos Aires, ciudad que hasta ahora no había recibido un evento internacional de semejantes características. A pesar de su confianza, el payador 2.0, que llegó a la última instancia del evento tras doblegar al representante chileno, Stigma, comenzó a vislumbrar su hazaña luego de que el mexicano Jony B diera la sorpresa del certamen al vencer al otro gran favorito de la competencia: el español Chuty. Si bien este desenlace entre Argentina y México estaba lejos de cualquier comparación con el choque entre la albiceleste de Kempes y la Naranja Mecánica de Cruyff en la conclusión del Mundial de fútbol del 78, la hinchada de casa lo vivió de esa manera. Al punto de que esperan repetir la gesta del 86, no sin antes presentar al Maradona del freestyle. A ver quién toma la posta.
Babelia
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