“Brasil ha mejorado poco en relación con el talento creador que podemos ofrecer”
La escritora brasileña habla del valor de la memoria como motor de la literatura y del poder de la narrativa para entender y apresar la historia
“Llevo en el rostro una historia curtida”, escribe Nélida Piñón (Villa Isabel, Brasil, 1937) al comienzo de su última novela, Libro de Horas (Alfaguara). Sin embargo, sus ojos se pierden entre los infinitos pliegues de su sonrisa cada vez que rememora los retazos de esa historia más cercanos a la niñez y, en general, cada vez que diserta sobre cualquier cosa. La conversación de la creadora brasileña fluye con total desenvoltura de su infancia al presente, de los Westerns de Hollywood a los montes gallegos, de San Bernando de Claraval a un artículo sobre José Tomás, que la tiene fascinada, de la magia de la memoria a la realidad de su país. De todo habla Piñón porque su inquietud, como su sonrisa, es ilimitada. Pasa de un tema a otro, intercalando anécdotas personales de sus padres gallegos, pero sin extraviarse nunca en la charla, demostrando que maneja el hilo de las palabras con el mismo dominio tanto si las atrapa en el papel como si las lanza al aire.
La escritora está trabajando en un libro de cuentos y en una novela que intercala con crónicas periodísticas y lectura de discursos, como el que ofreció este jueves en la sede del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington con ocasión de la entrega de la Catédra Enrique Iglesias de Cultura y Desarrollo, instaurada por el BID el año pasado. Allí, reivindicó la universalidad y el sincretismo de la memoria de América Latina como seña de la identidad cultural de la región a través de un bello repaso por la historia de la literatura brasileña y latinoamericana.
Pregunta. Usted defiende la memoria sincrética del hemisferio como el pilar aglutinante de su cultura ¿Hasta qué punto ese mestizaje es el que ha permitido gestar y consolidar una identidad cultural latinoamericana?
Lo bueno sería visitar y ser vecina de todos los pensamientos"
Respuesta. El mestizaje resiste a todos los embates y a todos los impactos. Nada es estático, todo sufre transformaciones, pero a medida que esas mutaciones no expelen parte de lo que uno ya tiene dentro, lo que hacen esos impactos es añadir nuevos elementos y eso provoca una fusión extraordinaria. Cuanto más tienes, más dueño eres de tu pensamiento, un pensamiento que no es solo tuyo, es el pensamiento de todos. Lo bueno sería visitar y ser vecina de todos los pensamientos.
P. El pensamiento, la memoria, están muy presentes a lo largo de su obras y, en concreto, en su última novela. Los escritores tienen una relación particular con sus recuerdos y con cómo los transmiten, ¿cuál es la suya?
R. La memoria de verdad no es mimética, la memoria no copia algo vivido, la memoria interpreta y lo hace a través de invenciones, porque no se puede recuperar la memoria sin inventar, porque lo que uno percibe es también una invención del presente. No hay ninguna memoria que sea una réplica, ella se sustenta en recuerdos, en espacios fragmentados casi intangibles… No existe literatura sin memoria.
P. Por tanto, su frase ‘sólo la imaginación no nos traiciona’, sigue estando perfectamente vigente.
Somos seres que creemos en nuestra existencia porque narramos"
R. Absolutamente. La memoria es tan tremenda que a veces te niega lo que precisabas y, años después, te das cuenta de cosas que no habías recordado antes, que te habían pasado desapercibidas. Además, la memoria es socializada, no existe una memoria solitaria. Tú memoria es también la del otro. Vivimos casi siempre acompañados y quien está a tu lado es partícipe de tu memoria, la memoria siempre pide una coautoría.
P. Esa coautoría de la memoria también es universal se viene gestando con las aportaciones de siglos de historia, como ha citado usted en su discurso del BID, en el que ha mencionado a Homero, una figura recurrente para usted ¿Por qué son Homero y los griegos son tan determinantes?
R. Nosotros no somos originales, somos herederos de un conjunto de saberes que se pierden en la noche de los tiempos. Somos seres que creemos en nuestra existencia porque narramos. Si no narráramos no sabríamos de nuestras historias, no sabríamos de lo que hicieron nuestros abuelos, gracias a la narrativa lo que hicieron los otros está en nosotros y no mueren. No podemos creer que la contemporaneidad ha nacido de sí misma, todo nace porque viene de antes. Para ser moderno hay que ser arcaico, hay que ser antiguo, hay que entender a Homero como símbolo, hay que entender a los mitos, hay que entenderlo todo.
Brasil en la periferia
P. Brasil ahora es sinónimo de éxito y prosperidad. ¿Ha llegado ese desarrollo económico también a la cultura?
R. Hemos mejorado a nivel internacional, pero no en relación a los talentos que tenemos. Aún somos periféricos. Los grandes autores de Brasil han tardado mucho en hacerse conocidos, porque a nadie le importaba y el propio país no tuvo una política de expansión en ese sentido. Yo he viajado mucho y cada vez que llegaba a un país me preguntaban que qué tal iba Brasil, pero me daba cuenta de que lo hacían por pura amabilidad. Era una evidencia clara de que éramos periféricos. Estamos mejorando, pero poco en relación con el producto creador que podemos ofrecer.
Yo he viajado mucho y cada vez que llegaba a un país me preguntaban que qué tal iba Brasil, pero me daba cuenta de que lo hacían por pura amabilidad"
P. ¿Qué habría que hacer para impulsarlo más?
R. Creo que los jóvenes escritores y los autores veteranos están produciendo su obra con independencia, como debe de ser, porque no nos podemos dejar dominar por las reglas del mercado, eso sería un peligro. Por el afán de ganar y ser reconocido se hacen concesiones externas y en eso hay que tener cuidado. En todo caso, no creo que todo el problema resida en Brasil, en EE UU cada vez hay menos penetración de la literatura brasileña que antes, su sociedad está más cerrada, antes se traducía más que ahora.
P. ¿A qué lo achaca?
R. Hay artes más visibles y la lectura lleva tiempo, es una tarea muy ardua, hay que pensar, hay que entender lo que se está leyendo. La música es algo más liviano [tararea y se ríe] que se puede escuchar mientras se hace otra cosa. Leer es un acto muy comprometido, compromete la cabeza, el pensamiento y el corazón. No desmiembra al otro. Llevará tiempo. La penetración de Brasil está mejorando, pero todavía es muy pequeña teniendo en cuenta todo lo que tenemos, pero está bien que se empiece a generar interés. Estamos en muchas ferias internacionales y estamos viendo resultados.
P. Usted fue la primera directora de una Academia de la Lengua. Ahora en Brasil y en otros países de América Latina hay varias mujeres en la presidencia. ¿Esto es un síntoma del afianzamiento de la mujer en la región o son casos puntuales?
La penetración de Brasil está mejorando, pero todavía es muy pequeña teniendo en cuenta todo lo que tenemos, pero está bien que se empiece a generar interés"
R. Es indicativo, sin duda. Imagínate, un país como Brasil que tenga a una mujer como presidenta. En Europa está Angela Merkel. Es indicativo de que una mujer puede estar al frente de una nación, que es un cargo de extremada responsabilidad. Es algo que significa mucho. En Brasil, la presidenta de Petrobras es una mujer, Graças Foster. Cargos que antes sólo estaban reservados para hombres en ciencia, investigación, están empezando a ser ocupados por mujeres y eso es una expresión positiva, que no resuelve el problema total. Están habiendo mejoras, pero hay aspectos que tenemos que combatir, como la violencia doméstica, el hecho de que los salarios no sean equivalentes y que son en general de las que depende la manutención del hogar.
El temperamento y la creación
P. Usted siempre está sonriendo ¿Qué le quita esa sonrisa?
R. Como todas las personas sensibles, a veces me pongo triste, pero siempre pienso que mi obligación es reaccionar a mis propias limitaciones. Puedo vivir el duelo pero hay que buscar equilibrio, casi relativizar. Hemos vivido y vivimos tragedias terribles, no puedo ser ingenua, nuestra malignidad es infinita, somos muy salvajes, pero, aún as,í tenemos un Mozart [sonríe]. Cuando tenía 13 años paramos con mi familia en un restaurante modesto y allí había una familia muy humilde. El padre era un hombre muy fuerte, del tipo del protagonista de Un tranvía llamado deseo, que no paraba de gritarle a su hijo pequeño: “¡Come, niño, come!”. Fue una revelación para mí porque, en su brutalidad, el padre no estaba gritando al crío porque no quisiera comer, sino porque, si no comía, se iba a morir. En esa brutalidad subyacía el pánico de que el niño no pudiera sobrevivir. La comida era el pasaporte del amor. Con esto quiero decirle que tengo noción de todo. Lloro, me lamento, pero lo que ocurre es que en mi temperamento no está exhibir mi duelo.
Lloro, me lamento, pero lo que ocurre es que en mi temperamento no está exhibir mi duelo"
P. Ahora mismo está trabajando en un libro de cuentos y en una novela. ¿En qué genero se siente más cómoda?
R. Prefiero el relato largo, la novela, aunque este libro de cuentos me está gustando. Pero donde encuentro el reto es en la novela. Adoro el género, porque la novela escruta a la sociedad por fuera y por dentro, tiene todos los tiempos, te da espacio para concebir algo totalizante.
P. Dada su desbordante curiosidad, ¿en qué lecturas anda embarcada?
R. Lo leo todo, pero tengo atracciones profundas, atracciones teológicas por ciertos pensadores antiguos. Tengo una atracción por los griegos, eso siempre, y amo mucho estudiar algunos siglos. Hay siglos que me fascinan porque definen circunstancias extraordinarias, como el siglo XII. Pienso en todo lo que pasó en ese siglo y hay un aspecto que me parece extraordinario. Creo que, de acuerdo con mi interpretación, es entonces cuando en Europa se desarrolló el mito Mariano. Su figura no estaba extendida y el mito llega a Europa apoyado por un hombre poderosísimo, siempre ha sido necesario que haya un hombre que apoye, porque son los que ostentan el poder, un cisterciense, San Bernando de Claraval, que se enamora de las percepciones de María, se apodera del mito y lo difunde. Ése es un momento transfigurador de la historia.
P. Usted ha escrito que tienen "apetito de almas", refiriéndose a su necesidad de estar con la gente. ¿Cómo se compagina eso con el oficio solitario que es la escritura?
No quiero ser un escritor ensimismado en sí mismo, necesito de gestos humanos, de actitudes que son nuestras"
R. La escritura es un oficio solitario pero yo soy muy mundana. Soy una combinación. Soy capaz de hablar 20 horas seguidas sin beber pero también de pensar. Amo pensar. Adoro a mis amigos, me preocupo mucho por la gente. No quiero ser un escritor ensimismado en sí mismo. Necesito de gestos humanos, de actitudes que son nuestras. Con 10 años, mi padre me daba una alforja con fruta, un pedazo de pan, de queso y de jamón, para mí es la comida de los dioses, y me dejaba sola por el monte. Allí tuve un aprendizaje de soledad maravilloso. Escuchaba el aullido de los lobos mezclado con el aire del norte y me sentía la chica más feliz del mundo. Yo puedo quedarme sola días y días y días, aunque ame a la gente.
P. A usted le gusta tomar la temperatura de las palabras ¿Ha cambiado el modo de hacerlo ahora que la inmediatez de las nuevas tecnologías hace que todo se desvanezca más rápido?
R. El cuidado es el mismo. Yo no me puedo dejar afectar por la instantaneidad porque eso no tiene nada que ver con la creación. La creación tiene otro tiempo, otro cuidado, otro gusto, otro destino. La literatura es creación. La literatura precisa de un texto cuidadoso, lento, que no esté afectado por el tiempo, que se decante hacia el final del libro y en ese empeño no se puede tener la preocupación por la instantaneidad.
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