Una sola voz para el mundo del cortometraje

Durante muchos años ha sido un mundo atomizado, perdido ante el eco que provocaban decenas de voces. Y ese ruido hacia que sus reivindicaciones y propuestas se perdieran en el aire. Los cortometrajistas españoles han sufrido miradas altivas y ninguneos constantes, mientras lograban 5.000 premios en festivales internacionales; Porque hay cosas que nunca se olvidan, de Lucas Figueroa, entraba en el libro Guinness de los Records por haber cosechado 300 galardones por todo el mundo; y otra pieza de Guillermo Zapata lograba más de 107 millones de visitas en YouTube. “Es una de las disciplinas artísticas más importantes de este país”, aseguraba Carmen Chávez, de la Coordinadora del Cortometraje Español.

En San Sebastián la Coordinadora, la recién fundada Asociación de la Industria del Cortometraje (AIC) –que agrupa a productores y distribuidores- y un listado largo de instituciones colaboradoras (desde filmotecas, televisiones, festivales hasta webs de descarga de pago, el Instituto Cervantes y programas autonómicos institucionales de ayudas al corto) han presentado El día más corto, una iniciativa que se celebrará el sábado 21 de diciembre –fecha elegida por ser el solsticio de invierno y por tanto la jornada más corta del año- en la que darán a conocer el corto al público mayoritario con proyecciones de películas gratis durante 24 horas: los filmes estarán disponibles en su página web y cualquiera podrá mostrarlos solo con sumarse a la propuesta (bares, colegios, hospitales, plazas, museos…).

En realidad, El día más corto es una jornada festiva, pero esta unión va más allá. Hoy, en una mesa presentada dentro del festival de cine de San Sebastián, todos los interlocutores han prometido avanzar juntos para acabar con la atomización del sector. De ahí el nacimiento, desde la Coordinadora, de la web La casa del cortometraje, donde se recogerán noticias, convocatorias y filmes, y a la que pueden adherirse todos los participantes en este mundo: la página principal de la web es un muro en el que cada socio –particular, institución- “compra” un ladrillo, donde estará toda la información sobre él. “Pasaremos del ‘tenemos que hacer’ al ‘estamos haciendo”, aseguraba Chávez. Arturo Méndiz, de la AIC, esperaba que así se afrontaran unidos problemas como que una televisión pública haya emitido cortometrajes sin pagar por ello, y de paso potenciar “la presencia en mercados” e intentar la proyección en salas comerciales.

Susana de la Sierra, directora del ICAA del Ministerio de Cultura, leyó un decálogo de los cortometrajistas en el que se recogen los principales puntos a afrontar (como buscar una ventanilla única de gestión administrativa, revisar las ayudas al corto, promover su difusión, fomentar el cine en las aulas, mejorar las relaciones con los departamentos de las Comunidades Autónomas encargados de estos filmes o estudiar ayudas institucionales), y todos se emplazaron al próximo 21 de septiembre de 2014, dentro de un año, para mostrar el camino ya andado. Como dijo el flamante Premio Nacional de Cinematografía, J. A. Bayona, presente en el acto, “el cortometraje es el caldo de cultivo del futuro”.