Colosio, las sombras de un magnicidio
La película ‘Colosio, el asesinato’ del director mexicano Carlos Bolado aborda la muerte en 1994 del candidato presidencial del PRI
El 23 de marzo de 1994 moría tiroteado en Lomas Taurinas, en el Estado de Baja California, Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI a la presidencia de México. La investigación, como en el caso de la de la muerte de Kennedy, apuntó a la autoría de un tirador solitario, Mario Aburto, que fue condenado y sigue en la cárcel. Pero las circunstancias del magnicidio y las discrepancias evidenciadas en los últimos meses entre el candidato y la cúpula de su partido, que había gobernado el país sin enormes sobresaltos durante los últimos 65 años, dispararon el recelo ante la versión oficial del crimen entre una ciudadanía ya de por sí proclive a las teorías conspiratorias.
La sombra de esa sospecha, el “derecho a ese escepticismo”, fue retratada por el director mexicano Carlos Bolado en Colosio, el asesinato, un thriller político donde se mezclan personajes reales y ficticios, y que apunta a que el asesinato se orquestó desde el interior del entorno político del propio candidato. La película fue estrenada en México en medio de una gran polémica en junio de 2012, en plena campaña electoral, con el propósito deliberado de influir en las elecciones que finalmente devolvieron al PRI al poder después de 12 años. Y este viernes, casi dos décadas después del magnicidio, con el viejo partido hegemónico de nuevo instalado en el Gobierno, la película cruza el Atlántico y se presenta en España, en salas de Madrid y de Barcelona.
Bolado, que se ganó con esta obra entre algunos el sobrenombre del Costa Gavras mexicano, no cree que la lejanía de los hechos en el tiempo (casi dos décadas) y en el espacio resten interés a la historia para el espectador extranjero. Buen conocedor de la actualidad española, que sigue puntualmente a través de Internet, el director apunta que la película ofrece más motivos para la afinidad que para el rechazo, porque la historia de ambos países tiene muchos elementos en común, como la corrupción y el encubrimiento, aunque en Europa “aún falte la sangre”.
La película fue presentada en el mes de abril en el festival de Málaga, donde algunos críticos la emparentaron con el cine del realizador italiano Francesco Rosi y con Il Divo, la inquietante biografía del político italiano Giulio Andreotti, dirigida por Paolo Sorrentino, cuya influencia reconoce Bolado abiertamente.
“Mi intención cuando hice la película era que funcionara para chinos y chilenos, era hacer una historia para todo el mundo. El Doctor [un siniestro asesor presidencial que interpreta el actor Daniel Giménez Cacho], es, por ejemplo, un Richelieu shakesperiano, la eminencia detrás del trono que puede identificarse con tantos personajes de la política, sobre todo en Latinoamérica”, comenta el director. “No tengo dudas”, concluye, “los personajes son universales, no va a haber un abismo con el espectador extranjero como la habría si fuera una historia estrictamente local”.
¿Es ese PRI la misma formación autoritaria de manejos supuestamente perversos que refleja la película? Ocho meses después del acceso del presidente Enrique Peña Nieto al poder es pronto para decirlo, pero Bolado cree que hay una parte que sí, que se refleja en el comportamiento con la prensa y la manera de responder a la ciudadanía, por ejemplo. En abril el director estrenó Tlatelolco, verano del 68, una película sobre otro de los episodios más controvertidos de la historia del PRI, la matanza de estudiantes por disparos de las fuerzas del orden en vísperas de los Juegos Olímpicos de 1968. ¿Cruzará también el charco esta película? El director espera que sí. “Debe haber mayor flujo y reflujo de cine entre México y España, vamos a ver la respuesta y la inquietud a Colosio, si la gente responde abrirá espacio para otras películas”.
¿Y qué película le inspiran las noticias que le llegan ahora desde España? "Creo que se podría retomar Los lunes al sol, de Fernando [León de Aranoa], una obra muy interesante. Pero con otra perspectiva. Ya no la centraría en aquellos parados de los astilleros que no se acomodaban a los nuevos tiempos. Ahora es el país entero el que no se acomoda a los dictados de la Troika o a las indicaciones que llegan de Bruselas".
Babelia
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