Muere Ottavio Missoni, el genio de los estampados
El modisto fallece a los 92 años en su casa en la localidad de Sumirago
Ottavio Missoni, fundador de una de las sagas más célebres de la moda italiana, ha fallecido esta mañana “pacíficamente” y “rodeado de su familia” en su casa Sumirago, a las afueras de Milán. Tai, como le llamaban sus allegados, tenía 92 años y ha disfrutado de una vida legendaria. Hijo de Teresa De Vidovich, condesa de Capocesto y Ragosniza, y de Vittorio Missoni, capitán marino, pasó cuatro años como prisionero del ejército británico en Egipto en 1942. Ya era una figura del atletismo y, tras su liberación, compitió en los Juegos Olímpicos de Londres de 1948 en la disciplina de 400 metros vallas.
Allí conoció a Rosita Jelmini. A ella siempre le gusta recordar que cuando supo que Missoni era diez años mayor le pareció “un viejo”. Entonces, Rosita tenía 16 años y le vio competir en el estadio de Wembley. Se casaron un lustro después y, en 1958, aprovecharon la maquinaría de punto de la fábrica familiar de los Jelmini para crear piezas llenas de color y optimismo que triunfaron en los años sesenta y setenta. Ottavio, en todo caso, ya había demostrado su afición por lo textil al producir con su compañero Giorgio Oberweger los uniformes del equipo italiano.
Ottavio y Rosita gestionaron el imperio hasta finales de los noventa, cuando la compañía vivió su momento más bajo al quedar relegada por los vientos minimalistas que soplaban en la moda. Su hija menor, Angela, tomó la dirección creativa en octubre de 1997 y ha conseguido que la marca recupere prestigio y relevancia. Sus dos hermanos, Luca y Vittorio, también han trabajado en la empresa. El último de ellos está desaparecido ya que el 4 de enero, la avioneta en la que viajaba se esfumó en Venezuela en misteriosas circunstancias que no se han aclarado todavía.
El clan Missoni es uno de los más compactos y queridos de la industria. La tercera generación de los Missoni, con Margarita a la cabeza, ya ha empezado a contribuir al negocio familiar. Aparecen juntos en campañas publicitarias (en 1992, fotografiados por Oliviero Toscani y en 2010, por Juergen Teller) ofrecen una llamativa estampa de familia bohemia y artística que ayuda a las ventas de una empresa que vende sobre todo un estilo de vida.
Su cercanía con el arte era evidente desde sus primeros diseños, inspirados en el trabajo de Sonia Delaunay, y les ha abierto las puertas de museos y exposiciones. Ya en 1978 fueron objeto de una retrospectiva en el museo Whitney de Nueva York. Además de moda, Ottavio creaba tapices y en 1983 firmó el vestuario de una ópera en La Scala.
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